El empleo sintió el golpe del virus

El empleo sintió el golpe del virus

La cifra contempla cierto efecto negativo por la estacionalidad, pero no tiene en cuenta el empleo informal, que impacta en casi el 40 por ciento de la población.

 

Las estadísticas públicas registran plenamente la magnitud de la crisis laboral que atraviesa la economía nacional, en un momento en donde el gobierno nacional y los provinciales apuestan por una reapertura cuyo resultado es totalmente incierto. Desde febrero, se redujo en casi 400 mil la cantidad de puestos de trabajo formales en el país, deterioro que se monta sobre el escenario negativo de los últimos años. 

La mayor parte de las bajas no se produjeron por despidos, lo cual muestra que hasta aquí sirvió la prohibición oficial y la vigencia de la doble indemnización. Es una barrera útil pero que está muy lejos de frenar la pérdida de empleo y que se vuelve menos efectiva a medida que avanza el deterioro productivo.

Todos los sectores perdieron empleos, aunque las bajas más significativas por su impacto en el mercado de trabajo global se dieron en la construcción, hoteles y restaurantes, actividades inmobiliarias, comercio y reparaciones, transporte y almacén, industrias manufactureras, servicios comunitarios y sociales y enseñanza. Y este panorama es solamente la parte que está por encima de la superficie, que es palpable para los registros oficiales. El deterioro del empleo informal es incluso más masivo y con fuertísimo impacto en los hogares de menores ingresos.

Los números

Según los números del sistema previsional, en abril había 11.755.000 empleos formales en el país, mientras que en febrero, eran 12.091.000 empleos. Esto implica una baja de 336 mil puestos de trabajo formales. Cabe aclarar que hay cierto efecto negativo dado por la estacionalidad. Por eso el Ministerio de Trabajo calcula que sin tener en cuenta motivos estacionales, la pérdida de empleos registrados es de 290 mil entre febrero y abril.

Si a los datos de abril se aplica la estimación de caída del mensual del empleo asalariado que calcula el Ministerio de Trabajo para el mes de mayo, que fue del -0,4 por ciento, la cantidad de empleo formal habría bajado en otros 47 mil puestos, con lo cual el impacto acumulado desde el comienzo de la pandemia sería de 383 mil empleos. A eso corresponde agregar el desempeño seguramente muy negativo de junio y julio.

Los datos anteriores no tienen en cuenta el empleo informal, que tiene impacto en casi el 40 por ciento de la población. Es esperable que el mercado de trabajo informal se haya resentido al menos tanto como el trabajo formal.

Asalariados

El universo del empleo formal, de 11.755.000 trabajadores en abril pasado, está compuesto en un 80 por ciento por asalariados y el 20 por ciento restante son trabajadores independientes o tienen una relación de dependencia encubierta en una modalidad de contratación precaria. Se considera “empleo de calidad” al asalariado registrado en el sector privado y público, ya que cuenta con derechos laborales básicos como licencias por enfermedad, aguinaldo, vacaciones e indemnización por despido.

En abril se registraban 9.476.000 trabajadores con “empleo de calidad”, mientras que ese número se ubicaba en 9.720.000 en febrero, lo cual implica una baja de 244 mil puestos en la medición con estacionalidad. Si se descuenta el factor estacional, la baja es de 174 mil puestos de calidad entre febrero y abril.

En particular, el empleo privado registrado bajó de 6.042.000 millones de personas en febrero a 5.805.000 millones, una caída de 237 mil puestos, prácticamente equivalente a la baja del empleo asalariado total. Algo esperable: el sector público viene teniendo en medio de la pandemia una participación muy baja en la desafectación de personal. En cambio, casi todo el deterioro se explica por la expulsión de trabajadores por parte de las empresas privadas, de las cuales muchas tienen nula o muy baja actividad y vienen de varios años de deterioro financiero.

Si se toma la caída de empleo en abril frente a marzo corregida por estacionalidad, la baja de los asalariados privados es de 128 mil puestos. De ese total, 40 mil provienen de la construcción; 20 mil, de hoteles y restaurantes; 16 mil, de actividades inmobiliarias; 14 mil, de comercio y reparaciones; 10 mil, de transporte y almacén; 9300, de industrias manufactureras; 8800, de servicios comunitarios y sociales; y 7500, de enseñanza.

En abril, la caída interanual del empleo asalariado privado registrado fue del 5,3 por ciento, lo cual implica que en el último año, 5 de cada 100 trabajadores en relación de dependencia del sector privado perdieron su puesto.

Si bien el gobierno todavía no publicó los datos finales correspondientes a mayo, la encuesta del Ministerio de Trabajo anticipa caídas. Así, en abril y mayo se habrán registrado las peores bajas en el empleo registrado desde la crisis de 2002. El deterioro laboral se da por la virtual paralización de las contrataciones y a pesar de que también se redujo la tasa de salida del sistema, a partir de la prohibición de despedir y la vigencia de la doble indemnización.

También es record la magnitud de las suspensiones de personal, que en mayo fueron adoptadas total o parcialmente por el 17 por ciento de las empresas.

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