Todo lo que preguntó y dijo Mauricio Macri ante el pedido de detención y desafuero de Cristina Kirchner

Todo lo que preguntó y dijo Mauricio Macri ante el pedido de detención y desafuero de Cristina Kirchner

El Presidente convocó a sus principales funcionarios a su despacho de la Casa Rosada para analizar los pasos a seguir.

"¿Tengo que llamar a Extraordinarias?". La pregunta la formuló Mauricio Macri, este jueves, en el final de la reunión de coordinación, cuando estiró la charla con un grupo de ministros en su despacho de la Casa Rosada para analizar el fallo de Claudio Bonadio que pide el desafuero de Cristina Kirchner en el Senado y su prisión preventiva por traición a la patria y por encubrimiento agravado del atentado a la AMIA. Si lo preguntó fue porque se le pasó por la cabeza, pese a que un sector importante de su administración prefiere a la ex presidenta en libertad. Esa tensión subterránea existe y cobra relevancia cuando llegan noticias de Comodoro Py, pero por ahora no hay dilemas porque Macri sabe que el pedido del juez se topará con la resistencia de los legisladores.

"No. Esto lo tiene que resolver la propia Cámara de Senadores", le explicó Federico Pinedo al primer mandatario. El pedido de desafuero, insistió el senador, no le compete al Poder Ejecutivo, por lo tanto no se podía añadir al decreto con el paquete de iniciativas que anoche el oficialismo blanqueó ante los líderes de la oposición para abordar en extraordinarias. En el macrismo rastrearon herramientas en el reglamento y observaron que el artículo 95 entreabre una puerta para que la comisión de Asuntos Constitucionales, que es la que debe tratar el desafuero, se constituya por sí sola. Pero difícilmente ocurra. "Sería una pérdida de tiempo, no tenemos los votos. La energía tiene que estar en sacar la reforma previsional", dijo uno de los hombres fuerte de Cambiemos en la renovada conformación de la Cámara alta.

Macri quiso saber qué tan sólidos eran los argumentos de Bonadio para pedir el desafuero de la ex presidenta. Germán Garavano, el ministro de Justicia, dio su visión. Contó que había hojeado las 491 páginas del texto y que le parecía una resolución fundada y que estaban muy bien documentadas las irregularidades de toda la negociación del Memorándum con Irán. Aunque advirtió que no deja de ser controvertida la construcción de la figura de traición a la patria porque el juez considera que el atentado a la AMIA es asimilable a un acto de guerra.

"Bueno, seamos prudentes", pidió el jefe de Estado. Predomina una sensación de ambivalencia en Macri. En charlas reservadas ha confesado que no le agradan los movimientos pendulares de la Justicia. Quienes han accedido a esos diálogos cuentan que despotrica contra algunos jueces federales: "En doce años no hicieron nada. Bienvenido que ahora actúen, pero no se puede recuperar todo el tiempo perdido en sólo dos años".

 El jueves, cuando se analizó la situación de Cristina y las detenciones de Carlos Zannini, Luis D'Elía y Fernando Estecheestaban, además de Garavano y Pinedo, Mario Quintana, Gustavo Lopetegui, Rogelio Frigerio y Guillermo Dietrich. Uno de ellos preguntó si las declaraciones de Miguel Angel Pichetto ("la gran mayoría considera que no procede el desafuero") eran sinónimo de nuevos obstáculos para sacar el paquete de leyes, en especial la reforma jubilatoria. Pero coincidieron en que son cuestiones distintas. "Miguel fue uno de los que hizo campaña por el Memorándum", se recordó.

A esa altura de la conversación, Marcos Peña, el jefe de Gabinete, y Emilio Monzó, el presidente de la Cámara de Diputados, ya se habían ido porque tenían un encuentro con las espadas parlamentarias de Cambiemos. Peña les informó en esa reunión que Macri ya había firmado el decreto para convocar a sesiones extraordinarias y que el lunes se publicará en el Boletín Oficial. Luego, pasó especialmente por la sala de periodistas de la Casa Rosada para responderle a Cristina, quien había dicho que Bonadio "ejecuta" los pedidos de Macri, "Los argentinos saben que no vinimos a manipular la Justicia", sostuvo.

 En privado, un ala del macrismo asegura que la acusación de que la ex presidenta es una perseguida política "es un disparate" y desliza que la resolución de Bonadio y las reacciones de las distintas facciones del PJ forma parte de los sinuosos caminos de la "sangrienta interna peronista". Un funcionario lo explicaba así cuando caía la tarde en la Casa de Gobierno: "Bonadio es peronista y lo nombró el peronismo. Todos los jueces que están hoy fueron nombrados en distintos gobiernos peronistas y el sistema judicial funciona con los parámetros que puso el peronismo. Los que ahora reaccionan y llaman a la resistencia lo saben. Por eso, pese a lo que se dice para la TV, nadie deja de hablar con nosotros ". Quien no dejó de hacerlo fue Alicia Kirchner. Ayer, casi a la misma hora que Cristina desataba su furia contra la administración macrista, la hermana de Néstor Kirchner se reunía con un ministro en la Casa Rosada. Entró y salió apurada para que nadie la viera.

 

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