Alberto sueña con una nueva CGT, con el 50% de mujeres en la conducción

Alberto sueña con una nueva CGT, con el 50% de mujeres en la conducción

La central obrera prepara su renovación de autoridades para el 20 de octubre y analiza complacer al jefe de Estado con un cambio en su estatuto para incorporar el cupo femenino.

La renovación de la CGT, pautada por ahora para el 20 de octubre con un congreso de elección de autoridades, incluirá un debate por la incorporación del cupo femenino que en el Gobierno anhelan llevar a la mitad de los cargos en el Consejo Directivo. El planteo parte de una eventual modificación del estatuto de la central obrera para adosarle a cada cargo un sillón “alterno” de modo de garantizar en cada uno de esos puestos la presencia de una mujer. Se trata de tesis de máxima de la administración de Alberto Fernández y de la traducción de ese deseo por parte de los dirigentes más afines al Frente de Todos, pero en varios de los gremios más influyentes ya hubo protestas y negativas.

La posible reforma suena a revolucionaria si se tiene en cuenta la actual participación de mujeres en puestos directivos de la CGT: con una estructura que consta de una jefatura formal que en la actualidad ocupan Héctor Daer y Carlos Acuña como secretarios generales, y con 35 cargos más, el Consejo Directivo apenas cuenta con una mujer en esa mesa. Es Noé Ruiz, secretaria general del gremio de modelos y responsable del área de Igualdad de Oportunidades y Género de la central sindical. La conducción vigente que arrancó en 2016 incluía a otra mujer, la médica Sandra Maiorana, a cargo de la Secretaría de Salud, pero renunció al cargo por diferencias con la cúpula.

El salvoconducto que idearon los abogados de la organización es una modificación estatutaria que debería votar un Congreso Extraordinario el mismo 20 de octubre, previo a la realización del cónclave ordinario de elección de autoridades. En esa instancia anterior los congresales de la CGT deberían aprobar que cada secretaría, con excepción de la general y de Tesorería (se trata de las firmas más delicadas), contará con un alterno con iguales potestades de participación que el titular. La duplicación habilitaría que una mujer pudiese ocupar uno de los dos cargos.

Ese escenario abriría 34 vacantes, de las cuales 24 correspondientes a secretarías y las otras diez, a vocalías. La planificación prevé que seguirá sin cambios la histórica forma de cobertura de los cargos, con los principales sindicatos (por número de afiliados, en general, y por la condición estratégica de sus actividades, los menos) llamados a ocupar las secretarías más codiciadas (a la general se considera que le siguen la Adjunta, la Gremial, la de Organización y la de Interior). Los abogados al tanto de la propuesta de cambio explicaron que de prosperar la iniciativa el mismo sindicato completará ambos cargos de una misma secretaría, con una mujer y un hombre.

La Ley 25.674 denominada de “Cupo Sindical Femenino” rige desde 2003 y establece un piso de 30% para las mujeres en la ocupación de cargos en las organizaciones gremiales. El número debe respetarse obligatoriamente cuando la integración femenina alcanzara para completarlo o ser proporcional si la cantidad de mujeres fuese inferior. La norma fue un coletazo de otra Ley, 24.012, aprobada en 1991 y que fijó en 30% el piso de participación de las mujeres en los cargos electivos de los partidos políticos.

La propuesta que intenta pulir el equipo de abogados de la CGT para convencer a los dirigentes de aceptarla llegó a la central por inspiración del propio Alberto Fernández. Como reveló este diario, la ronda de paritarias de este año incorporó por orden del jefe de Estado un capítulo relacionado con la “perspectiva de género”, que a grandes rasgos les impuso a sindicalistas y empresarios debatir bajo ese prisma las condiciones de trabajo y las escalas salariales. Lo comunicó la directora nacional de Relaciones y Regulaciones del Trabajo, Gabriela Marcello, a los dirigentes con los que debía discutir una vez iniciadas las audiencias por negociaciones salariales. La responsable de organizar la temática en el Ministerio de Trabajo es Pamela Ares, subsecretaria de Políticas de Inclusión en el Mundo Laboral de la cartera que lidera Claudio Moroni.

Las primeras reacciones a esta propuesta y a la reforma estaturaria en la CGT fueron desalentadoras. Por caso, el secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) rezongó airadamente en la audiencia por Zoom por la paritaria sectorial cuando Marcello le mencionó el postulado de “perspectiva de género”. También adelantó su negativa a aceptar el cambio radical en la integración del Consejo Directivo de la central. Otros dirigentes como Gerardo Martínez (albañiles, Uocra), con roce internacional por ser una suerte de “canciller” de la CGT, anticipó su aval y comprometió su prédica favorable en las reuniones de “mesa chica”.

El avance o no de los cambios dependerá, en buena medida, del avance de un cronograma electoral que la CGT organizó con vistas a un posible recambio en octubre pero cuya concreción es todavía un enigma. La incertidumbre pasa tanto por la dinámica de la pandemia y del proceso de vacunación como por la voluntad de los propios dirigentes de cumplir los pasos hacia una elección cuando cuentan con una salvaguarda administrativa para mantener la actual conducción hasta el año que viene.

En los papeles, el posible congreso que diseñaron los abogados de la CGT quedó pautado por ahora para el 20 de octubre y contará con el siguiente cronograma previo, al que accedió este diario: una vez finalizada la prohibición para el desarrollo de actos administrativos que dispuso hasta el 31 de agosto el Ministerio de Trabajo, la central obrera programó una reunión de su Comité Central Confederal para el 2 de septiembre con la delimitación del orden del día para un Congreso normalizador. Dos días después debería publicarse en los diarios la convocatoria al Congreso de renovación de autoridades, con su versión extraordinaria para aprobar los cambios al estatuto.

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