Advierten que ya empezó el "desajuste" de las cuentas públicas y se profundizará aun más

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Un informe de Invecq Consulting señala que junio la marcó un punto de inflexión en en el deterioro de las cuentas públicas y por ello reclama mayor prudencia fiscal. De no hacerlo, el riesgo es mayor presión cambiaria y dificultades para domar a la inflación.

La tentación de expandir el gasto público y frenar ajustes inexorables durante la campaña electoral, como es el caso de las tarifas de servicios públicos, pareció dar señales de prudencia en los primeros meses del año, reflejada en los datos de equilibrio fiscal primario de los primeros meses del año.

Pero esa "buena letra" en materia de cuentas públicas parece ahora volver a las viejas costumbres, al punto que junio ya estaría marcando un quiebre en la tendencia, que muy probablemente se intensifique en el segundo semestre al calor de la acalorada disputa electoral que se avecina.

Un informe de Invecq Consulting asegura que junio establece un punto de giro en la dinámica de ingresos y egresos, acentuando el déficit fiscal primario.

Esto marcaría el inicio de un deterioro de las cuentas públicas en los próximos meses, que en función de las urgencias electorales desoye incluso lo aconsejable en momentos en que el país negocia un nuevo programa con el Fondo Monetario Internacional que le permita reprogramar una deuda de u$s 44.000 millones más intereses y cronograma de pagos muy exigente para 2022 y 2023.

En la dinámica de junio "los ingresos totales cayeron 4% real, el gasto total creció 3%, el gasto primario creció 13% y crecieron tanto el déficit primario como el déficit total. Es decir que junio representa un quiebre de tendencia que, con seguridad, se profundizará en los meses siguientes", sostiene Invecq.

Lo que explica, en parte, este desempeño fueron los menores ingresos previstos por derechos de exportación y el Aporte Solidario Extraordinario, junto a un mayor gasto previsible en el tramo final de la campaña electoral.

Según la consultora que conduce el economista Esteban Domecq, la evolución de las cuentas fiscales de los primeros meses del año mostraba una cierta prudencia fiscal que, sin embargo, Invecq ponía en duda para la segunda parte del año.

"Hoy, con los números del primer semestre, confirmamos aquello de que 'una golondrina no hace verano' al identificar que las finanzas públicas han comenzado desde junio un nuevo ciclo de desajuste en relación al 2019", apuntó el informe.

Justamente ése fue el último año de gobierno de Mauricio Macri ", cerró con el menor desequilibrio fiscal desde 2013", afirmó.

FUTURO CERCANO

Hacia adelante, las mayores presiones viene por el lado del gasto. En primer lugar, por la evolución de las jubilaciones. "Dado el diseño de la fórmula de movilidad jubilatoria, es probable que en junio hayamos visto el piso de este gasto y que desde aquí en más comience a incrementarse a un ritmo más acelerado que el de la inflación", destaca el documento.

A esto hay que agregar los bonos, como el que se pagará en agosto y requerirá una erogación de 30.000 millones de pesos.

Pero además la partida de subsidios económicos ya venía "desajustada",  y en junio "muestra un crecimiento de casi 100% real versus 2019". Esto se relaciona con la política tarifaria, con un congelamiento que en opinión de Invecq "llegó para quedarse, salvo que se diseñe un programa con el FMI".

También inciden las transferencias a las provincias y los programas sociales implementados para contener el impacto en los sectores más vulnerables.

Un último punto gira en torno al perfil de la deuda, cuyos intereses cayeron tras el canje con acreedores privados pero "empezarán a crecer durante el segundo semestre como consecuencia de las colocaciones a corto plazo que se hicieron en el mercado local durante el primer semestre".

En este contexto, Invecq enciende las alarmas y por ello considera que la "responsabilidad fiscal debería ser algo superior" en un contexto de inestabilidad como el actual y a menos de nueve meses de necesitar un acuerdo con el Fondo para no caer en default.

"De lo contrario, la presión cambiaria continuará empeorando y la ansiada reducción de la tasa de inflación será más difícil de ser conseguida", remató la consultora. 

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