Ante un clima de “traslado de culpas” por los contagios

Ante un clima de “traslado de culpas” por los contagios

En análisis de una semana cargada de tensiones en la política a causa de las restricciones por la segunda ola.

Tiempos difíciles y de “responsabilidades compartidas”. Ni el más pesimista podría haber previsto el año pasado en plena cuarentena que, en abril de 2021 estaríamos nuevamente a las puertas de un nuevo cierre “focalizado” de actividades por la situación epidemiológica que se registra en el AMBA, con un fuerte brote de las infecciones y mutaciones del virus más agresivas que provocan más contagios y más muertes por Covid-19.

Una foto que comenzó a gestarse en el relajamiento social (de aquellos que auto decretaron el fin de la pandemia) ante una relativa aceleración en la campaña de vacunación aún con la certeza de que las vacunas no iban a llegar a tiempo para evitar la segunda ola.

En las diagonales dicen que durante todo este tiempo transcurrido -desde que se levantó la cuarentena, hasta las últimas horas donde se endurecieron las restricciones-  especialistas sanitarios y médicos nunca dejaron de ser prudentes y de pedirle a la población que se siga cuidando, desde la denominada “sala de situación de contingencia Covid-19” articulada en el Ministerio de Salud provincial. 

La pandemia nunca se fue; es más, parece haberse relajado un poco para volver con más fuerza.  En la Provincia la vacunación es lenta y por lo tanto, insuficiente frente al rápido crecimiento de contagios.   

Si tenemos en cuenta que aún no llegó el frío invernal, el aumento precipitado de casos pone al sistema sanitario en una situación compleja: existe un agotamiento del personal de la salud. Incluso, lo tan temido al comienzo de la pandemia allá por marzo de 2020, que era el riesgo del colapso sanitario -y que se logró sortear con cierto éxito -, hoy es una realidad ya palpable en el AMBA y en los distritos más populosos del interior bonaerense.

Y una vez más parece volver a instalarse la dicotomía entre salud o economía. En un país y una provincia que procesa todo en código binario, pero no de unos y ceros, sino de blancos o negros, buenos y malos, nosotros o ellos. Sin matices. Y encima con los motores en marcha ante la carrera electoral.

Se sabe. Desde antes de la decisión presidencial, el gobernador Axel Kicillof había empujado la posición de la Provincia de endurecer medidas o restricciones nocturnas que ayuden a disminuir la circulación del virus ante la necesidad de cortar la tendencia de contagios y seguir generando conciencia social. 

Un poco más allá fue el ministro de Seguridad, Sergio Berni, quien directamente planteó instrumentar restricciones más robustas. Tampoco se quedaron atrás ni el viceministro de Salud, Nicolás Kreplak ni el jefe de Gabinete, Carlos Bianco con su “ardiente” teléfono móvil en medio del aumento alocado de casos.

Las nuevas restricciones significan una suerte de ficha política jugada al azar para, tal vez, poder lograr un descenso de la curva en un par de semanas.

En ambientes de la oposición legislativa sostienen que la Gobernación venía en términos mediáticos “preparando el terreno” para restringir la circulación, suspender las clases presenciales, y el “tope horario” que puede afectar económicamente la actividad comercial y la de los gastronómicos donde poco a poco, se reconoce, las exigencias del protocolo sanitario se fueron distendiendo.

Pero el recrudecimiento de la pandemia, en términos políticos, no solo afecta al oficialismo del Frente de Todos. La oposición, más precisamente Juntos por el Cambio, también sufre los efectos de la segunda ola.

 

La coyuntura social, el aumento récord de contagios y las polémicas medidas del Gobierno nacional se llevaron puesta la reaparición pública de la principal espada opositora en territorio bonaerense, la exgobernadora María Eugenia Vidal.

Con la excusa del lanzamiento de su libro, Vidal hizo un Zoom y se puso nuevamente en marcha (de paso criticó al gobierno al decir que al plan de vacunación no funcionó), aunque sin tener claro aún qué carrera correrá.

Para muchos dirigentes de la oposición, la irrupción en escena de la exgobernadora puede venir a poner orden en un espacio donde hay muchos “capitanes”, pero que a ninguno le da para “general”.

Por un lado, la UCR con su interna ya saldada, aunque no con la holgura esperada por los ganadores; con el PRO dividido entre los intendentes del Grupo Dorrego, el vidalismo y el ala dura que encabeza Patricia Bullrich que busca pista en Provincia; el monzoísmo que por ahora lo mira más de afuera que de adentro, pero que ve en las PASO la posibilidad de fortalecer la pata peronista del espacio.; y con Elisa Carrió, una de las socias fundadoras del espacio opositor, jugando en ámbito bonaerense.

La gravedad de la situación epidemiológica pone en una encerrona a la oposición, sobre todo al sector más moderado, en una dualidad que oscila entre la crítica por las fallas en la gestión, y la responsabilidad institucional ante la tragedia.

Según algunos legisladores de JxC, nuevamente miles de bonaerenses vuelven a enfrentar “una dolorosa situación tanto económica como social, sumado al estrés que ha provocado la extensa cuarentena y las nuevas medidas restrictivas”. 

Frente a este escenario coinciden que “la vacunación es la solución de fondo ante esta verdadera catástrofe”.

También, ante el aumento vertiginoso de los contagios también, el diputado radical Emiliano Balbín salió a pedir por la apertura de más vacunatorios en localidades y pueblos de varios distritos del interior, ante la necesidad de reforzar y diversificar el operativo de inmunización en la Sexta.

Por Ricardo Salas

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