Si bien padecemos hace 40 años la desidia de nuestra actividad, este último tiempo hemos alcanzado el pico máximo de crisis histórica, llevándonos al borde del colapso: los trabajadores de seguridad fuimos decretados esenciales pero tenemos sueldos que nos posicionan muy por debajo de la línea de la pobreza.

En este marco de crisis absoluta y de magnitudes catastróficas dónde la pandemia nos ha golpeado al borde del nocaut, damos cuenta de empresarios inescrupulosos que han tenido mucho rédito económico a costa de flexibilizar y precarizar a los compañeros de la seguridad. Este grupo de empresarios incluye clientes como Trenes Argentinos y empresas de seguridad como Murata, Hunter, Líderes, MCM y otras que son contratadas en el ámbito del servicio ferroviario.

Paradójicamente, los trabajadores de seguridad no tenemos seguridad. Cuando nos referimos a inseguridad no solo hablamos de los hechos delictivos que padecen nuestros compañeros en su labor diaria, hechos cada vez más frecuentes por cierto, si no también nos hacemos referencia a la inseguridad que nos expone el sector empresario al menoscabar nuestras condiciones laborales, inseguridad al coartar la libertad sindical de los trabajadores y perseguirlos por afiliarse a nuestro gremio, inseguridad al no cumplir el Convenio Colectivo de Trabajo ni abonar las horas extras trabajadas, inseguridad al no respetar las resoluciones del Ministerio de Trabajo que impiden suspensiones y despidos, inseguridad al no respetar los protocolos del Ministerio de Salud con respecto a los contactos estrechos y las licencias por covid 19, inseguridad al exponernos a focos de contagios de covid 19 sin los elementos básicos de protección. A esto nos expone Trenes Argentinos y sus empresas contratadas: inseguridad e incertidumbre, insalubridad, miseria y muerte.

Desde el Sindicato Unidos Trabajadores Custodios Argentinos (SUTCA) ponemos en aviso  a Trenes Argentinos, a sus empresas de seguridad contratadas y al mismo Estado Nacional que está situación es insostenible e inaceptable. No claudicaremos en la defensa férrea de nuestros derechos e implementaremos todas las medidas jurídicas y gremiales para detener este atropello. Siempre priorizamos el diálogo ante todo, pero quizás ha llegado el tiempo donde las palabras ya no sean suficientes.