Gobierno negocia y cede tensión entre la UOM y Techint

Gobierno negocia y cede tensión entre la UOM y Techint

La negociación en la más absoluta reserva entre Techint y la Unión Obrera Metalúrgica por los operarios suspendidos durante la pandemia avanzó con el aflojamiento de las tensiones y la participación directa de funcionarios al más alto nivel del Ejecutivo.

 Aún sin un acuerdo, el gremio desistió por el momento de iniciar medidas de acción directa como un corte del puente Zárate-Brazo Largo en tanto que el grupo que encabeza Paolo Rocca elevó su planteo inicial de pago de salarios para los licenciados, del 50 al 65 por ciento de los ingresos habituales.

La puja, centralizada en la planta de Siderca en Campana pero que se proyecta al resto de la actividad siderúrgica del grupo, escaló a principios de mes con el despido de 140 trabajadores de empresas tercerizadas por Tenaris, la filial que produce tubos para la actividad petrolera. Y hasta provocó ruido entre el Gobierno bonaerense, que recibió la primera denuncia de la UOM, y el nacional, que intervino a continuación. Esta semana se involucró de manera personal en el conflicto el ministro de Trabajo nacional, Claudio Moroni, junto a su par de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas.

Se trata de un conflicto con múltiples repercusiones. Por un lado, las acciones de Techint suelen tener un efecto dominó sobre otras ramas de la industria que tienen al grupo como referente ineludible. En tanto que la UOM atiende esa crisis en paralelo con la negociación con las cámaras empresarias del rubro metalúrgico para establecer un aumento salarial y un nuevo esquema de suspensiones masivas para los operarios eximidos de prestar tareas por la cuarentena.

En el Gobierno todavía está fresco el recuerdo del despido masivo que concretó Techint en los albores de la cuarentena sobre 1.450 obreros de la construcción de tres provincias donde el grupo tenía emprendimientos en desarrollo. Esas cesantías terminaron avaladas por la cartera laboral nacional incluso después de que Alberto Fernández se refiriera indirectamente a Rocca cuando aludió a empresarios que actuaban como “miserables” en el contexto de la pandemia.

Atenta a ese antecedente, la seccional Campana de la UOM apeló primero al Ministerio de Trabajo bonaerense para denunciar los 140 despidos de tres firmas tercerizadas por Siderca. Apenas se enteró, el ministro Moroni le pidió al metalúrgico Abel Furlán, jefe de esa filial gremial, que repitiera la denuncia ante su cartera para habilitar su intervención. De mala gana y tras una gestión Antonio Caló, líder nacional del sindicato, Furlán aceptó elevar el nivel administrativo de la pulseada.

La diferencia entre jurisdicciones no era menor: la primera reacción bonaerense ante una disputa previa en Campana había sido dictar la conciliación obligatoria en Siderca pese a que legalmente el conflicto estaba centrado en las tercerizadas, por entender que la firma dependiente de Techint es “solidariamente responsable” por el accionar de las empresas que trabajan para ella. En cambio, la primera conciliación que dictó la cartera de Moroni sólo involucró a Menéndez Hermanos, Fumisteria Serscay SRL y Comibor SA, empleadores de los 140 cesantes y que responden linealmente a los dictados desde el grupo siderúrgico. Ese paso atrás provocó la reacción gremial con el anuncio de paros y el bloqueo del puente de Zárate. Recién ante esa presión Trabajo extendió la conciliación a Siderca.

El grupo de Paolo Rocca había anunciado a fin de julio su intención de reducir el pago de los salarios a los suspendidos de sus fábricas siderúrgicas. En el caso de Siderca y de SIAT, en Valentín Alsina, dijo que a partir de agosto planeaba pagar sólo el 50% de los sueldos de los operarios bajo licencia por la cuarentena. Hasta ahora en esas plantas los eximidos de prestar tareas perciben entre el 75% y el 86% de sus salarios netos, producto de acuerdos previos de suspensiones, incluso diferentes al que selló la UOM con las cámaras metalúrgicas. Tras ese anuncio la firma fue más allá e hizo saber de su intención de no reabrir los establecimientos hasta que no hubiese un aval del gremio a la rebaja salarial. Y completó con la instrucción a sus tercerizadas para que despidieran a 140 personas.

La tensión se aflojó esta semana con una secuencia de reuniones presenciales y virtuales de funcionarios con Techint y el gremio, y de la UOM con el grupo empresario bajo el monitoreo de la cartera de Trabajo. En paralelo el sindicato discutió el lunes con las cámaras Adimra (la de mayor cantidad de socios), Fedehogar (fabricantes de electrodomésticos), Camima (pyme), Caiama (aluminio) y Afarte (terminales electrónicas de Tierra del Fuego) por la paritaria que está pendiente desde abril.

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