Guatemala: “Todo está guardado en la memoria”

Al conmemorarse un nuevo año de la fundación de nuestra afiliada, la Rel UITA y la Felatrac hacen propicia la oportunidad para que los jóvenes sindicalistas conozcan los inicios de este sindicato marcado por la represión y la resistencia. 

El texto es parte del libro “Una biografía compartida” de Carlos Amorín y Enildo Iglesias, que narra la historia de nuestra Regional desde 1967 al 2000. En esta primera entrega damos a conocer los inicios de esta organización agerrida, luchadora y solidaria, que hoy lleva el nombre de STECSA.

EL Sindicato de Trabajadores de Embotelladora Guatemalteca Sociedad Anónima (STEGSA), fundado en 1948 durante el gobierno de Jacobo Arbenz pero desactivado por la represión cuando éste fue derrocado, había resurgido en 1975.

La reacción de la empresa fue inmediata: despidió a la totalidad de trabajadores. Después volvió a contratar a la mayoría, pero dejando afuera a quienes consideraba más “peligrosos”. Los recontratados habían perdido su antigüedad y todos los derechos generados.

Esta medida fue un tiro por la culata para los empresarios porque galvanizó la voluntad de los trabajadores en su lucha. El propietario de la fábrica era un tejano de ultraderecha llamado John Trotter, vinculado a los sectores más salvajemente conservadores de Guatemala, en especial a una organización ultraderechista llamada Movimiento de Liberación Nacional.

Apenas reconstituido el sindicato los trabajadores se acercaron a la Central Nacional de Trabajadores (CNT) en busca de asesoramiento, especialmente para entablarle un juicio a la empresa por la pérdida de la antigüedad y el perjuicio económico que ello implicaba. El monto que la empresa debería haber pagado por ese concepto estaba estimado en 116 mil dólares de aquella época.

En la sede de la CNT se realizó la primera asamblea del sindicato resultando electos Pedro Quevedo como secretario general, e Israel Márquez como tesorero, pero varios de los integrantes del comité ad hoc que presentó el pliego de peticiones fueron despedidos. Apelaron judicialmente y el tribunal ordenó la restitución a sus puestos de trabajo.

En ese momento Guatemala vivía horas dramáticas, y cualquier oportunidad era buena para intentar destruir a los pocos sindicatos existentes, así como a cualquier movimiento de carácter popular.

Por ejemplo, en 1976 hubo un terremoto en Guatemala que cobró más de 25 mil vidas. Aduciendo daños en los edificios y las máquinas como consecuencia de la catástrofe, muchos empresarios aprovecharon para despedir a miles de trabajadores, entre ellos a los dirigentes sindicales y a los más militantes.

Debido a esa situación de calamidad pública el gobierno emitió un decreto por el cual se declaraba “traidor a la patria” a todo aquel que protestara, y el castigo era la pena de muerte.

Trotter vio la oportunidad de deshacerse del sindicato mediante otro despido masivo, intención que le fue advertida a los sindicalistas por algunos empleados cercanos a la dirección de la empresa.

Los trabajadores se anticiparon y ocuparon la fábrica que fue inmediatamente cercada por la policía. Hubo numerosos incidentes y escaramuzas porque los ocupantes resistieron varios intentos de desalojarlos por la fuerza, lo que dejó un saldo de 14 trabajadores heridos y 16 encarcelados.

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