Con los gremios en modo rebelde, el Círculo Rojo teme por un año conflictivo

Con los gremios en modo rebelde, el Círculo Rojo teme por un año conflictivo

El establishment espera fuertes tensiones en las paritarias y se prepara para medidas de fuerza "más intolerantes". Alerta por los controles en las empresas.

 

El Círculo Rojo levantó la guardia en la antesala de un año que se prevé plagado de conflictos laborales, si es que el modelo de relaciones intrasindical y con el Gobierno profundiza las tensiones ante la crecida inflacionaria. Lejos de acatar las órdenes que surgieron desde el equipo económico que comanda Sergio Massa, los gremios de la Confederación General del Trabajo (CGT) aclararon que el 60% no será techo para las negociaciones paritarias del año electoral y generaron el alerta en las empresas, que admitieron el temor por la escalada de reclamos salariales que podrían convertirse en un nuevo ancla para la caída de la producción y el comercio previstos para 2023.

Es que el Gobierno quiere pisar la variable inflacionaria para tener aspiraciones reeleccionista. Es la meta que el ministro de Economía se puso para probarse el traje de candidato presidencial, pero en enero puede recibir un golpe si se confirman las remarcaciones de alrededor del 5% que pronostican algunas encuestadoras privadas; además de las dudas para febrero, ante los aumentos previstos en rubros clave, como la medicina prepaga, un nuevo quite de subsidios en la energía, el combustible y los servicios de telefonía, cable e internet.

A esto se suma que desde la semana pasada el valor de la carne en el mercado de Cañuelas subió un 30% y se espera que en esta semana termine de impactar a nivel minorista. En ese contexto, el Gobierno se apresuró a negociar el congelamiento de nuevos productos que integrarán el programa Precios Justos, con el que pretende darle estabilidad a la canasta básica. Con ese ritmo, y a la entrada del mes en donde impactan las compras estacionales de productos escolares, la presión sobre la inflación podría tener efectos no deseados para el plan oficialista.

"Es muy importante atacar a la inflación, porque es un mal de base que afecta al poder adquisitivo, como también a las empresas. Si no existe un plan de reducción del déficit, que incluya el fin de la emisión monetaria, es imposible que funcionen los programas que sólo logran reprimir la inflación por un tiempo", se quejó el dueño de una fábrica bonaerense que integra la conducción de la Unión Industrial Argentina (UIA). Un sector del mundo empresarial afirma que los desórdenes macroeconómicos son los responsables de las remarcaciones y desestima que respondan a movimientos especulativos del sector privado.

Aún así, la pauta salarial del 60% fue recibida con buenos ojos de parte del establishment, que comenzó a plantear a la variable paritaria como un "factor central" de la conformación de las expectativas inflacionarias. Aunque, otro sector vinculado con el mercado interno aclaró que "la pérdida del poder adquisitivo se convertirá en otro punto de retracción del consumo, que afectará a la actividad económica y a la vida de las empresas". En tanto, otro fabricante le dijo a Letra P que "las expectativas de producción para este año son a la baja, a pesar de la lógica de un año electoral, en donde suele haber más dinero en la calle".

El Círculo Rojo se puso en alerta ante paros y otras medidas de fuerza en fábricas, obras y comercios ante el reclamo de acuerdos salariales por encima del 60%. "Por un lado, nadie le cree al Gobierno que la inflación será del 60%, más allá del esfuerzo que hizo para controlarla en la última parte del año pasado; y, por el otro, se pueden disparar disputas por las reivindicaciones más férreas dentro del sindicalismo, como sucedió en el gremio del Neumático, donde un sector de la izquierda endureció sus reclamos para, además de lograr un mejor aumento, mostrar una imagen de mejor representatividad en los trabajadores. Eso nos va a traer muchos dolores de cabeza", anticipó uno de los integrantes de la conducción de la UIA, consultado por Letra P.

 El empresariado reclamará una intervención más activa de la ministra de Trabajo, Raquel Olmos, para evitar que se desborden los reclamos en el ámbito laboral. El problema que encuentran -según prevén- es que los sindicatos alineados a la CGT, a la par que rechazaron el techo paritario, confirmaron su sociedad con la Secretaría de Comercio, que conduce el massista Matías Tombolini, para controlar a las empresas y supermercados por problemas de abastecimiento al programa antiinflacionario.

"No podemos esperar que el mismo Gobierno que manda a los gremios a controlar, sea el que nos va a proteger de reclamos y medidas de fuerza excesivas en los puestos de trabajo, con el que medirán representación. Si este clima se profundiza, los parates en las líneas de producción serán clave para la caída de la producción. Hoy estamos teniendo problemas por la falta de insumos y bienes de capital, ante el cepo a las importaciones; pero el cuadro podría agravarse si se multiplican los paros", expresó alarmado uno de los empresarios consultados.

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