Traspié de Temer en su polémica reforma laboral

Traspié de Temer en su polémica reforma laboral

El proyecto eleva a 12 horas la jornada de trabajo, autoriza que embarazadas trabajen en fábricas sin condiciones sanitarias y permite que en cada empresa se firmen acuerdos por fuera de las negociaciones colectivas.

PáginaI12 En Brasil

Desde Brasilia

A diez días de la huelga general convocada por las centrales sindicales, la oposición, liderada por el Partido de los Trabajadores (PT) rechazó la (contra)reforma laboral impulsada por Michel Temer y las entidades patronales. 

Luego de horas de deliberaciones acaloradas la Comisión de Asuntos Sociales del Senado rechazó por diez votos a nueve el proyecto del oficialismo presentado por Ricardo Ferraco del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), principal aliado del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), del presidente Temer.

El proyecto vencedor fue presentado por el ex sindicalista Paulo Paim, del PT, que también es quien lleva la voz cantante de la oposición frente al proyecto de reforma previsional.

Durante el debate Paim mencionó que la propuesta del Palacio del Planalto agravará la desocupación que ya supera los 14 millones de trabajadores y advirtió que dar respaldo la “precarización” era un suicidio político.

“Si ustedes votan este proyecto estarán renunciando a ser reelectos” comentó el legislador además de repasar el alto rechazo del gobierno “impopular” empeñado en aplicar un programa neoliberal con forceps.

“Esto fue una victoria del pueblo brasileño” conmemoró Paim al final de la sesión mientras sus compañeros de bancada se abrazaban y surgía la consigna Fuera Temer en la sala del Senado donde el oficialismo reconoció la fractura de la coalición conservadora integrada por el PSDB y el PMDB.

El autor del proyecto oficialista senador Ferraco, del PSDB, aceptó que la crisis del gobierno es “grave” y la situación de Temer es “insustentable”.

Desde la Presidencia, uno de los laderos del mandatario, el ministro Wellington Moreira Franco, del PMDB, lamentó la posición “contradictoria” del PSDB, uno de cuyos legisladores votó con la oposición.

Mientras la  alianza política parecía hacer agua en el Congreso, en la city de San Pablo el mercado no escondía su preocupación, la Bolsa de Valores se desplomó el 2,01 por ciento y el dólar creció el 1,4 por ciento.

Si el mercado aún no bajó definitivamente el pulgar al gobierno surgido tras el golpe que destituyó a Dilma Rousseff fue porque aguarda la aprobación de las reformas laboral y previsional.

Ocurre que si hay problemas para el cambio del sistema laboral, que es una ley ordinaria cuya aprobación necesita de mayoría simple, será prácticamente imposible conquistar votos para la previsional que requiere de una enmienda constitucional para la cual es necesaria una mayoría especial.

De todos modos el traspié sufrido ayer por el Planalto puede revertirse cuando el proyecto sea tratado en el Plenario.

La propuesta pretendidamente “modernizadora”, según la publicidad oficial,  es de hecho un “atraso”, según la Central Unica de los Trabajadores.

Representa una regresión a las relaciones laborales, casi precapitalistas, imperantes antes de la Consolidación de las Leyes del Trabajo (CLT) sancionada en la década de 1940 por el presidente Getulio Vargas.

Eleva a 12 horas la jornada laboral, autoriza que mujeres embarazadas trabajen en fábricas sin condiciones sanitarias y permite que en cada empresa se firmen acuerdos con sus empleados por fuera de lo establecido en las negociaciones entre sindicatos y patrones.

“El capital financiero internacional tiene profundo interés en que la reforma sea aprobada en Brasil, porque servirá de modelo de precarización” para otros países, explicó Marcos Lisboa, secretario de Relaciones Internacionales de la CUT, y miembro de la Organización Internacional del Trabajo, que la semana pasada cuestionó la normativa.

El traspié en el Parlamento no era esperado por la oposición ni por Temer, de gira por Rusia donde hoy se reunirá con su homólogo Vladimir Putin.

El fracaso oficialista en Brasilia repercutió de inmediato en Moscú donde el presidente habló ante empresarios rusos a los que prometió “nuevos mercados y oportunidades de inversión” protegidos por una legislación “moderna”.

Antes de partir, la oficina de prensa del Planalto había anunciado el viaje como una visita a la “República Socialista Soviética”: otro atraso del régimen. Posiblemente una de las premisas del viaje haya sido revertir la agenda negativa que acecha al gobierno, desde el estallido del escándalo de la carne.

El 17 de mayo la prensa informó que Temer fue grabado durante una conversación con el magnate Joesley Batista, dueño del frigorífico JBS que es (o era) el mayor exportador de carnes del mundo.

A raíz del torbellino causado por el caso, JBS anunció ayer la venta de activos por casi dos mil millones de dólares luego de que el grupo perdiera el 60 por ciento de su valor de mercado.

A poco de aterrizar en Moscú Temer dijo que una de sus prioridades era aumentar venta de carnes, incluso las de JBS, cuyo dueño Joesley Batista pasó de ser un aliado a un enemigo jurado.

Luego de ser recibido por una escolta de honor en el aeropuerto formada por soldados altos ante quienes Temer parecía aún más pequeño, el visitante fue indagado por la prensa sobre su situación penal luego de que la Procuraduría abrió una investigación por supuesta corrupción y obstrucción de la justicia. Calmo, el mandatario se limitó a responder  “vamos a esperar” la evolución de la causa.

Ayer por la noche la Policía Federal concluyó parte del peritaje del cual surgieron con “vigor” indicios de que Temer fue parte de la trama de corrupción junto a JBS.

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