Cómo cae el salario real en 2020, pese a Todos

Con la actividad económica jaqueada por la pandemia, las paritarias no lograron revertir el declive de los últimos años. 2021, una ecuación imposible.

 

Por ADRIÁN D'AMORE.

Está dicho. El gobierno de Alberto Fernández llegó para encender la economía y poner a la Argentina de pie, pero la pandemia hizo trizas todos los planes. En el ámbito sindical, antes del covid-19, los gremios se fijaron un objetivo ambicioso: recuperar el poder adquisitivo perdido por la clase trabajadora durante el gobierno de Mauricio Macri y lograr que este año los salarios le ganaran a la inflación. El as en la manga era tener en la Casa Rosada un inquilino del palo. La epopeya se convirtió en quimera. En general, se impuso una estrategia defensiva para preservar las fuentes laborales y apostar a un empate con sabor a victoria frente al costo de vida y la debacle de la economía. Pocos lo han logrado hasta hoy, cuando faltan menos de dos meses para fin de año.

GANADORES. La marca a superar para ganarle a la inflación orilla el número 36, tanto si se toma la variación interanual del 36,6% en el índice de precios estimado a septiembre o la proyección total para 2020 del 35,8% de la última edición del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que elabora el Banco Central en base a las proyecciones de más de 40 consultoras privadas.

Un anticipo del próximo informe del Observatorio de Derecho Social de la CTA Autónoma, que coordina Luis Campos, al que tuvo acceso Letra P, indica que apenas un par de sindicatos logra hoy rebasar esa cifra. El estudio realizado con datos de las actas acuerdo y las escalas salariales, muestra que solo lo consiguen los trabajadores vitivinícolas (40,3%), los molineros (37,9%) y los recibidores de granos de la rama de control y exportación (36%), todos con aumentos en tres cuotas.

Un escalón más abajo se ubica un pelotón que incluye a los laburantes de las mutuales (UTEDyC, 34%), los de concesionarias enrolados en SMATA (33,4%), UOCRA (33%), los recibidores de granos de la rama de acopio (32%), el personal de carga y descarga (31,2%) y los camioneros y choferes de UTA, ambos con 30%.

Como siempre, el diablo está en los detalles. Varios de estos convenios se extienden más allá de diciembre: hasta marzo en el caso de la construcción y hasta junio en el gremio de Hugo y Pablo Moyano, que tiene pactada una revisión en febrero.

ESCENARIO. Por encima de los resultados de cada paritaria, es importante el contexto. La pandemia desbarató el esquema de coordinación anual de la negociación colectiva, que ya venía trastocado en los dos últimos años a causa del proceso de aceleración inflacionaria. Así, se dibujó un escenario muy heterogéneo y dinámico, con incrementos salariales transitorios menores a 12 meses a través de sumas fijas o porcentajes y con muchas revisiones aún pendientes, según cada actividad.

Un informe del Ministerio de Trabajo precisa que hasta octubre cerró acuerdos paritarios el 84% del total del empleo asalariado encuadrado en convenios de elevada cobertura, como denomina a los que incluyen a más de diez mil trabajadores.

De ese total, que involucra 3,7 millones de puestos de trabajo, sólo el 30% firmó convenios por el término de un año y generalmente incluyen cláusulas de revisión salarial. Además, el 61% de los acuerdos estableció aumentos a través de sumas fijas.

Para sumar complejidad, el informe detalla que, además de un nuevo acuerdo salarial para el año, “una proporción relevante de los convenios colectivos sectoriales” negoció también la revisión salarial de la paritaria 2019, incluyendo el tratamiento de la suma fija de $4.000 dispuesta por el Gobierno por decreto en enero. La caída promedio del salario real en 2019 fue del 8,4%, lo que empinó la cuesta de las negociaciones de este año.

PARA ATRÁS. Los datos recopilados por el Observatorio de la CTA-A muestran, entre los gremios más rezagados a los panaderos, con un acuerdo del 15% de incremento; los trabajadores de laboratorios y droguerías (13,6%), del seguro (12%), cementerios (10%), ceramistas (7%) y los estatales de la Nación (7%). En varios de estos casos, los sindicatos apuestan a mejorar los aumentos en revisiones pactadas para antes de fin de año.

Además, hay sectores, como el gastronómico, que se encuentran en una situación particularmente crítica por la pandemia y hasta el momento no iniciaron negociaciones salariales.

A este panorama, Campos le agrega un dato inquietante. “El poder de compra de los haberes está cayendo no solo por la actualización insuficiente de los salarios de convenio, que en algunas actividades directamente se traduce en la falta de actualización. Es clave la caída de adicionales, como viáticos, horas extras y comisiones, producto de la baja de la tasa de actividad y las suspensiones”, señala.

Junto con el parate que provocó el ASPO, el salto inédito de las suspensiones es uno de los rasgos de la crisis. Mientras el récord histórico se ubicó en el 1,4% de los trabajadores formales del sector privado en septiembre de 2019, las suspensiones alcanzaron el 8,8% en mayo y el 8,1% en junio de este año, según datos de la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) de la cartera laboral analizados por el Observatorio de la CTA-A.

“Es muy difícil cuantificar cuánto pesa cada una de las dos dimensiones en la reducción del ingreso de bolsillo, que no es lo mismo que el salario a secas. No obstante, los dos aspectos son centrales para entender qué pasó con los ingresos de los trabajadores este año. Todo indica que el ingreso efectivo caerá más que el salario", concluye Campos.

PERSPECTIVAS. De cara al año próximo, el terreno pinta áspero para la recomposición salarial. Por un lado, presionan los pronósticos de inflación, que hablan de un 48,9% interanual para 2021. Por otro, la tasa de desocupación, que alcanzó el 13,1% en el segundo trimestre de este año, amenaza con seguir creciendo cuando se difunda el nuevo reporte a mediados de diciembre.

El Gobierno priorizó sostener la mayor cantidad de puestos de trabajo en la pandemia y no ignora que se hace difícil el anhelado empujón al consumo con aumentos paritarios que, en promedio, pierden por poco o por mucho con los precios. Mientras trata de tranquilizar la economía sentando a la mesa al Círculo Rojo con un ojo en el acuerdo con el FMI, las elecciones están a la vuelta de la esquina. Quizás la urgencia de las urnas sea la bala de plata sindical para que los salarios puedan subir aunque sea por la escalera.

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