Es la cara visible del equipo del Gobierno que negocia paritarias. Esa tarea le ha deparado satisfacciones a Ulpiano Suárez, el subsecretario de Gestión Pública y Modernización del Estado. De hecho, no habla de otra cosa que no sean esas negociaciones.

Incluso dice que están trabajando en un ítem de metas y objetivos que sería probado en un organismo provincial durante el 2018, para incluirlo en la negociación paritaria 2019.

Se muestra satisfecho y cuenta que los 18 acuerdos logrados hasta el viernes alcanzan a 45 mil empleados estatales que empezarán a cobrar el incremento salarial 2018 con el sueldo de enero. Ahora sólo falta un paso más: cerrar con SUTE.

“Planteamos premisas claras. No negociamos pases a planta, ni ascensos y avanzamos con los concursos. Tampoco negociamos el descuento de los días de paro.

Pero también se generaron otros ámbitos para plantear cosas. Siempre estuvieron las puertas abiertas para charlar con los gremios, aún con los más duros”, señaló.

Suárez es un apellido ilustre en el radicalismo de San Carlos. De hecho, él es el tercer Ulpiano radical que ocupa funciones públicas: su abuelo fue diputado provincial, su padre fue senador y diputado provincial. 

Detalles de la familia: su padre es hermano de otro Suárez dirigente: Rodolfo Suárez, el actual intendente de la Ciudad de Mendoza. Otro de los tíos es el periodista y empresario de medios Roberto Suárez.

Los Suárez radicales vienen de San Carlos. Claro que el clan al que pertenece no es el mismo que el de los otros Suárez radicales, el de Leopoldo y Facundo. “Nosotros éramos de Renovación y Cambio, ellos de Línea Nacional” recuerda el negociador del Gobierno.

Otro detalle de la familia: fue el padre quien afilió al radicalismo a quien ahora es gobernador de la provincia. Alfredo Cornejo era de Eugenio Bustos y admirador de Raúl Alfonsín y Ulpiano padre era representante del alfonsinismo en San Carlos. 

Allí conoció a Cornejo. Ulpiano hijo, más conocido como Yayo, ingresaba en la pubertad y Cornejo empezaba a hacer sus primeras armas en la política militando en el local instalado en la vieja farmacia de La Consulta, que había abierto Ulpiano abuelo.