Uocra: detuvieron al sospechoso de contratar a los sicarios

Uocra: detuvieron al sospechoso de contratar a los sicarios

Investigan el ataque a un colaborador del interventor

 

Después de una extensa investigación, que combinó seguimientos en el terreno y bucear en una maraña de nombres en las redes sociales, efectivos de la Policía Federal detuvieron en pleno centro de Rosario al jefe de los sicarios que el 12 de marzo fueron a asesinar al sindicalista de la Uocra Juan Galván, a quien hirieron de gravedad, y terminaron acribillando a su ayudante y pariente Julio Garcilazo.

Enrique Juan Manuel, de 33 años, apodado Pucca, como el dibujo animado coreano-canadiense, fue detenido en Juan Canals y Avenida del Rosario, en el sur de la ciudad, mientras estaba con su madre y planeaba encontrarse con una expareja.

La Policía Federal lo buscaba desde hacía varios días en distintos sitios de Rosario, luego de que la investigación de los teléfonos de los dos detenidos condujo a este del barrio La Tablada y vinculado a la barra de Rosario Central.

Pucca fue quien proveyó a los dos sicarios de las armas, un Renault Kangoo rojo, los teléfonos y quien señaló el blanco que debían matar aquella madrugada del 12 de marzo en Puerto General San Martín. Los sicarios elegidos fueron Alexis Sánchez, alias Mexicano, y Diego Martínez.

Los investigadores señalaron a LA NACION que están convencidos de que Pucca fue contratado para matar a Galván, a quien no conocía. "Fue un crimen por encargo, claramente", aseguró una alta fuente de la causa.

La pesquisa se orienta a que la ejecución fue tramada desde La Plata, donde hicieron contacto con Pucca, sicario profesional, para matar al dirigente, mano derecha de Carlos Vergara en la intervención de la Uocra de La Plata. Galván, a quien hirieron de tres disparos en el ataque, era el secretario del interventor desde el 26 de septiembre pasado, cuando la Justicia intervino el gremio tras la detención Luis Medina, alias Pata.

Los investigadores llegaron a esa conclusión sobre la base de que los sicarios no conocían el rostro de la persona que debían matar. Por eso, aquella madrugada en Uruguay al 2000, en Puerto General San Martín, gritaron el nombre de Galván. Algo falló.

En vez de que saliera el dirigente gremial a la calle fue su ayudante quien lo hizo. Le estaba cebando mates a Galván mientras se preparaba para viajar a La Plata. Garcilazo pisó la vereda y fue acribillado. Murió casi en el acto, tendido en la calle.

Cuando los sicarios vieron su rostro se dieron cuenta de que habían errado el blanco. Y fueron por Galván, quien se escondió detrás de unas heladeras en un garaje. Fue alcanzado por las balas, pero no lograron matarlo. Quedó internado en grave estado y sobrevivió.

Los dos sicarios huyeron corriendo. Porque Pucca, que los esperaba en un auto, decidió abandonarlos cuando escuchó el sonido de la sirena de un patrullero, alertado tras la seguidilla de disparos que rompieron el silencio de esa madrugada.

Mientras escapaban, Pucca les ordenó por teléfono que se "descartaran" (que arrojarán las armas) y que "destruyeran" los chips de los celulares. Uno de los teléfonos sobrevivió y fue una de las claves para bucear en la investigación para llegar al jefe de los sicarios. Esa noche Pucca logró huir.

El peritaje de ese teléfono fue clave para comenzar a nutrirse de algunas pistas del jefe de los sicarios. Pero se escabullía. Finalmente lo encontraron en Rosario, luego de que tramara un encuentro con una expareja.

Ahora la investigación avanzará hacia quiénes contrataron sus servicios. Todas las miradas apuntan a La Plata y a las internas en torno del gremio que condujo Medina.

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