Etiquetado frontal de alimentos: los ejes de una ley que busca combatir enfermedades

Etiquetado frontal de alimentos: los ejes de una ley que busca combatir enfermedades

Factores como hipertensión, hiperglucemia, sobrepeso, obesidad aumentan de manera preocupante, sobre todo en niños. La Cámara de Diputados emitió dictamen al proyecto de etiquetado que busca cuidar la salud y brindar información en los alimentos.

La ley de Etiquetado Frontal ya está casi para servirse en la mesa. El proyecto busca que productos procesados y ultraprocesados lleven octógonos negros visibles en sus envases para informar el alto contenido de sodio, azúcares, grasas y calorías. También que se regule la publicidad y se promueva la alimentación saludable en escuelas. En un plenario de cuatro comisiones de la Cámara de Diputados obtuvo dictamen favorable y se busca que sea ley el mes próximo.

La licenciada en nutrición Mara García, de la Federación Argentina de Graduados en Nutrición (Fagran), en diálogo con RIO NEGRO, celebró que el proyecto original, tal cual como fue aprobado en Senado, obtuvo dictámen. “Hubo modificaciones propuestas que finalmente no prosperaron. Esperamos que en dos semanas pueda salir la sanción de la Ley, pensamos que sería bueno que salga antes de las PASO”, dijo.

Fagran nuclea a más de 20 asociaciones y colegios de nutricionistas del país. Hicieron aportes cuando se redactó del proyecto y participaron del tratamiento en comisiones con aportes desde lo técnico. En este sentido, García señaló que para sustentar la evidencia que genera la necesidad de la regulación, tomaron encuestas masivas, como la Encuesta sobre Entornos Escolares, de Factores de Riesgo, la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud desarrollada por el Ministerio de Salud.

Esta última arrojó que 7 de 10 adultos tienen sobrepeso u obesidad en Argentina y 4 de cada 10 niños, niñas o adolescentes. El informe detalla que un 13,6% de niños tiene exceso de peso y la cifra crece hasta el 41,1% en la población de entre cinco y 17 años.

Desde Fagran explicaron que Argentina, está entre los países de América Latina, con los mayores índices de obesidad por excesos, mayor consumo de bebidas azucaradas y mayor consumo de ultraprocesados. “Este dato nos alerta de la necesidad de tomar intervención, en cuanto a ver que están comiendo los niños, que pasa con los alimentos que se ofrecen en los comedores, en las góndolas, cuáles son las elecciones de las familias”, dijo García.

El proyecto de advertencia con octógonos es apoyado por organismos internacionales y ONGs . La Organización Panamericana de la Salud (OPS), UNICEF y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) manifestaron su recomendación de aprobación de la ley. En la otra punta del ring, los principales actores en contra provienen de la industria alimenticia, quienes hacen lobby para evitar que prospere.

“Dicen que el octógono negro demoniza a un alimento, que la gente va a creer que está prohibido, cuando en la realidad nadie interpreta eso. Lo que se busca es entorpecer la votación de la ley. El octógono negro lo que hace es informar”, dijo la licenciada y agregó ellos basan sus argumentos en documentos realizados desde la investigación científica, libre de conflictos de interés, pero saben que hay organizaciones y colegas, que están abalados por empresas de la industria alimneticia y generan un contradiscurso en redes o en la prensa, contra lo que dice la ley.

En la región, Carlina Palmero licenciada en nutrición que trabaja en consultorios de General Roca hace 20 años sostuvo que la ley es totalmente necesaria. “Es justo para la población, porque garantiza el derecho a la información. Después cada uno es libre de elegir lo que consume. Las consecuencias que trae el consumo de los productos ultra procesados se ve cada vez más. La obesidad en adultos, niños y la aparición de enfermedades en niños que antes eran de los adultos, es algo que cada vez veo más y preocupa. Me parece que es extremadamente necesario que se apruebe la ley”, dijo.

El modelo de octógonos se implementó en Chile, Uruguay y Perú. En Uruguay, un estudio de UNICEF encontró que, luego de su puesta en marcha, un 18% de los consumidores optó por no comprar un producto con octógonos y un 23% optó por opciones libres de advertencias. “Chile es uno de los pioneros. Lleva cinco años y la presencia del octógono, no solo limitó a los adultos a comprarlo, los chicos entienden que eso no es lo mejor para su salud” destacó Mara García.

En medio de una sindemia

Hoy en Argentina no se cuenta con información nutricional en la cara frontal de los alimentos. Los paquetes tienen una tabla pequeña, de información nutricional, en alguna cara oculta, en letras chicas, con valores difíciles de comprender, o siglas de aditivos que no se conocen. Los profesionales aseguran que eso no le sirve al consumidor para saber si el alimento es sano o no.

“El rotulado está, pero se necesita que esté más claro. Los pacientes no saben qué mirar en la etiqueta. Desde el rol de nutricionista es difícil en una consulta enseñar qué comer, cómo, si hace deportes y sumar la explicación de cómo leer una etiqueta. A mi me lleva un tiempo interpretarla y soy profesional. Enseño que hay que ver los carbohidratos, grasas y demás, y también los ingredientes. Estos se listan, el que está primero es el que más lleva el producto . Por ejemplo, las barritas de yogur con frutilla, no tiene ni yogur ni frutilla”, explicó Palmero.

Uno de los planteos fuertes, va en torno a desenmascarar a esos grupos de alimentos que se perciben como ligth, sanos, buenos, cuando tiene tantos azúcares como otros.

“Atravesamos una sindemia, con dos pandemias en simultáneo. La obesidad y las malnutriciones que contemplan sobrepeso y obesidad, son un problema de salud pública desde hace años, por el exceso de productos ultraprocesados, porque la familia cada vez cocina menos”, dijo García.

Palmero aclaró que no todo lo que pasa por la industria es malo, pero cuanto menos ingredientes tienen, es mejor. “La leche dice: leche, vitamina y listo. No está lleno de otras cosas que no se sabe que son”, recomendó.

Si se aprueba la ley, la industria tendrá plazos, para colocar sellos y se dará un margen para mejorar alimentos. La norma apunta al conjunto de la sociedad y es el primer paso de muchos que hay que dar.

“Funcionará como puerta de entrada a regulaciones que apunten a garantizar desde el mercado, desde el Estado, alimentos más saludable. Hay que mantener actividades, debemos continuar generando acciones, avanzar con impuestos a las bebidas azucaradas educación”, concluyó Mara García.

La pandemia empeoró un panorama que ya era crítico

Si bien todavía no hay estudios que demuestren el impacto de la pandemia sobre la alimentación de la población, en los consultorios se ve cómo el problema se hace cada vez más grande.

La licenciada en nutrición Carolina Palmero, explicó que la pandemia acentuó el problema. Al consumo excesivo de ultraprocesados, de bebidas azucaradas y demás, se sumó la falta de actividad física no reglada.

“El gasto calórico del metabolismo basal es la energía que consumimos para las funciones básicas, y se suma el gasto por actividad física. Este se divide en el gasto por la actividad física reglada y la que hacemos por andar. De repente, terminamos metidos en ambientes de tres metros, quietos y ese gasto se redujo mucho”, dijo la licenciada.

En este panorama, el aumento de problemas alimentarios en los niños genera mucha preocupación. Argentina encabeza el ranking de menores de cinco años con sobrepeso en América Latina. Palmero explicó que ante el problema hay que consultar al médico, hacer un tratamiento, porque la obesidad es una enfermedad con consecuencias graves y un chico sin tratamiento es un adulto enfermo. Por otra parte, si no hay acompañamiento familiar, no hay forma de tratarlo.

Una de las claves es volver a la alimentación de casa. Consumir granos, legumbres, cereales, carne, huevo, fruta, verdura y productos mínimamente procesados, como leche, lácteos, pan.

“Son los alimentos que en algún momento pasaron por el banquillo de los acusados: que la banana engorda, que la leche es mala, o la harina hace mal, pero eso que compran de paquete es peor”, dijo la licenciada y agregó que es más sano comer un yogur con frutilla, que la barrita de cereal. Otro punto que destacó es que hay la sobrealimentación no es buena.

La Ley: caminos recorridos

- En octubre de 2020, la iniciativa fue aprobada en el Senado con 64 votos a favor y tres en contra. Luego pasó a Diputados, donde se empantanó.

- En noviembre de 2020, el presidente de la cámara, giró el proyecto a seis comisiones, en una decisión que fue criticada por intentar frenar su avance. Finalmente se envió a cuatro y, entre el lobby de sectores económicos y el desinterés por parte de los espacios políticos, no prosperó.

- Luego de casi nueve meses de estancamiento, fue tratado por las comisiones de Legislación General, de Acción Social y Salud Pública, Industria y Defensa del Consumidor.

- El martes, el proyecto completó su paso por comisiones de Diputados, con 91 firmas en el dictamen de mayoría, solo tuvo 6 votos en disidencia.

- La ley dice que todo alimento contenido en un envase, cualquiera sea su origen, envasado en ausencia del cliente, listo para ofrecerlo al consumidor tendrán la obligación de llevar en la cara principal un sello negro de advertencia por cada nutriente crítico en exceso: azúcar, sodio, grasas saturadas, grasas totales y calorías. Es decir, pueden llevar uno o más sellos negros.

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