¿Fin al idilio entre gremios y Massa?: sindicalistas, entre la decepción y el malestar

¿Fin al idilio entre gremios y Massa?: sindicalistas, entre la decepción y el malestar

En los días previos a su desembarco en el gabinete, proyectaban pedido de proyectos, reuniones y una lucha "real", pero nada de eso pasó.

Por Alejandro Di Biasi.

Aunque no lo expresen públicamente, la dirigencia gremial transita entre la incertidumbre, el malestar y un dejo de decepción con un Sergio Massa al que consideraba un aliado esencial en su afán de ganar protagonismo.

En los días previos a su desembarco en el gabinete nacional, proyectaban desde el pedido de consejos y proyectos hasta una reunión donde se ratificara la continuidad de las paritarias y una lucha "real" contra la inflación. Nada de eso pasó. Y hasta la supuesta cumbre entre la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Unión Industrial Argentina (UIA) anunciada por bombos y platillos por Massa y el propio Presidente Alberto Fernández, hoy está más cerca del fracaso que de concretarse. Inclusive, hasta llevándose a cabo.

La CGT le viene demostrando a la dirigencia política que, a pesar de las diferencias internas, sostiene el concepto de unidad. Y no desde el espíritu corporativista, sino de instinto de supervivencia. "Sabemos que enfrente están Milei, Espert, Patricia Bullrich, Macri y varios más con la reforma laboral, previsional y de salud en la mano para aplicar apenas asuman. Por eso debemos seguir apoyando y bancando a este Gobierno", señaló a iProfesional un referente gremial.

Sin embargo, muchos se quejan de la falta de comunicación de Massa. "Hubo algún llamado, pero a esta altura esperábamos por lo menos una reunión de la mesa chica de la CGT", se quejó el dirigente, que recordó: "El ex ministro (de Economía) Martín Guzmán vino a Azopardo a explicar el acuerdo con el FMI". Y añadió: "Después hizo un desastre, pero tuvo una actitud política que hoy no vemos".

Reunión CGT- UIA: Sin novedades en el frente

El nuevo ministro de Economía había anunciado una reunión para el jueves 11 con patronales y gremios para asegurar un mecanismo que "permita recuperar ingresos en trabajadores del sector privado", explicó.

En la misma línea se expresó el jefe de Estado: "Vamos a convocar a los empresarios y sindicalistas para fijar una hoja de ruta para alinear precios y salarios en los próximos 60 días. Queremos que los argentinos dejen de padecer con la inestabilidad de los precios. Unos pocos especuladores no nos pueden hacer cambiar el rumbo a nosotros".

Fernández subrayó: "Nos tocó un tiempo muy difícil, pero a pesar de todo pudimos volver a crecer y a generar puestos de trabajo. Ahora tenemos que adecuar los precios a los ingresos de la gente y evitar la especulación". Los dirigentes apuntaron: "Coincidimos con los dichos del Presidente, pero necesitamos acciones más que diagnósticos; no sirve anunciar que se empieza una guerra contra la inflación y nos quedamos de brazos cruzados viendo como los alimentos suben un 20% en quince días".

Para aportar a la confusión, la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, informó que "el Presidente y el Ministro de Economía están trabajando en esa convocatoria, en las medidas, en los términos y en los alcances, y cuando estén disponibles las van a conocer". Añadió que "se están analizan todas las medidas posibles que apunten al crecimiento", respecto de la implementación de un bono para reforzar los ingresos e insistió que la intención del Gobierno es que "los salarios vayan por encima de la inflación".

Rechazo al congelamiento de salarios

La convocatoria no generó ningún interés en la CGT. Fuentes cegetistas aportaron: "No se pueden congelar salarios y precios porque ya venimos con un atraso de ingresos arriba de 20 puntos en los últimos cinco años; el esfuerzo lo tienen que hacer las grandes empresas que tienen ganancias extraordinarias".

Sobre la posibilidad de que el pacto tenga como alternativa la aplicación por decreto de un bono, explicaron que "hay que ver si todos los patrones lo cumplen, porque ya nos sucedió que, en varias actividades, costó cobrarlo". Agregaron que "el gobierno tiene que buscar la alternativa para combinar un bono con el mantenimiento de las paritarias y encarrilar la inflación; esa es la única salida".

El rechazo a un aumento por decreto es el temor a la suspensión de las negociaciones salariales, que en el último cuatrimestre vendrán como un aluvión, con algunos de los sectores más importantes como Comercio, Camioneros, Construcción, Docentes Nacionales, Mecánicos, Sanidad y Alimentación, entre otras. Muchas de estas actividades cerraron en el 60, 65 por ciento, por lo que hay que discutir aumentos de 20 puntos, teniendo en cuenta que el proyectado anual de la inflación ya ronda el 80 por ciento.

Marcha del 17 y agenda de reclamos gremiales

En los pasillos de la central obrera aseguran que "si Massa hubiese convocado a la dirigencia gremial, seguramente la marcha del 17 de agosto se levantaba, pero el diálogo hoy es nulo, más allá de algún funcionario de Economía". La falta de línea directa es otro de los puntos de enojo de la dirigencia, quien advirtió: "Ojo que en la marcha no aparezcan sectores que desde las bases critiquen duramente al Gobierno".

La dirigencia gremial no está conforme por la falta de convocatoria de Massa a las agrupaciones

La agenda del movimiento obrero es amplia, porque al tema salarial se le debe agregar la preocupación por el empleo no registrado que afecta el sistema previsional, la necesidad de transformar los planes sociales en puestos de trabajo ("las organizaciones sociales se apoderaron de las calles y desvirtuaron las manifestaciones", sostienen) y el pago de los fondos de las obras sociales, que hoy están desfinanciadas y sostenidas por los propios sindicatos.

Como señales positivas, el sindicalismo destaca la convocatoria al Salario Mínimo, Vital y Móvil prevista para el lunes 22. Ese básico que sirve de parámetro para las trabajadoras y trabajadores no registrados hoy está en $47.850. Para medir los efectos inflacionarios, ese iba a ser el mínimo para diciembre, pero se tuvo que trasladar a agosto. El desmadre económico es tal que el Consejo posiblemente se reúna cuatro veces en un año, marcando un hecho histórico que no amerita un aplauso.

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