Las canteras podrían ser espacios verdes, en lugar de basurales clandestinos

Las canteras podrían ser espacios verdes, en lugar de basurales clandestinos

Una vez más las canteras de nuestra zona volvieron a originar ser escenarios de incendios , entre otros motivos como resultado de los basurales que en ellas se forman por los vuelcos clandestinos de residuos, en situaciones que dejan a la vista los riesgos sanitarios que corre la población a partir de la presencia de estos predios.

Es tan sólo azaroso que en esta oportunidad haya sido la delimitada entre las avenidas 25 y 31 desde la 514 a la 516, conocida como la “cantera de Hernández”. Allí en las últimas horas se declaró un incendio que fue motivo de preocupación, con grandes llamaradas y columnas de humo que se dejaban ver desde larga distancia.

Los reclamos vecinales apuntaron al peligro que ello significa para las arboledas cercanas y, desde luego, para la salud de los vecinos. “La combustión que originó el humo que debieron respirar los vecinos, no surge solo de pastos secos, sino de innumerables materiales depositados allí por años, desde plásticos hasta metales”, resaltaron desde organizaciones ecologistas.

Más allá de estas referencias, bien se conoce que hace ya varias décadas que las numerosas canteras existentes en nuestro distrito –se habla de más de 60- significan la presencia de diversos problemas extremadamente complejos.

Algunas de ellas resultan ser especialmente peligrosas, pues se han convertido en espejos de agua de gran profundidad, que año tras año han cobrado la vida de bañistas; o por aquellas otras que constituyen una de las formas de degradación del suelo más características de la zona, en un deterioro que se torna más grave al estar ubicadas en suelos considerados aptos para otros tipos de usos.

También es cierto que muchas de esas sesenta canteras se fueron convirtiendo en inmensos basurales a cielo abierto, en donde debieron reiterarse numerosos operativos comunales para ponerle freno a la virtual creación de basurales, ya que comenzaron a aparecer camiones que arrojan allí desechos que nadie identifica.

En oportunidades se realizaron operaciones conjuntas entre la Municipalidad, la denominada Policía Ecológica y otros organismos policiales, interviniéndose algunas canteras ilegales, luego de haberse comprobado que los responsables habían violado, por comisión u omisión, clausuras previas dispuestas por la Justicia de Faltas.

El resultado ha sido el de la presencia de numerosos focos de contaminación, no sólo superficial sino también subterránea, en cuanto a que los filtrados frecuentemente llegan a las napas de agua, envenenando así uno de los recursos naturales más valiosos de la Región.

La profusa experiencia acumulada en estos años –muy negativa en lo que concierne a los problemas de contaminación y lamentablemente dramática en lo que se refiere a los inconvenientes de seguridad que plantean- reclama de las autoridades el decidido impulso de políticas integrales en torno a la mejor existencia de canteras y a la erradicación de todos los basurales a cielo abierto, muy especialmente en zonas que se encuentran densamente pobladas.

Es importante señalar también que a medida que la urbanización se expande por la periferia, se carece de suficientes espacios verdes para ser usados como plazas, paseos y lugares de recreación. Las canteras ofrecen la alternativa de convertirse en esos espacios verdes que la Ciudad reclama.

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