Fernández apela a la "unidad" pero la interna se recalienta: ¿peligra la mesa política?

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Intenta enfriar la pelea mientras crecen las presiones sobre su futuro y la próxima cumbre. Objetivos contrapuestos ponen en jaque al oficialismo.

Por: Pablo Sieira.

En medio de presiones de sus socios en el Frente de Todos, el presidente Alberto Fernández vuelve a recostarse sobre el discurso de la "unidad" frente al "enemigo" en común para tratar de fortalecer su posición en la interna antes de la primera reunión de la mesa política del oficialismo, sobre la cual ya hay tironeos que amenazan con generar el efecto contrario al que se busca.

"Podemos discutir y tener diferencias, lo que no podemos es dividirnos. A los compañeros les pido más unidad que nunca", sostuvo Fernández este viernes al encabezar un acto en el partido bonaerense de Berazategui, y agregó: "Tenemos que estar unidos porque hay un común denominador que nos une: que los enemigos de la patria no tomen el poder". 

Ante la mirada del intendente local, Juan José Mussi y sus pares Fernando Espinoza (La Matanza), Mariel Fernández (Moreno), Mario Secco (Ensenada) y Alberto Descalzo (Ituzaingó), la frase sonó como un mensaje de cara a la cumbre del Frente de Todos, que nace con un problema de origen: todos llegan con intenciones distintas y, por momentos, contrapuestas entre sí.

En ese contexto, Fernández empieza a desplegar un juego que ya es casi parte de su estilo pero que suele molestar a la vicepresidenta Cristina Kirchner y al ministro de Economía, Sergio Massa, sus socios: enfriar las cosas y demorar decisiones.

Como parte de ese juego, el mandatario ya hizo saber entre los propios que no saldrán grandes definiciones de la reunión que tendrá lugar el próximo jueves según supo iProfesional de fuentes oficialistas. Es un freno de mano a las expectativas sobre la cumbre que se combina con el llamado a una "unidad" como una forma de ganar tiempo para no salir más debilitado de la discusión interna.

La estrategia de Alberto Fernández y las dudas sobre la mesa política 

A pesar de haber pasado pocos días desde que reconoció su pelea con el ministro del Interior, Eduardo "Wado" de Pedro, el máximo delegado de Cristina Kirchner en el Gabinete, Fernández ahora intenta enfriar una interna que, por el contrario, volvió a recalentarse desde aquel cruce y en relación directa con la reunión de la mesa política que tanto le reclamaron Massa y el kirchnerismo. 

Las diferencias en el Frente de Todos se vuelven más marcadas y ponen en riesgo los resultados de la mesa política 

Y es que el desafío más difícil para esa cita lo tiene precisamente el mandatario, que conoce las intenciones de los enviados de Cristina Kirchner a la cumbre de aprovechar ese ámbito para, entre otras cosas, obturar su aspiración de ir por la reelección, mientras que Massa le pide que defina lo antes posible si será o no candidato.

Las presiones se multiplican. En los últimos días, el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, que suele hablar más con Cristina Kirchner que con Fernández, sostuvo que en la mesa política deben estar representados todos los actores pero preguntó si "hay lugar para una mesa tan amplia en donde se terminan diluyendo las decisiones".

Ese interrogante suena hoy en todas las oficinas del oficialismo. Nadie sabe qué tan efectiva puede ser la mesa política y varios temen lo que pueda ocurrir con el Frente de Todos si no se alcanza en ese ámbito algún tipo de acuerdo que ordene la interna, algo que parece cada vez más difícil en momentos en que todos los actores persiguen objetivos distintos.

"Cualquier presidente quiere reelegir o incidir en su sucesión, es lo normal", evaluó una fuente del oficialismo ante iProfesional sobre el objetivo con el que Alberto Fernández convocó a la mesa política, a la que ahora, en medio de una interna que amenaza con desordenarse todavía más, intenta ponerle paños fríos.

Pero en el kirchnerismo buscan lo contrario y un poco más: además de desactivar un intento de reelección de Fernández, quieren discutir el rumbo económico del Gobierno y que se revise el acuerdo con el FMI, algo que puede generar algún cortocircuito con Massa. Hasta dónde llegará el apoyo de Cristina Kirchner a la gestión del ministro es otra duda que flota sobre la mesa política.

La gestión y el "griterío político": definiciones de Fernández

 

Frente a todo ese ruido en el Frente de Todos, durante el acto en Berazategui el jefe de Estado expresó: "La patria se construye sin peleas, sin desunirnos. Cada vez estoy más atento al murmullo de la gente y cada vez escucho menos el griterío de la política".

El mandatario vuelve a apelar al discurso de la "unidad" y le pone paños fríos a la mesa política 

La frase no pareció solo una referencia a la fuerte disputa entre la alianza oficialista y Juntos por el Cambio sino a la propia interna que el mandatario intenta contener para hacer valer su posición como Presidente ante sus socios y evitar ser desplazado en la definición de las listas y de la estrategia general para las PASO. Sigue la línea que marcó días atrás, de forma más dura, al advertir: "Si le seguimos pegando tiros al bote nos vamos a hundir todos".

Allí también se inscribe el intento de mea culpa que ensayó combinado con una valoración del crecimiento económico que, según afirmó, logró su gestión. "Debemos haber cometido errores, porque todos somos susceptibles de equivocarnos, pero los errores que cometimos nunca fueron en perjuicio de la gente y fueron de buena fe", afirmó Fernández.

"Cuando miramos qué nos pasó en los dos últimos años, ahí tenemos muchos datos para darnos cuenta de que no estuvimos equivocados", agregó en la misma línea al tiempo que remarcó que en ese período la economía "creció más del 16%" y que con ello la Argentina es "el segundo país del mundo que más ha crecido" sólo superado por China.

Desde que decidió dar la pelea interna con Cristina Kirchner y su espacio político de cara a las elecciones, la intención de Fernández es poner en valor su gestión en medio de dos imponderables como fueron la pandemia de Covid-19 y la guerra entre Rusia y Ucrania. Con las definiciones electorales en estado de latencia, el mandatario mantiene en vigencia esa táctica.

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