El “efecto desaliento” fue un ancla para que el desempleo no se dispare en 2020

El “efecto desaliento” fue un ancla para que el desempleo no se dispare en 2020

Sin la caída brusca en la participación de los trabajadores en el mercado laboral, la desocupación se hubiera disparado al 28,5% el año pasado, según la UCA

 

Sin el desaliento provocado por la cuarentena estricta –que hizo descender bruscamente la participación en el mercado laboral–, el desempleo se habría casi duplicado y hubiera cerrado en 28,5% en 2020.

Esa es una de las conclusiones del informe “Efectos de la Pandemia Covid-19 sobre la dinámica del trabajo en la Argentina Urbana” que la Universidad Católica Argentina (UCA) presentará hoy.

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“Se estima que de no haberse generado este efecto desaliento y se hubiese mantenido el nivel de participación en el mercado de trabajo, la desocupación se habría incrementado a niveles cercanos al 28,5%. A pesar de esto la tasa de desocupación se incrementó, entre 2019 y 2020, del 11,3% al 13,9% de la población económicamente activa, el valor más elevado de la década”, sentenció el Observatorio de la Deuda Social Argentina, que conduce Agustín Salvia.

La universidad explicó que la propensión de las personas a participar del mercado de trabajo –que bajó de 64,8% a 63,1%– el año pasado se explica porque, “a pesar de la fuerte pérdida de empleo observada, la tasa de empleo disminuyó de 57,9% a 54,1%, se dio un efecto desaliento en la búsqueda de empleo ya sea por la imposibilidad de circular libremente por las disposiciones del ASPO o del DISPO o, por la creencia de que no se va a conseguir trabajo”.

Cuando alguien queda desempleado o no tiene una ocupación y no busca empleo activamente al momento en que se lo consulta es registrado como inactivo y no como desempleado. Por eso, durante la cuarentena extendida y rígida, los expertos pusieron el foco en lo que pasaba con la tasa de ocupación y no en la de desempleo. Según el Indec, el desempleo cerró en 11% (una suba de dos puntos) con 360.000 desocupados nuevos en 2020. Sin embargo, la cantidad de ocupados menos en todo el país fue de 1,1 millones. Muchos fueron registrados como inactivos por el efecto desaliento o por estar en zonas en las que la circulación estaba todavía restringida. En el peor momento de la pandemia y la cuarentena, en el segundo trimestre del año pasado, la cantidad de ocupados cayó en 4 millones.

Agustín Salvia del Observatorio de la UCAMauro V. Rizzi - LA NACION

Los datos de la UCA cerraron en octubre pasado. Por eso, Salvia aclaró que la situación del mercado laboral en la Argentina ya mostró mejoras en el último bimestre de 2020 gracias a la recuperación de la industria de la construcción y a las reaperturas de la actividad, que beneficiaron a la economía informal, cuentapropista y a los servicios. Sin embargo, para el sociólogo esa mejora de fin de año no se mantuvo en el primer trimestre de 2021. “Se detuvo la recuperación”, estimó y explicó: “Los datos del primer trimestre son poco alentadores. Se está incrementando el número de trabajadores pobres por el efecto inflación y la pérdida de poder adquisitivo, y hay una muy lenta recuperación del empleo que se da, sobre todo, en el sector informal”.

Acerca de los trabajadores pobres, la universidad también hizo un cálculo. La cantidad de trabajadores en hogares pobres llegó el año pasado a 27,4%, un avance de dos décimas con relación a 2019. Pero el gran salto en este indicador se ve cuando se comparara con el registro de 2017, el último año de crecimiento en el país. En 2018 y 2019, dos años de muy elevada inflación, la cantidad de trabajadores en hogares pobres casi se duplicó.

LA BOMBA CON MENSAJE DE LA AFI

Otra de las tendencias que se verificó en el último año es la degradación en la calidad del vínculo laboral. “En el último año aumentó la proporción de ocupados en el sector microinformal de la estructura productiva”, señalaron los autores del informe entre los que se encuentran Eduardo Donza y Santiago Poy. Allí aglutinan a las actividades laborales autónomas no profesionales o llevadas a cabo en pequeñas unidades productivas de baja productividad, alta rotación y baja o nula vinculación con el mercado formal. En 2020, este sector reunía al 51,1% de los ocupados.

Este último segmento de la economía se expandió dos puntos con relación a 2019. El sector formal, en tanto, se achicó: pasó de 37,4% a 33,7%. Por otra parte, el sector público creció, de 13,5% a 15,2%.

Otro dato que llamó la atención es el que la UCA denominó “riesgo de desempleo” y en el que agrupó a aquellos que estuvieron al menos una vez desocupados durante el año. Ese porcentaje subió entre 2019 y 2020 de 32,2% de la población económicamente activa a 36,7%. A su vez, la universidad informó que el 46,4% de los ocupados –entre ellos asalariados y también cuentapropistas– carece de aportes al Sistema de Seguridad Social.

“El ingreso medio mensual de los trabajadores del sector micro-informal fue un 35,4% menor que el ingreso total de los ocupados”, concluyeron los analistas de la casa de estudios y enumeraron: “En 2020, el ingreso medio mensual del total de los ocupados fue de $33.257; el de los trabajadores del sector microinformal, de $21.475; el de los ocupados del sector privado formal, de $46.101; y el del sector público, de $44.854”.

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