No hay unanimidad en la CGT para avanzar con un paro

No hay unanimidad en la CGT para avanzar con un paro

Apuesta a una reacción del Gobierno tras la movilización de pasado mañana

 

En la CGT no existe hoy unanimidad para activar lo que sería el primer paro general contra la gestión de Mauricio Macri.

Si bien una amplia mayoría de los gremios habilitó al triunvirato de mando para convocar a una huelga tras la movilización de pasado mañana, la cúpula de la central obrera evitó hasta ahora una definición y mantiene abierta bajo presión una negociación con la Casa Rosada.

Con el correr de los días, la marcha de pasado mañana al Ministerio de la Producción sumó cuentas a su rosario de demandas. Los ejes del reclamo irán mucho más allá de denunciar el incumplimiento empresario del pacto antidespidos y de exigir un giro en la política oficial en lo relativo a las importaciones. La movilización también será en rechazo al techo salarial de 18 por ciento que el Gobierno pretende fijar en las negociaciones y en solidaridad con la medida de fuerza que llevan adelante los docentes y con lo que fue la judicialización de la paritaria de los bancarios.

Macri ordenó el jueves a sus ministros Jorge Triaca (Trabajo) y Francisco Cabrera (Producción) refutar los argumentos de los gremios con estadísticas y empujar la pelea retórica al territorio político-electoral. Ambos funcionarios indicaron a LA NACION que las importaciones fueron menores en 2016 que en 2015 y deslizaron que el endurecimiento de los sindicatos peronistas es una consecuencia del año electoral y de la interna no resuelta del poskirchnerismo.

La determinación de avanzar hacia un paro divide a la CGT. La movilización servirá como herramienta de presión, pero no clausurará el diálogo con el Gobierno. Siguen aceitados los intercambios informales entre Triaca y algunos dirigentes de peso de la central.

Hay sindicalistas que están en condiciones de debilidad para negociar por la coyuntura de su actividad. Desde el Gobierno apelarán a ellos para intentar frenar la maduración del paro. Un primer paso fue la reciente divulgación de la Encuesta de Indicadores Laborales, que prevé que el sector de servicios, la construcción y el comercio serán los motores que generarán más empleo durante este año. La expectativa oficial está focalizada en la reactivación de la obra pública y el consumo. Las estadísticas que encargó especialmente el Ministerio de Trabajo llegaron a manos de Gerardo Martínez (Uocra) y Armando Cavalieri (Comercio), referentes de dos bastiones cegetistas que no están dispuestos a romper puentes con la Casa Rosada. Martínez integra el grupo de los independientes, junto con los estatales Andrés Rodríguez (UPCN) y José Luis Lingeri (Aysa). Mientras que Cavalieri integra desde hace décadas el influyente sector de "los Gordos" (grandes gremios de servicios).

"La movilización es de todos. El paro es nuestro". Con esta frase, Luis Barrionuevo dejó en evidencia ante sus pares de la CGT que sigue aún abierto el debate interno. La sentencia del gastronómico, además, traza una frontera en la geografía gremial: de prosperar la medida de fuerza, serán sólo los sindicatos de la CGT quienes definirían la fecha y la modalidad del eventual paro. A lo que ellos resuelvan se adherirían las dos vertientes de la CTA, los piqueteros y la izquierda.

En la misma reunión en la que Barrionuevo sugirió avanzar en un paro, Hugo Moyano opinó diferente. El jefe de los camioneros, que está jugando en tándem con el Gobierno en la difícil cruzada por la normalización de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), intentó dilatar la profundización de la pelea y llamar a un gran plenario gremial. Moyano contradijo así a su hijo Pablo, que construye en las sombras un frente gremial que no comulga con el triunvirato de mando de la CGT y que pretende erigirse como el faro opositor al macrismo. Paradojas de una interna que ya excede lo familiar.

El futuro del hijo de Moyano es incierto. Amenazó con abandonar la CGT por una tensa disputa que mantiene con el metalúrgico Francisco Gutiérrez, un aliado del kirchnerismo. La pelea es por la regularización de las seccionales del interior, donde ambos intentaron imponer dirigentes propios. Sin embargo, la puja es más vieja: Moyano se opuso a Gutiérrez cuando el metalúrgico intentó municipalizar el servicio de recolección de residuos de Quilmes durante su gestión como intendente.

Dos de los tres integrantes del triunvirato de mando de la CGT reconocieron a LA NACION que el paro no está aún definido. Pasado mañana, ante la multitud que anhelan reunir, los gremialistas reforzarán sus advertencias al Gobierno. Confían en que se repita lo de 2016, cuando Macri neutralizó lo que iba a ser el primer paro con concesiones de fondos para las obras sociales, un bono para compensar la inflación y exenciones impositivas. Ahora apuestan a conseguir eso, más una garantía oficial de que el empleo dejará de caer. "El mejor paro es el que sirve para negociar", concilió uno de los jefes.

Las diferentes posturas de los sindicatos

Quieren ir al paro

Los gremios industriales, que fueron los más golpeados por los despidos y la apertura de las importaciones, son los que más empujan para que la huelga se cristalice. En la misma línea se mantienen los bancarios y los gremios docentes

Sin una posición tomada

Una amplia mayoría de gremios suigiere elevar la presión al Gobierno, pero no están convencidos todavía de avanzar con el paro. Integran este sector dirigentes de "los Gordos" y de la confederación de gremios del transporte. Barrionuevo también se apuntan en este grupo, a pesar de que el miércoles sugirió profundizar el plan de lucha

No quieren parar

Hugo Moyano y Armando Cavelieri están dispuestos a mantener el diálogo y a no romper puentes con el Gobierno.Comparten esta postura algunos gremios del transporte vinculados al sector aeronaútico y el ruralista Gerónimo Venegas, que es un aliado del macrismo a partir de Fe, su fuerza política

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