Gestionar mejor nuestra basura sirve para prevenir inundaciones

Gestionar mejor nuestra basura sirve para prevenir inundaciones

Un proyecto de ingeniería civil propone un método para clasificar y reciclar los residuos en las localidades propensas a anegarse.

Como la Casa Histórica, Los Valles y los sánguches de milanesa, la basura representa un sello distintivo de Tucumán. Aunque la idea incomode o nos hagamos los desentendidos, eso no le resta verdad.

Si bien en los últimos años logramos algunos avance, el camino hacia una ciudad limpia todavía parece una utopía. ¿Qué más resta por hacer?

Sobre este punto, el ingeniero civil Franco Damián Malsenido tiene varias alternativas en mente. La primera es gestionar eficientemente los residuos sólidos urbanos (RSU) de las localidades propensas a inundarse.

Ayer, durante la Semana de la Ingeniera 2022 (realizada por la Universidad Tecnológica Nacional - Facultad Regional Tucumán) el profesional expuso su peculiar propuesta. Un breve spoiler: los desechos, los trenes y los recolectores van de la mano.

Razones del desastre

El proyecto consiste en trabajar dentro del circuito que va, por la Ruta Nacional N° 157, desde Simoca a Taco Ralo. El recorrido incluye a Atahona, Monteaguado y La Madrid.

“Al tener una topografía de llanura deprimida estas zonas poseen un alto riesgo de sufrir inundaciones”, comenta.

Por otro lado, también juegan en contra los malos hábitos de los vecinos. “La mayoría de la población la deposita en basurales a cielo abierto o vertederos. Cuando llegan las anegaciones, el agua provoca el vaciado de estos sitios y propaga diversos vectores y enfermedades a los centros urbanos”, explica el disertante.

Las consecuencias van desde daños materiales lamentables hasta secuelas en el medioambiente y en la salud de sus habitantes.

“Incluso la situación de contaminación se agrava porque los basurales suelen encontrarse en los accesos principales de las diferentes localidades y cerca de algunos ríos (por ejemplo, el Gastona o Marapa)”, advierte.

Las miles de bolsas que hay en ellos impactan en los grandes caudales que desembocan en el Embalse de Río Hondo.

Al sumar cada uno de los puntos anteriores, los efectos colaterales en estas zonas se duplican. Pese a los años, aún permanece el recuerdo de las inundaciones de 2015 y sus desastres en el Interior.

Las 4R en acción

Una parte de la propuesta alude a reducir el volumen de residuos que se acumulan en ese área delimitada. Más del 40 % de la basura corresponde a materiales secos (vidrios, plásticos, cartones, papeles) que pueden reciclarse.

“La idea es retirar los residuos inorgánicos de estas localidades y crear una planta de tratamiento para todos ellos en Simoca (a cuatro kilómetros de la estación). Según nuestros cálculos, el espacio podría llegar a procesar hasta 50,7 toneladas diarias de RSU y darle empleo a un mínimo de 30 personas”, detalla el especialista, quien recibió una mención al proyecto final más destacado de Ingeniería Civil.

Además, el sistema contempla a los recolectores urbanos. Su labor suele hacerse desde una vía informal; lo cual conduce al acopio de material en galpones inadecuados y su venta a precios muy bajos.

“En la iniciativa, planteamos que la actividad se formalice a través de la creación de cooperativas. En especial para que la gente logre acceder a beneficios y los productos se comercialicen a un monto justo”, acota.

Transporte

La última arista de la iniciativa “Gestión de residuos en zonas inundables” tiene que ver con el medio de transporte para llevar los RSU hasta la planta. ¿La novedad? Malsenido propone reactivar los ferrocarriles. Nunca antes nuestro patrimonio cultural y el compromiso con la naturaleza habían hecho tan buenas migas.

Para que la operación funcione hay un montón de engranajes que deben aceitarse. El primer tornillo (o impulsor) es que los tucumanos clasifiquen mínimamente la basura entre inorgánica u orgánica dentro de sus hogares. Ese esfuerzo permitirá que la recolección sea diferenciada.

Una vez que los camiones buscan las bolsas, el material pasa a almacenarse para su posterior reciclaje. Acá es cuando entra en juego la infraestructura ferroviaria.

“De aprovechar las estaciones y sus recursos nos ahorraríamos el dinero que demanda la construcción de galpones. En su momento, visitamos los talleres ferroviarios de Tafí Viejo y chequeamos el estado de algunos vagones tolva que cayeron en desuso al adquirirse unidades nuevas”, indica.

Para seguir con las proyecciones, el primer paso sería acondicionar los vagones y distribuirlos en las diferentes comunas o municipios. Ellos pasarían a ser almacenes temporales.

“Los trenes de Belgrano Cargas requieren completar una formación de 22 vagones para partir. En algunas instancias eso no ocurre. Entonces ¿qué pasaría si llenamos el saldo restante con los vagones tolva repletos de residuos secos?”, invita a reflexionar Malsenido.

La opción abarata al máximo los requisitos económicos y promete mayor rapidez que los camiones u otros medios.

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