No hubo improvisación. Antes del encuentro de hoy entre la comisión directiva de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) y la cúpula de la CGT hubo reuniones previas, preparatorias para anudar consensos y hasta algún que otro café informal. De esta manera, se preparó el sector privado para enviar lo que busca ser una señal clara al Gobierno.

"No es fruto de una noche de verano", contó uno de los organizadores sobre la reunión, sin presencia de funcionarios, que mantuvieron los principales referentes de las empresas más grandes de la Argentina y los popes del sindicalismo nacional. Pese a la relación que ya existía entre varios de estos actores, la preocupación sobre la falta de una dirección clara en medio de la pandemia (y para el día después) activó la necesidad de generar una mesa institucional de diálogo permanente. Pese a los rumores, el Gobierno no la fomentó. 

Del encuentro participaron Jaime Campos, Luis Pagani (Arcor); Paolo Rocca (Organización Techint); Héctor Magnetto (Grupo Clarín), Marcos Galperín (Mercado Libre) y una veintena de empresarios (la única mujer fue María Luisa Macchiavello, de Droguería del Sud) junto a Carlos Acuña (Soesgype), Héctor Daer (Sanidad ), Andrés Rodríguez (UPCN), José Luis Lingeri (Sgbato), Gerardo Martínez (Uocra) y Antonio Caló (UOM). No estuvo presente, claro, Hugo Moyano.

Hubo dos momentos de la discusión. En el primero, cada actor describió la "gravedad" de la coyuntura que se está viviendo. En el segundo, se pusieron sobre la mesa temas relevantes de los cuales se llevarán propuestas, no un plan, al gobierno de Alberto Fernández. 

Sin embargo, un importante empresario aclaró: "Fue más bien una señal que un contenido". Recalcó que ni Rocca ni Magnetto ni Pagani "abrieron la boca" en el encuentro. La presencia en sí misma ya era importante. Además, los empresarios aprendieron a ser cautelosos.

Pero esa señal podría dividirse en cuatro puntos. El primero es dar a entender el rol clave de la empresa privada en la reactivación de la economía. "No es desde el Estado, es apostando a la iniciativa privada y la CGT lo respalda", contó uno de los hombres de negocios que participó, que aclaró que esto no significaba "ningunear" al Estado, sino remarcar desde dónde se sale de la recesión que dejará la pandemia del coronavirus en la Argentina y en el mundo.

Como segundo punto, empresarios y sindicalistas coincidieron en el fomento de las exportaciones. Sin perder de vista el mercado interno, ambos sectores acordaron que "vivir con lo nuestro" no es ya posible en un mundo globalizado. Por eso, en el comunicado conjunto se remarcó la necesidad de una integración inteligente al mundo. "Esto no significa una apertura indiscriminada", coincidieron empresarios y sindicalistas.

En un tercer apartado, los actores del sector privado -sobre todo los hombres de negocios- volvieron a poner el acento en la elevada presión impositiva. Del lado empresario, esto conecta con la competitividad requerida para vender al exterior. Del lado sindical, con la formalización laboral. "Hay que dejar de cazar en el zoológico", volvió a escucharse, en referencia a que los sectores que operan en blanco sufren toda la presión fiscal, frente a los informales. Sin embargo, ambos sectores reconocieron las limitaciones que habrá para reclamar incentivos o bajas de impuestos en momentos en que la caja del Estado cruje por la situación del coronavirus.

Por último, si no hay un Consejo Económico y Social -como prometió el Gobierno- habrá igualmente una mesa de trabajo entre empresas y sindicatos. "Vamos a fomentar un grupo de trabajo y a aterrizar el debate en propuestas concretas", contaron los participantes del encuentro, que indicaron que estas intenciones sólo podrían tener sentido si el Ministerio de Economía, que conduce Martín Guzmán, logra cerrar un acuerdo por la deuda. "No queremos un default. Tiene que haber un acuerdo", coincidieron empresarios y sindicalistas.