Celac: trastienda de una cumbre polémica y con un final adverso

Celac: trastienda de una cumbre polémica y con un final adverso

Bronca con Santiago Cafiero y el misil de Wado de Pedro contra el Presidente. Lula incómodo por la interna.

Por Juan Luis González

Juan Domingo Perón decía que la verdadera política era la política internacional. Alberto Fernández, al que siempre se le discutió su interpretación de las ideas del General, parece haber entendido esa máxima mejor que nadie. El Presidente siempre se sintió más cómodo y más suelto hablando entre sus pares de la región o de Europa que teniendo que lidiar con el fuego de la interna.

Por eso es que la cumbre de la CELAC, la comunidad que alberga a países de Latinoamérica y el Caribe que esta vez tuvo sede en Argentina, era central para Alberto y para su estrategia reeleccionista. Y, a contramano de la versión que la Casa Rosada intentó instalar, el tiro salió por la culata. Y no sólo reavivó el fuego amigo sino que dejó un tendal de heridos. 

Para entender esta historia, y sus consecuencias, hay que volver a enero de 2022. En aquel momento, el México de Andrés Manuel López Obrador le cedía la presidencia de la CELAC a Argentina. Para Alberto, que hasta ese momento solo tenía una vidriera internacional para mostrarse -el devaluado Grupo de Puebla, donde apenas hay tres mandatarios en actividad y el resto son todos ex funcionarios-, estar al frente de este organismo era un trofeo más que importante.

Esta comunidad está integrada por los jefes de Estado de 33 países, entre los que están los más poderosos del continente, y la presidencia de ella le permitía al mandatario mostrarse no sólo ante los países vecinos sino utilizar esa plataforma para dar saltos de alto nivel internacional. Un ejemplo: Fernández nunca tuvo una reunión bilateral con Joe Biden -y lo más probable es que de esa manera termine su gestión- pero sin embargo el argentino sí fue invitado a la Cumbre de las Américas, un evento central en el que consiguió la ansiada foto con el estadounidense.

A esa reunión de alto vuelo en Los Ángeles no fue invitado en calidad de Presidente de Argentina, sino en calidad de mandatario de la CELAC. Esta era la verdadera ventaja de estar al frente de esta institución, y por eso Fernández y su equipo hicieron tantos esfuerzos para no perder el lugar.

Hay que, también, tener un ojo puesto en el futuro. En mayo del año pasado, durante su gira por Europa, Alberto había tenido una reunión bilateral con Pedro Sánchez. En ese encuentro el argentino y el español habían comenzado a confeccionar la idea de armar, para mitad del 2023, una novedosa cumbre que incluiría a todos los países miembros de la CELAC y a todos los miembros de la Unión Europea. Era una apuesta interesante, cuyos dos grandes organizadores serían Sánchez y Fernández ante los ojos del mundo entero, y con un timing para nada inocente: ese encuentro caería muy poco tiempo antes de las elecciones nacionales.

Por esto es que durante gran parte del año pasado, y hasta el viernes previo a la cumbre que tuvo lugar el martes 24 en el Hotel Sheraton de la Ciudad, Fernández y la Cancillería que comanda Santiago Cafiero hicieron denodados esfuerzos en renovar la presidencia de la CELAC. Este organismo tiene presidencias que rotan al término de un año, pero -como demostró México que estuvo por dos períodos seguídos al frente- si un país se maneja con cintura puede lograr renovar.

A contramano de la idea que intentaron instalar desde la Casa Rosada -que la cumbre fue un éxito y que la idea de pasarle la presidencia al pequeño país caribeño de San Vicente y las Granadinas había estado arreglado y que fue consensuada- el albertismo intentó hasta última hora retener el puesto.

En el chat de Whatsapp que mantienen los coordinadores de cada nación de la CELAC, que tuvo mucha actividad en las últimas semanas, los enviados argentinos insistieron con que Argentina debería renovar. Los esfuerzos, en el mundo de la diplomacia internacional que se maneja con mucha cautela y protocolo, parece que fueron excesivos. Al menos así lo entendió México, que hizo circular un comunicado entre distintos referentes latinoamericanos donde criticaba con dureza al Canciller.

Lo apuntaban a Cafiero por detener “todos” los proyectos que México había iniciado cuando estaba al frente de la CELAC, por haber frenado la emisión de comunicados conjuntos, por no presentar ningún proyecto en concreto para esta cumbre, por haber fracasado en el intento de institucionalizar ese organismo, y, sobre todo, por haber intentado detener la candidatura de San Vicente haciendo gestiones “al más alto nivel”. Que López Obrador no haya asistido a la cumbre en Argentina, se ve, no fue ninguna casualidad.

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