Vidal es casi una candidata testimonial del oficialismo

Vidal es casi una candidata testimonial del oficialismo

La campaña del oficialismo está volcada totalmente sobre la figura de la gobernadora María Eugenia Vidal y esta semana se puso en evidencia que hay una preocupación mayor por los números que la que manifiestan los voceros del PRO tanto a nivel bonaerense como nacional y las versiones indican  que el propio presidente Mauricio Macri no pierde oportunidad de reclamarle a los propios que redoblen los esfuerzos en Buenos Aires, incluso si es necesario desatender otros distritos porque el equipo del mandatario considera que solo ganándole a Cristina Fernández de Kirchner el gobierno podrá mostrar un triunfo.

 

Por eso el macrismo bonaerense, que vuelve a tener en Vidal a su mejor discípula, pone toda la carne en el asador, pero además pone también la entrada, las bebidas y el postre, porque está claro que la principal figura de Cambiemos en todo el país, pone en juego prácticamente todo su capital político y una derrota a manos de la ex presidenta liquidaría cualquier chance de aspiración personal a futuro, al menos de cara al 2019.

Como dijimos en este espacio hace apenas una semana, la gobernadora se vio obligada a dar un giro de 180 grados en su discurso, para pasar de minimizar una derrota, a asegurar que si el oficialismo no gana se vería comprometido el combate contra las mafias, el narcotráfico y el juego clandestino.  Y para reforzar esa hipótesis, Elisa Carrió volvió al territorio bonaerense y coincidió con los riesgos que traería aparejado una derrota de Cambiemos.

Vidal es casi una candidata testimonial, su imagen y su voz aparece en prácticamente todos los spots radiales y televisivos de Esteban Bullrich y Graciela Ocaña, y su presencia en los actos de campaña es constante, tanto que hasta sería válido preguntar si aplicando la misma regla que hizo renunciar a los candidatos que tenían funciones, no sería conveniente que la jefa del Estado bonaerense pidiera licencia si es que se va a dedicar de lleno a la campaña, como los está haciendo hasta ahora.

Por el momento al menos, la estrategia del PRO, que además incluye esconder a algunos intendentes como el marplatense Carlos Arroyo, que reconoció que tiene la orden de no aparecer en los actos de campaña, y a prácticamente todo el radicalismo, no estaría dando resultado porque apenas un puñado de encuestas reflejan un triunfo del oficialismo, pero siempre dentro de los márgenes de error, es decir que en realidad muestra un empate técnico.

Los aciertos de CFK

El primero en notar que el cambio de estrategia de la ex presidenta podía representar un problema para el gobierno fue el principal asesor en materia comunicacional, Jaime Durán Barba, quien destacó que la estética del acto en Arsenal fue la correcta y apenas unos días después consideró que el techo electoral de Cristina ronda los 40 puntos.

Hoy ese adelanto se está materializando en un crecimiento lento pero sostenido de Unidad Ciudadana en casi todos los sondeos de opinión, incluso algunos de los que encarga el gobierno nacional.

Es que a los cambios estéticos, la es presidenta la sumó después un armado de listas que prescindió de todos los dirigentes de peso y una especie de “purga” que dejó afuera de su nuevo frente electoral a algunos de los kirchneristas mas fanatizados, como Luis D´elia y Gabriel Mariotto, y que podría llegar incluso al desplazamiento de figuras centrales de La Cámpora, como es el caso de Andrés “El Cuervo” Larroque, que sería reemplazado de la Secretaria General de esa organización.

La otra novedad se da en la militancia, porque por primera vez en 10 años la única orden es “no hagan nada”, para evitar así el efecto rechazo que genera la sobre participación de los sectores ultra K.  Si bien en los territorios esta estrategia se convirtió en una rareza absoluta, por el momento está mostrando sus frutos porque han desaparecido las referencias a La Cámpora y Máximo Kirchner en las críticas a CFK.

Además, algunos sectores del randazzismo, por ejemplo el Movimiento Evita se encuentra en plena crisis porque  ganó lugar el debate interno sobre la necesidad de acompañar a Unidad Ciudadana para ponerle un freno efectivo a las políticas de ajuste del gobierno, lo que dejó al espacio al borde de la ruptura en varios distritos.

Massa, el problema del massismo

La ancha avenida del medio se angosta a expensas del ex ministro del interior y transporte Florencio Randazzo, que finalmente terminó disputándole votos al ex intendente de Tigre, que hoy en su alianza con Margarita Stolbizer, no está seguro de alcanzar los números suficientes para ser protagonista en octubre, para cuando se espera que se profundice la polarización.

Pero Massa es distinto del massismo, que en varias secciones electorales bonaerenses tiene  chances de hacer una muy buena elección, para lo cual esta semana se puso en marcha una estrategia que corre al diputado nacional del centro de la escena y busca mostrar a los candidatos locales junto a dirigentes de peso como Daniel ArroyoJorge Sarghini y Felipe Solá.

La encerrona de este espacio es que necesita por lo menos quedar segundo en las PASO, para consolidarse como principal polo de atracción para el “voto útil”, indistintamente de quien quede en el primer lugar.

Pero tampoco puede descuidar el frente interno, porque cada vez más dirigentes del Frente Renovador ven en el randazzismo una opción sin la pesada carga del GEN, a quien muchos consideran una opción netamente gorila, lo que ha llevado a un corrimiento de un sector de los votos massistas hacia el ex ministro.

Pero en los distritos y las secciones la realidad es distinta, aunque en esta oportunidad no hay certezas acerca de si esos votos serán trasladables a los candidatos nacionales.  Pero tanto en la Primera como en la Octava los números para el massismo parecen muy bien, por lo que en este caso la tracción de la boleta hacia arriba podría convertirse en realidad en una mochila muy difícil de llevar.

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