Está todo muy mezclado en las declaraciones, y si lo que quería era desconcertarnos, debo afirmar que lo logró?. Así se expresó Nilda Beatriz Patiño, titular del combativo gremio Docentes Autoconvocados respecto a las últimas declaraciones del Ministro de Educación de la Provincia, Alberto Zorrilla cuando manifestó preocupación respecto de los índices de desaprobación en el Secundario.

?Hace tiempo que venimos alertando sobre esta situación y más preocupados aún por la falta de políticas que den respuesta a tal problemática. Para ello, insistimos, que debe encararse primero un análisis profundo, con la participación de todos los actores protagonistas, principalmente docentes y alumnos que comparten el aula. Sumar a los padres, especialistas, académicos y empresarios.

Sin duda el debate que nos debemos, es ideológico. Ellos que ganaron las elecciones tienen la responsabilidad de delinear las políticas educativas, establecer el proyecto. Y deben ser claros, explícitos. Pero hasta la fecha quienes debemos ejecutarlo no lo podemos entender, o bien solo deducimos a partir de las acciones que bajan a los colegios, y éstas en general nada tienen que ver con lo que se declama?, advirtió.

Patiño agregó: ?lo primero, antes de encarar la reforma Secundaria que deberá ejecutarse, es la respuesta a la pregunta del inicio para que todos nuestros programas apunten a la concreción de esa meta. En los años 90 nos decían que debíamos formar a jóvenes para el mundo del trabajo y la posibilidad de cambiar de trabajo todo el tiempo. Entonces aparecían espacios y prácticas o pasantías laborales. Ese era el proyecto?, recordó.

?La historia de la educación muestra claramente que cuando se plantea un cambio de paradigma o verdades socialmente aceptadas o pensamiento dominante, es para adecuarse a un modelo. Así por ejemplo, la escuela que inició el estado argentino con Sarmiento y posteriormente la Generación del 80 necesitaba dar unidad a la Nación que se imponía sobre la derrota del interior, sobre las poblaciones indígenas, y que debía integrar a la República Argentina al mercado mundial. Se ?necesitaba? formar burocracia para ese nuevo Estado, establecer la moneda única, las oficinas del Estado, el monopolio de la fuerza en un ejército nacional, etcétera, la educación primaria creada o institucionalizada con la ley 1420 dio sustento legal a ese proyecto. Pero cuando egresaron las primeras promociones de bachilleres de los colegios nacionales, todos discutidores y con demasiada participación política y escasa sumisión para el gusto de la Unión Industrial Argentina, esta planteó la necesidad de formar mano de obra con cierta especialización. Así surgieron las escuelas técnicas y los peritos mercantiles. Cuando en los 90 el proyecto era la desindustrialización del país, la privatización de los servicios públicos y la flexibilización laboral, la Ley Federal de Educación fue el marco jurídico que posibilitaría ?cambiar la cabeza? de la población y principalmente a los jóvenes. Por eso nos insistían que debíamos preparar a los jóvenes para que sean eficientes y eficaces en sus trabajos, varios trabajos a lo largo de su vida?, repasó.

?Ante este nuevo cambio de paradigma que promueve el ministro sólo queda claro que estos jóvenes no están siendo preparados para el mundo universitario o para tener acceso al poder; lo dijo brutalmente claro el Dr. Zorrilla. Sólo para aprobar, y que tampoco para el mercado laboral, porque el mundo que les planteamos en los colegios no es el real. No hay régimen de inasistencias, no hay amonestaciones y sí tienen garantizado que aunque no estudien, no asistan o hagan nada van a aprobar. Esa es la pregunta que los docentes, padres y alumnos debemos hacernos hoy: ¿qué pretenden de los jóvenes quienes hoy nos gobiernan? ¿Qué les preparan para el futuro? ¿Por qué? Esa es la cuestión. Y la discusión y las respuestas son tremendamente ideológicas, mucho más de lo que dice Zorrilla?, advirtió la gremialista docente.