Ejemplo. El Padre que organizó un parripollo para poder pagar los sueldos de junio

Ejemplo. El Padre que organizó un parripollo para poder pagar los sueldos de junio

El Padre Gastón no quiso despedir, quiso pagar los salarios de junio. El parripollo lo posibilitó.

Sucedió este fin de semana en la Parroquia Santo Cristo de la localidad de Lanús, al sur del Conurbano bonaerense. Gastón Lovizio es el titular encargado del Hogar Padre Alberto Hurtado, en donde se alojan 11 niños y niñas, a los que le fueron vulnerados algunos –o todos- sus derechos.

El Padre Gastón emplea a 13 trabajadores y trabajadoras entre cuidadoras, coordinadoras y personal administrativo, de quienes depende el funcionamiento de la institución que, a la vez, recibe parte del financiamiento de la provincia de Buenos Aires. La pandemia aterrizó en el mundo y particular en la Argentina para provocar estragos y junio fue un mes especialmente difícil para el Padre Hurtado.

¿Qué pasó?

El aislamiento decretado por el Gobierno Nacional y las características del Covid19, provocaron que los mayores y personas con ciertas afecciones deban permanecer en sus domicilios mientras dure el riesgo. Los 11 niños y niñas, de quienes se preserva su identidad por ser atravesados por el Sistema de Niñez de Protección y Restitución de Derechos, deben ser cuidados por personal especializadado. A la falta de empleados, el Padre Gastón debió contratar 4 trabajadoras para cubrir los espacios. La pandemia pulverizó cualquier presupuesto y los salarios del personal no podía ser abonados en tiempo y forma.

El parripollo

Lo primero que pensaría cualquier empresario en situación de crisis (no todos, pero sí muchos) es achicar el personal para reducir “costos”. El caso del Padre Gastón es diferente. Organizó un parripollo, para poder abonar los salarios de junio. Reunió a sus contactos de Whastapp, elaboró un anuncio casero, lo envió, y recaudó lo necesario para poder pagar los sueldos.

Su otra pasión

La Iglesia y los actos benéficos no son el único camino por los que transita Gastón, sino que antes de la pandemia, los domingos no solo eran para la Misa católica, sino que luego de su compromiso eclesiástico, corría para darle rienda a su pasión futbolera al Cilindro de Avellaneda para ver su amado Racing Club.

Esta nota no necesita un desarrollo mucho más extenso. Quizás, Techint podría haber organizado un Bingo o un “Burako” para no despedir a los 1.500 constructores. Solo un ejemplo de muchos.

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