Los trabajadores de ARBA crearon una agrupación para defenderse de Fossatti

Los trabajadores de ARBA crearon una agrupación para defenderse de Fossatti

Desde el comienzo mismo de su gestión, Gastón Fossati se paró en la vereda de enfrente de los trabajadores de ARBA. Desde el intento a recortar los beneficios de las empleadas embarazadas hasta el llevar adelante reparaciones que son meros retoques estéticos, pasando por nombramiento de empresarios amigos y el polémico sistema biométrico que controla como presos a todos los trabajadores de la estructura. Sistema que, habiendo costado más de 7 millones de pesos de las arcas provinciales, aun no funciona como corresponde.

En incontables ocasiones, fueron los mismos trabajadores los que acercaron reclamos y nuevas ideas a los medios de comunicación, en un intento desesperado de dignificar el lugar de trabajo. Reclamos tan simples como agua potable y techos, cayeron sin embargo en oídos sordos. Aun hoy, el agua del edificio está contaminada y cuando llueve, algunas oficinas deben clausurarse ante la llamativa cantidad de agua que comienza a caer del techo sobre las computadoras y los elementos de trabajo.

Aquellos reclamos eran, no obstante, desordenados e intermitentes. Lo suficiente como para que el titular de ARBA, Gastón Fossati, pueda meter la cabeza bajo la almohada y simular que nunca ocurrieron. Hasta hoy.

En las últimas horas, los trabajadores se agruparon masivamente alrededor de un reclamo: Trabajo digno. En las propias palabras que marcaron el eje fundacional de la asociación ARBA DIGNA, se creó “un ámbito de realización donde se prioriza la cultura del trabajo en condiciones adecuadas, con el respeto a la diversidad, con la inclusión, sin el atropello de la masificación y en el convencimiento de lograr poner un llamado de atención sobre algunos aspectos que se llevaron puesta nuestra condición de personas con familia, derechos y obligaciones pero por sobre todo: Dignidad”.

Consultados por REALPOLITIK, los fundadores del grupo aclararon que “alguien tenía que decir algo. Y somos nosotros los que decimos algo. Algo es más que nada y es al menos un comienzo para que todos y cada uno despertemos conscientes de que es hora de hacer valer nuestros derechos”.

La respuesta de Gastón Fossati a ARBA DIGNA fue tan poco digna como esperable, luego de casi dos años de la que promete ser la peor gestión de la historia de la institución. No buscó respuestas para los reclamos ni intentó contactar a sus fundadores para consultarlos acerca de sus inquietudes, siendo estas tan evidentes. Muy por el contrario, ordenó filmar los pasillos del edificio para observar quienes son los que reparten los panfletos por debajo de las puertas de las oficinas, para así poder despedirlos. “Lo que no sabe Fossati es que la verdad vence, y que las ganas de tener un trabajo más digno se agiganta en espacios que sus espías no pueden filmar, y que el reclamo seguirá creciendo a pesar de sus cámaras, de sus superficiales reparaciones, de sus controles y de su falsa modernidad”, sentenciaron desde ARBA DIGNA. 

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