Atados a la vacuna: los sectores económicos que más dependen de la inmunización

Atados a la vacuna: los sectores económicos que más dependen de la inmunización

Varios rubros de servicios, el turismo, el transporte y la minería están entre las actividades más rezagadas; en otras, como la industria, preocupa que el repunte llega con algunos costos adicionales.

En función de los datos del nivel de actividad y de recuperación que muestran algunos sectores a partir de la flexibilización de la cuarentena de 2020, un estudio del Ieral de la Fundación Mediterránea concluye que un cuarto de la economía depende más estrictamente de la eficacia de la política de salud que de medidas de estímulo fiscal o monetario. En esa línea, el ritmo de reactivación está atado a la vacunación. Hay algunos rubros que, aunque alcanzaron niveles prepandemia, tienen un efecto multiplicador menor al esperado, en parte, también por la lentitud de la inmunización.

Los economistas Jorge Vasconcelos y Guadalupe González, sobre la base de los datos del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) de diciembre último (un dato que anticipa el del PBI) estimaron que los sectores que aún encuentran serias dificultades para normalizar su actividad representan aproximadamente el 26,2% del producto bruto. En ese cuadrante están el transporte y comunicaciones, la administración pública, la enseñanza, la explotación de minas y canteras, los servicios comunitarios, sociales y personales, y los hoteles y restaurantes. A diciembre, el promedio ponderado de caída interanual en esas actividades fue de 14,41%.

En paralelo, el resto de los sectores considerados en el informe registró en su conjunto un crecimiento interanual de 3,96% en el promedio ponderado; entran en este grupo la industria manufacturera, el comercio, las actividades inmobiliarias, la agricultura y ganadería, la intermediación financiera, los servicios sociales y de salud, la construcción, la provisión de electricidad, gas y agua, y la pesca.

La contribución positiva de estos rubros de la actividad a la variación del PBI, descontando el peso de los impuestos (netos de subsidios), fue de 2,3 puntos porcentuales, siempre en términos interanuales al mes de diciembre. Su participación en el producto es de 57% y, pese a su aporte de signo positivo, no pudieron evitar que el EMAE (Estimador Mensual de la Actividad Económica) del Indec, correspondiente al último mes de 2020, anotara una caída de 2,21% interanual (en ese dato están incorporados los impuestos netos de subsidios).

El economista especializado en temas de salud y consultor de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Guillermo Paraje, coincide en el efecto crucial de la vacunación para resolver los problemas económicos originados por la pandemia. “Esta situación se diferencia de todas las que conocemos -destaca-, porque es un shock de oferta y de demanda prolongado y, si bien las políticas económicas pueden ayudar a moderar la crisis, a contener los problemas sociales y a buscar una salida más rápida, la solución es sanitaria y no económica”.

Paraje menciona que en el mundo hay ejemplos claros de poblaciones que colaboraron con sus conductas en la primera ola, pero advierte que en la segunda y en la tercera ola “todo es más difícil de controlar”. Y entiende, además, que en los países de la región ese comportamiento “puede estar vinculado con la economía”, pero que se repite en lugares como Alemania o los países nórdicos europeos, que “tuvieron una primera ola más benigna y, después, se complicaron mucho. Cuesta mantener a la gente quieta, en especial a los más jóvenes; por eso, la inmunización es crucial”.

Diego Coatz, economista jefe de la Unión Industrial Argentina (UIA), señala que, aunque la industria logró avanzar con estrictos protocolos hacia la nueva normalidad, hay sobrecostos derivados de la situación sanitaria. Algunos de ellos están dados por el reemplazo de los empleados que son parte de los grupos de riesgo y que no pueden cumplir sus funciones a distancia, y otros, por ejemplo, están asociados a la movilidad para evitar el transporte público (este factor incide con mayor fuerza en el AMBA y en el noreste, y menos en la zona patagónica). A esos dos ítems se suman, según una encuesta del observatorio de la entidad fabril, la realización de tests tanto preventivos como por ser contacto estrecho de algún contagiado.

En la industria hay alrededor de 1,1 millones de empleados en relación de dependencia; cerca de 10% tiene más de 60 años. Su incidencia varía según el sector; por ejemplo, son más en el rubro metalúrgico y menos en el textil. La hipótesis de los empresarios es que, una vez inmunizados, esos trabajadores deberían reincorporarse a sus puestos. Coatz apunta que una vez vacunados los esenciales, deberían seguir aquellos que no tienen la opción del teletrabajo. “Debe haber criterios bien claros y rigurosos en la campaña”, añade.

Desde la Cámara de la Industria Minera –una de las actividades más golpeadas– indican que como tarea “esencial” es muy importante poder contar con las vacunas “en tiempo y forma”, según los cronogramas oficiales. También plantean que ponen “a disposición sus operaciones” para el proceso de inmunización de la sociedad. Las restricciones en la circulación interprovincial y las cuarentenas obligadas provocaron “dificultades” en el traslado del personal dedicado a esta actividad.

En la minería metalífera se trabajó, en promedio, al 70% de la capacidad, mientras que en la no metalífera (canteras) se operó al 50%. Para este año, la apuesta está en los avances del proyecto Josemaría (cobre-oro en San Juan), en la finalización de la construcción de Cauchari-Olaroz (yacimiento de litio en Jujuy), en la recién iniciada producción de Lindero (oro en Salta) y en “más inversiones previstas en litio y cobre”, según afirman en el sector. En ese contexto, los empresarios proyectan un repunte “acompañado de iniciativas en marcha para las que se han anunciado inversiones en exploración, mejoras y ampliaciones”. En paralelo, esperan un sostenimiento en los precios internacionales de las commodities, que influya positivamente en los valores de las exportaciones.

Respecto de por qué la administración pública y los servicios sociales y personales están en el grupo de los sectores que tienen más dificultades para retomar su nivel de actividad prepandemia, Vasconcelos apunta que la merma en las horas trabajadas tiene que ver con las medidas de distanciamiento social adoptadas en cada caso. “En ciertos segmentos es producto de la decisión voluntaria del juego de oferta y demanda, mientras que en otros las decisiones son administrativas”, afirma.

Por ejemplo, hay diferencias claras entre sectores como el de los bancarios frente al de los cajeros de supermercados. Los segundos trabajaron casi con normalidad toda la cuarentena. El economista indica que hay rubros en los que directamente pesó más “la falta de oferta que la falta de demanda”, mientras que hay algunos en los que esa relación estuvo invertida.

El estudio del Ieral agrega que algunos datos permiten tener una aproximación al comportamiento que pudo haber tenido el PBI, como el del consumo de energía no residencial, que muestra un “amesetamiento en la recuperación” desde diciembre. En la primera quincena de febrero, el consumo de energía GUMA (es decir, de los grandes usuarios mayores), sin considerar a Aluar, se ubicó prácticamente en el mismo nivel que hace dos años (1% por debajo de la base 100 del índice de medición, que se ubica en enero de 2019). Desde el piso registrado en abril pasado –cuando casi todos los sectores de la actividad estaban cerrados– la demanda de energía empezó un camino de recuperación hasta noviembre. En los últimos meses esta tendencia se frenó.

Aldo Elías, presidente de la Cámara Argentina de Turismo, no duda en plantear que lo que pasó en la temporada de verano “permite ver que, sin vacunación masiva, la gente no quiere viajar porque hay temor; en la primera quincena de enero, con el pico de contagios, se eligió no salir y esa situación se va a extender sin inmunización masiva”. El empresario aclara que lo mismo se da a nivel internacional, y que cada vez parece más cercana la posibilidad de que se facilite, en el mundo, el movimiento de quienes estén vacunados.

Los empresarios están trabajando con el Ministerio de Turismo para una apertura gradual de las fronteras con los países limítrofes. Chile, por el avance en su campaña de inmunización, está entre los primeros de la lista. “Nos estamos perdiendo todos los beneficios de la devaluación –dice Elías–, y si se empieza a atrasar el tipo de cambio, caerá esa ventaja competitiva”. El directivo deja en claro que, más allá de las propuestas que ellos hagan, es el área de Salud del Gobierno “la que tiene el manejo de la situación”.

Fernando Barberá, presidente de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica de Mendoza, lleva semanas de gestión para que se permita ingresar a chilenos con certificado de vacunación; en los últimos días se sumó al pedido el gobernador Rodolfo Suárez, quien pidió a la Casa Rosada que autorice la entrada de chilenos vacunados.

La Federación Empresaria Hotelera Gastronómica de la República Argentina (Fehgra) comparte el diagnóstico de que sin vacunación masiva la crisis seguirá. Su titular, Graciela Fresno, sintetiza: “Dependemos de la inmunización para funcionar y sabemos que eso depende de la cantidad de dosis que haya; la situación no solo impacta en el mercado doméstico, sino también en la llegada de turistas de afuera. La circulación nacional es mínima y la actividad requiere de un huésped que no está”.

La peor parte la tienen, desde la apertura de la actividad, los establecimientos urbanos. “Los ATP ayudaron mucho, pero ahora, con un Repro de $12.000 y de difícil acceso, los problemas se multiplican porque, con la temporada –y considerando a los que pudieron trabajar–, no se salvó el cierre de un año; fue un alivio transitorio”, agrega.

La demanda de pasajes en micros de larga distancia también se derrumbó y no repuntó con la habilitación de actividades: en lo que va del año, la venta de boletos es alrededor del 75% más baja que en la misma época de un año atrás, según datos de la Cámara Empresaria de Larga Distancia (Celadi). Su vocero, Gustavo Gaona, define como “fundamental” la vacunación. “Pensamos en un largo período de recuperación; el protocolo funcionó, no hemos tenido casos ni sospechosos ni comprobados de contagio, pero con la actual demanda la actividad es insostenible; no podemos seguir así un año”, apunta.

El sector está analizando con el Ministerio de Transporte “algún tipo de auxilio”; no cuenta con una estructura fija de subsidios, pero sí se reciben ayudas extraordinarias. “No están garantizadas en el tiempo y, por eso, reclamamos la declaración de la emergencia sectorial –describe Gaona–. Necesitamos previsibilidad, porque, si no, estamos siempre corriendo para apagar el nuevo incendio”. De los 16.000 trabajadores directos, el 75% sigue en el régimen de suspensión. Los empresarios enfatizan que puede haber “achiques, pero con una caída del 75% no se puede salir indemnes”. Las compañías deben sostener la conectividad también para destinos que históricamente no son rentables, y ahora, menos aún.

Respecto de la aceleración del acceso a las vacunas, Paraje estima que los países periféricos las tendrán “a medida que los países más ricos hayan inmunizado a su gente”. Como aspecto positivo remarca la cantidad de alternativas existentes y la velocidad de desarrollo: “Eso muestra la enorme colaboración científica internacional que ha existido; al comienzo los Estados fueron renuentes a colaborar, pero eso cambió”. También subraya que esta pandemia debe dejar como aprendizaje que “se deben generar instancias de vigilancia epidemiológica; en los últimos 20 años tuvimos tres coronavirus. Es sumamente necesario reemprender el camino de la vigilancia”.

Por Gabriela Origlia

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