La historia de Bernarda y el reciclado como forma de vida

"Reciclo desde que tengo uso de razón y tengo conciencia", dice la mujer de 51 años. Crea infinidad de objetos con materiales que ya fueron usados.

Bernarda Herrera amanece pensando qué nuevo objeto creará ese día y se acuesta a dormir con las mismas ideas en la cabeza, pero visualizando otros materiales. El reciclado, para ella, es un estilo de vida que lleva consigo hace 51 años.

Cartones, plásticos, papeles, telgopor y materiales infinitos para construir objetos únicos con materia prima que alguna vez ya fue usada. Sus creaciones van desde billeteras con revistas, bolsos con papel de yerba o canastos con cartones de papel higiénico hasta muebles que simulan madera pero son múltiples capas de papel y cartapesta. “No me gusta reciclar y hacer un adorno porque eso es absurdo. El reciclado tiene que mostrarte que las cosas funcionan para algo, así la gente toma conciencia”, sostiene Bernarda con convicción.

La mujer ya conoce los beneficios de cada material y los aprovecha a su favor para construir objetos resistentes y duraderos. Descubrió, por ejemplo, que el papel de los paquetes de yerba tiene un grosor especial y muchos hasta son plastificados.

También aprendió que con telgopor se puede crear barniz que, a su vez, usa como capa protectora de estanterías, bancos y mesas que hace con capas de cartón y papeles. “Es algo que llama la atención porque cuando uno termina el trabajo no te das cuenta que es de cartón, y queda mucho más liviano que un mueble de madera. Por ahí usas una cosita para decorarlos o manijitas para abrirlos”, detalló la experta en reciclaje.

“Reciclo desde que tengo uso de razón y tengo conciencia”, señaló Bernarda, y recordó cómo su mamá siempre “buscaba la vuelta” para rehusar todo lo que podía, por lo que el reciclado siempre formó parte de su vida.

Hace siete años, lo que era un estilo de vida cobró, además, forma de emprendimiento y hace tres decidió dejar su “trabajo formal” y destinar al reciclado el 100% de su energía. La vecina del barrio Islas Malvinas, donde vive hace 29 años aunque es nacida en Chile, empezó a ir a la feria municipal en los Arcos Romanos y tiene su puesto en el Paseo de Diseño de la Diagonal Alvear. También pertenece a la Fundación Otras Voces, que reúne a distintos emprendimientos de la región, vende sus creaciones a través de su página de Facebook “Reciclados Berni” y por el “boca a boca” de la gente que la recomienda.

Bernarda consigue los materiales a partir de lo que va usando en el día a día en su casa, donde vive con dos hijos y un nieto, aunque también recibe de gente que la conoce y ya sabe lo que necesita.

“El reciclado es parte de mí”

“Para mí el reciclado es el día a día. Me levanto pensando qué voy a hacer con las cosas que tengo y me acuesto pensando qué voy a hacer con las cosas que tengo”, sintetizó Bernarda sobre lo que significa el reciclado para ella. Se da cuenta que pasó todo el día sentada y concentrada en el reciclado cuando le da hambre o siente las piernas cansadas. “Es parte de mí porque yo soy lo que hago o las cosas que hago son parte mía”, afirmó.

La artesana transmite su fascinación por observar cómo “la basura puede convertirse en algo útil” y resalta que “el hecho de saber que va a haber un poquito menos de basura en la calle, es primordial”.

"Para mí es transformación, porque de una cosa podés hacer muchas más y nada queda igual. Puedo hacer un cesto y el siguiente cesto no me queda igual", contó. Al mismo tiempo, sabe que con 51 años es casi una excepción a la regla en relación al interés por esta práctica ya que observa, en los últimos años, un interés mayor por parte de la juventud.

"Siempre los más activos son los grupos de jóvenes, ellos son los que movilizan y activan realmente. Al adulto le cuesta un poco, nos ponemos cómodos. Me pasa con conocidos, me juntan materiales porque yo lo hago pero si tienen que hacerlo ellos, sería difícil. Es genial que se tome conciencia desde muy joven", resaltó.

Al mismo tiempo, dijo que "el consumismo es algo que nos está comiendo" y que, en general, la gente vive con cosas en exceso sin necesitarlas para su vida. "Nos comer pensar que hay que tener el último televisor o cada vez más grande, o cosas que realmente después tenés que pensar '¿para qué las necesito?'", planteó. "Hay cosas que comprás para usarlas una sola vez y después quedan ahí. La gente tiene que empezar a tomar conciencia y pensar para qué lo necesita, cuántas veces lo vas a usar".

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