En espejo con el PJ nacional, el peronismo porteño cierra heridas

En espejo con el PJ nacional, el peronismo porteño cierra heridas

Apunta a renovar autoridades en junio. El pejotismo y La Cámpora insisten con una presidencia “compartida”. El desafío de la unidad para abrazar al sindicalismo peronista. 

Por GONZALO PALESE.

Mientras el Frente de Todos (FdT) hace pie en la Ciudad de Buenos Aires y camina a la unidad en la Legislatura porteña, el Partido Justicialista, columna vertebral del armado que llevó a Matías Lammens como candidato a jefe de Gobierno en 2019, quiere seguir los pasos del peronismo nacional y acelera su proceso de normalización para renovar autoridades. Para eso, el peronismo capitalino y La Cámpora tienden puentes con el sindicalismo bajo las premisas de preservar la unidad y olvidar viejas rencillas que llevaron a la paralización del partido.

Todos los sectores concuerdan en que es "innecesaria" una interna y que, en espejo con el PJ Nacional, redoblarán esfuerzos para garantizar la unidad de todas las tribus.

En 2019, la unificación peronista que dio nacimiento a la fórmula Alberto Fernández - Cristina Fernández puso paños fríos a la interna capitalina, sublimó viejos rencores y permitió pensar en unificar bloques. Ahora, el desafío de la unidad toma volumen y tiene más adeptos en un escenario completamente distinto: el peronismo volvió a la Casa Rosada y a la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Además, el Presidente tiene un interés particular por la Ciudad de Buenos Aires.

Ese marco acelera el plazo para convocar a elecciones en el partido que preside Víctor Santa María, deseoso de avanzar con el recambio de autoridades. El camino a la unidad implica el reparto de poder. El peronismo y La Cámpora insistirán con la fórmula María Rosa MuiñosMariano Recalde y esperan sumar al sindicalismo a la conducción del PJ Capital.

Trabajarán para borrar de un plumazo la historia reciente: en 2018, el PJ porteño estuvo al borde de la intervención, el proceso electoral quedó enmarañado en la Justicia Electoral y hasta hubo un pedido del exsecretario de Comercio Guillermo Moreno para "revisar" el padrón de afiliados. El PJ quedó envuelto en un mar de internas y el proceso naufragó.

Antes de la paralización, La Cámpora y el peronismo que lideran Santa María y Juan Manuel Olmos, actual jefe de asesores del Presidente, habían negociado lista de unidad y presidencia compartida. Para esa instancia propusieron la opción Muiños - Recalde, entonces legisladores porteños, pero no hubo quórum y terminaron conformando una Mesa de Acción Política para calmar las aguas entre peronistas, kirchneristas y sindicalistas.

El peronismo venía de una derrota electoral en 2017 en la Ciudad y en la provincia de Buenos Aires, con los bloques partidos en el Congreso y en la Legislatura porteña. Existía una tensión latente propia de un espacio sin jefatura clara, pero el horno no estaba para internas y el proceso quedó frizado.

En 2018, la fórmula Muiños-Recalde no prosperó por falta de consenso interno y un descontento del sector sindical del PJ Capital. Ese desacuerdo iba en paralelo con una diferenciación política: mientras el peronismo de Santa María y Olmos acercaba posiciones con La Cámpora, los gremios UPCN y UOM tendían puentes con el massismo porteño. Por ese entonces, un acuerdo de CFK, Fernández y Sergio Massa era una quimera que, meses después, fue posible gracias a la convicción de ganarle las elecciones presidenciales a Mauricio Macri.

Ese momento fue un quiebre en la relación entre la conducción del PJ porteño y su rama sindical. La tensión se mantuvo hasta los comicios de 2019 y, tras dos meses de mandato del Frente de Todos, ambos campamentos peronistas trabajan para recomponer la relación y volver a transitar un camino conjunto en la vida orgánica del peronismo de la Ciudad.

Nuevamente, el PJ enfrenta el desafío de contener a todos: el sector de Santa María, el Nuevo Espacio de Participación (NEP), La Cámpora y el sindicalismo deberán aceitar sus vínculos para concretar una lista unificada y suturar las heridas que sangran desde el cierre de listas de 2019.

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