Los amigos del Papa Francisco, una amenaza latente para Máximo Kirchner y Alberto Fernández

Los amigos del Papa Francisco, una amenaza latente para Máximo Kirchner y Alberto Fernández

El peronismo, en sus diferentes formas y ramificaciones, está mostrando la incomodad que atraviesa ante la falta de reglas de juego internas y falta de coordinación entre los sectores que integran el oficialismo. Los sectores alineados con el Papa Francisco exigen PASO y arman sus propios partidos.

ALEJANDRO CANCELARE

“No se confundan. Los peronistas, cuando nos peleamos, es porque nos estamos reproduciendo”, explicaba condescendientemente para sí Juan Domingo Perón cuando en los inicios de la década del ’70 trataba de explicar por qué motivo sus seguidores empezaban la violencia política que desencadenó en la más trágica y sangrienta dictadura que vivió Latinoamérica en toda su historia moderna.

La conclusión, a medio siglo de aquella historia, es que ni Juan Domingo Perón, con todo su arte para la conducción y la disuasión, siendo un decisor único y exclusive en el movimiento que él creó, pudo detener la feroz disputa por su sucesión sino, tampoco, la violencia armada con la que se intentó resolver.

El peronismo actual, débil y sin conducción, está dominado por una corriente interna que llegó a cada rincón de su fuerza, con el kirchnerismo primero, y posteriormente con el kirchnerismo cristinista, en la que se incorporaron otros actores siempre conflictuados con Perón pero que ahora están con sus supuestos herederos porque entendieron que lo más importante es el proyecto nacional contra el liberalismo salvaje.

Por eso se equivocan los analistas que intentan clasificar al oficialismo dentro del esquema original trazado por el “primer trabajador”, mucho más recostado en sus camaradas de armas (no olvidar que llegó a la presidencia de la Nación como el General Perón) y en los sindicatos, por entonces verdaderos organizadores y referentes de cualquier argentino con empleo genuino.

 

El lanzamiento de La Patria de los Comunes, donde conviven Somos Barrio de Pie, el Movimiento Evita y otros grupos cercanos a lo que se conoce como “los cayetanos”, no es más que una ratificación del esbozo realizado hace seis años cuando la mayoría de los ahí presentes fueron parte de los que apoyaron el intento de emancipación del kirchnerismo a través de Florencio Randazzo y que, posteriormente, cayeron, sometidos a una especie de “síndrome de Estocolmo”, a la convocatoria de Cristina Fernández de Kirchner cuando armó su Frente de Todos.

Diferente es el caso de Juan Grabois, un libre pensador agudo y crítico que contó con la complicidad de Axel Kicilof, el jueves pasado, para un virtual lanzamiento de campaña realizado en La Plata. Al gobernador bonaerense no le sobran demasiados amigos en el territorio para darse el lujo de presentar como uno de los primeros al extrovertido dirigente social que lucha contra su propia procedencia burguesa.

Emilio Pérsico, Daniel Menéndez y Patricia Cubría fueron, extrañamente, las caras más importantes en el lanzamiento de Comunes. Si se piensa que Pérsico y Cubría representan lo mismo por su relación matrimonial, el grupo deberá hacer un gran esfuerzo para contener a los que aún siguen cerca del sector como la intendenta de Moreno, Mariel Fernández, y el diputado nacional Leo Grosso, que no pudo asistir por un compromiso previo al que no pudo eludir. Juan Carlos Alderete, de la CCC, confirmó que por el momento no se sumará a esta nueva fuerza porque ya su organización tiene partido propio. El exesposo de Fernández, Edgardo “Gringo” Castro, de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, CTEP, sí se mostró con Pérsico y los otros dirigentes.

La construcción y confirmación de una herramienta electoral como un partido o frente político autónomo, con personería jurídica para presentar candidatos sin necesitar la previa autorización del Frente de Todos, termina siendo una amenaza ante la posibilidad que, llegado el límite de las negociaciones por el cierre de listas y candidaturas, los que más peso electoral tengan determinen privarlos de participar o les propongan lugares marginales en las listas de este año.

“Lo que armaron me suena a cuando un hijo empieza a emanciparse de sus padres. Primero se compra el auto y después alquila o tiene una casa. Si los joden mucho, se van”, le puso como ejemplo este periodista al diputado Grosso durante una entrevista.

 

“Por supuesto que siempre tener una herramienta política te da más autonomía pero no estamos pensando en irnos o romper con el Frente de Todos”, aclaró el diputado nacional, aunque también dejó en claro que un partido propio “nos permite decir las cosas con más claridad con respecto de lo que nosotros creemos son las respuestas que la clase política debe darle a la población en estos momentos”.

“No hay dudas que el Frente de Todos debe estar más unido que nunca en estos momentos para ganar las elecciones después de cuatro años muy difíciles. Pero, además, nosotros creemos que es imprescindible una interna abierta que nos garantice contener a todos los que creemos en un país diferente y penetrar en otros espacios que hoy no nos valoran como antes”, agregó Grosso.

El diputado nacional, al igual que la mayoría de los dirigentes y referentes de Comunes pretende ser candidato a intendente en su localidad, en este caso, General San Martín. Sin tantas discusiones a “cielo abierto” como se dio en La Matanza entre Cubría y Espinoza, Grosso presentó hace un par de meses “Futuro San Martín”, la marca con la que pretende competir internamente en la PASO contra el jefe comunal del Frente de Todos Fernando Moreira, aliado político de Gabriel Katopodis, uno de los ministros más importantes del gobierno de Alberto Fernández.

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