Los conducidos por Carlos Quintriqueo comenzaron muy temprano con asambleas rápidas que fueron definiendo medidas de acción concreta. En los casos donde se decidió ir a las rutas, se notó inmediatamente la presencia de Gendarmería, como en Zapala. Lo mismo sucedió en San Martín de los Andes, en el acceso al cerro Chapelco.

En la capital, lo primero que se definió fue sitiar la Casa de Gobierno. Si bien suena dramático, la fuerza de la costumbre (muchas veces se ha “sitiado” la sede gubernamental) relativizó la dimensión de la protesta, que no obstante se hizo notar con el bloqueo de calles, los fuegos con el humo correspondiente, y la aparentemente inevitable modalidad de usar los contenedores de la empresa CLIBA como elementos para bloquear algunas calles.

En este contexto, se evidenciaron otros conflictos, esta vez pertenecientes a la actividad privada. Hubo protesta de mercantiles en locales de Lucaioli y Saturno Hogar, en estos casos por la demora en el pago de salarios; y también una manifestación de los obreros de la maderera MAM, en Parque Industrial, cuya planta sigue cerrada, sin producir.