Actores del gran sainete nacional

Por Pablo Sirvén

Dos escenas políticas antagónicas tuvieron lugar en estos días protagonizadas por conocidos actores: en la primera se los veía sonrientes mientras aplaudían a la Presidenta a rabiar cuando anunció el envío al Congreso del proyecto de la ley del actor. 

En la otra, protestaban ante la Agencia Gubernamental de Control, con una intervención artística, contra la clausura de espacios culturales y teatros independientes en la ciudad de Buenos Aires. Otra de las tantas maneras en que se expresa la guerra entre kirchneristas y macristas.

Luis Brandoni, distinguido hace poco como Ciudadano Ilustre por la Legislatura porteña, víctima de "listas negras", amenazas de muerte y exilio en el final del peronismo de los 70 y después también perseguido por la dictadura militar, viene hablando, en contraposición con aquéllas, de las "listas blancas" del kirchnerismo que favorecen con frecuentes contratos sólo a los artistas que profesan de manera ferviente la religión oficialista. Pronto ampliará este tema en Conversaciones en LA NACION.

Tras haber volcado el Estado fabulosas fortunas en múltiples ficciones audiovisuales y en cantidad de recitales públicos, más la habilitación por decreto de una millonaria caja para que cobren derechos por la utilización de sus imágenes, ahora Cristina Kirchner busca seguir congraciándose con los artistas, complaciéndolos con el deseo más preciado por ese peculiar tipo de empleados: la relación de dependencia. Así lo consigna en los considerandos del texto enviado al Parlamento, cuyo móvil principal -expresa- es "dar cobertura desde lo previsional a un colectivo de trabajadores que se caracteriza por su discontinuidad laboral".

La implementación del sistema en ciernes, que desvela y preocupa a los empresarios artísticos, fue una iniciativa de la hiperoficialista Asociación Argentina de Actores (AAA), que tomaron a su cargo los ministerios de Trabajo, Cultura y Desarrollo Social, la Anses y la AFIP. Representantes de los sectores involucrados ya intercambian pareceres al respecto con la ministra Teresa Parodi, que lleva el tema adelante.

Según los últimos datos disponibles correspondientes al período 2013, que reveló en un dossier el gremio actoral, entre aportes patronales (18%) y de los actores (15% + 3%), el Sistema Previsional y de Seguridad Social podría percibir más de 103 millones de pesos, aunque esa cifra sería sensiblemente superior con las actualizaciones salariales para ese gremio de los dos últimos años.

"Actualmente esta suma de dinero queda en los bolsillos de los empresarios teatrales, televisivos, cinematográficos y publicitarios de nuestro país", explica ese informe en un párrafo poco amistoso hacia el sector privado, como si el propio Estado, siguiendo el mismo razonamiento, no se hubiese quedado también en sus arcas con idénticos dineros, cada vez que convocaron a actores a trabajar en teatros y emisoras públicas.

La pregunta del millón es cómo implementar esa propuesta si la característica esencial del trabajo actoral es la temporalidad. El sindicato asegura que la medida impactaría en los 16.012 actores que tiene contabilizados en todo el país y que el esfuerzo económico mayor tendrá que hacerlo la televisión (47,71% del dinero que se pretende recaudar).

El recibimiento de la novedad entre los actores fue de gran algarabía, la cara de emoción de Jorge Marrale fue repetida varias veces en 6,7,8y Alejandra Darín, titular de la AAA, le mandó una efusiva carta de agradecimiento a Cristina Kirchner con el cálido encabezamiento de "Querida Presidenta".

El texto enviado por el Poder Ejecutivo al Congreso entró por Diputados y fue girado para su estudio y discusión a tres comisiones: Previsión y Seguridad Social, Legislación del Trabajo, y Presupuesto y Hacienda. La agitación preelectoral hace presuponer que no profundizarán en el tema hasta después de las elecciones.

La cercanía de un cambio político en el país, aun cuando pueda llegar a ganar el candidato que el oficialismo apoya a regañadientes, empieza a producir crujidos también entre los actores. Algunos de ellos realmente impensados: sottovoce se habla desde hace un tiempo de una entidad en formación que, más que disputarle espacio a la hiperK Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes (Sagai), buscaría complementarla cobrando los derechos de imagen de los artistas argentinos registrados en producciones extranjeras, algo que la entidad dirigida por Pepe Soriano se empecina en no hacer, lo que le ha costado tener que afrontar serias demandas internacionales. El reciente cambio del fiscal en esa causa favorecería a Sagai. Algunos suspicaces entienden que el curso de oratoria que esa entidad impartiría a los fiscales, y que levantó tanta polémica, funcionaría como un intercambio bastante lineal de favores.

Sagai maneja una cuantiosa masa monetaria, según su último balance: al 31 de diciembre pasado su patrimonio neto ascendía a $ 68.658.906, en tanto reconocía depósitos en plazo fijo por $ 246.848.865, de los cuales los afiliados sólo ven una parte.

En su paso reciente por Conversaciones en LA NACION, el actor Federico Luppi dijo una gran verdad: "No nos dividen las ideologías, sino los intereses".

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