Bergoglio llamó a deponer antagonismos y banderías

Bergoglio llamó a deponer antagonismos y banderías
Habló en la Catedral y destacó que Kirchner fue "ungido por el voto popular"

Por propia iniciativa, el cardenal Jorge Bergoglio, tomó a su cargo la misa de las 18 en la Catedral porteña y desde allí convocó a deponer antagonismos y rezar por el ex presidente muerto.

"Las banderías claudican frente a la contundencia de la muerte. Todo el pueblo tiene que unirse a la oración por quien asumió la responsabilidad de conducir", dijo en su homilía el presidente del Episcopado, en una Catedral colmada, al diluir las diferencias que separaron a ambos en los últimos siete años.

Cinco veces destacó Bergoglio que Kirchner fue ungido por la voluntad popular. Sin pronunciar su apellido -lo llamó siempre Néstor-, el cardenal afirmó que "el pueblo tiene que claudicar de toda postura antagónica para orar frente a la muerte de un ungido por la voluntad popular".

Y llamó a acompañar en el dolor a la Presidenta, a los amigos y militantes. "Veo aquí varios compañeros de militancia, del movimiento justicialista de la Confederación General del Trabajo y aquellos que en el trabajo político fueron sus opositores. Y todos ellos participan de alguna manera de esta muerte", señaló Bergoglio, acompañado por sus obispos auxiliares Joaquín Sucunza y Eduardo García.

Lo escuchaban amigos y opositores al ex presidente. El subsecretario de Culto, Juan Landaburu, estaba en primera fila junto con la diputada nacional Gabriela Michetti (Pro); el ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich, y los ex jefes de gobierno Enrique Olivera y Jorge Telerman, entre otros. Y se veía a los dirigentes gremiales Miguel Angel Paniagua, Rubén Bassi y Oscar Mangone, de la CGT, que venían de reunirse con Hugo Moyano. El rabino Sergio Bergman acompañó la ceremonia desde un costado del altar. El tono conciliador del cardenal se extendió a la declaración del Episcopado, que lamentó la muerte de Kirchner. "Los obispos y toda la Iglesia rezan por su eterno descanso, por la Presidenta y su familia."

En febrero último, ante el primer grave síntoma del mal que aquejaba a Kirchner, Bergoglio envió un sacerdote para ofrecer el sacramento de la unción de los enfermos, lo que fue rechazado por el entorno de la Presidenta. Esta vez, consumada la muerte, el cardenal tendió la mano, en otro gesto de acercamiento, a los legatarios del ex presidente (su esposa, amigos y militantes) para deponer antagonismos y "rezar por un hermano nuestro que se llama Néstor".

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