La incertidumbre gana por goleada en los clubes de barrio de la Región

La incertidumbre gana por goleada en los clubes de barrio de la Región

En la actualidad pagan las cuotas societarias entre el 20 y el 40 por ciento. Casi sin ayuda oficial, en algunas entidades le ponen plazo al posible cierre si la situación no se revierte pronto. La solidaridad no afloja.

Con pocos recursos económicos los clubes de la Ciudad mantienen las puertas abiertas a puro esfuerzo y sacrificio. Según consignaron los diferentes dirigentes consultados están pagando entre el 20 y el 40 por ciento de los socios la cuota mensual. La incertidumbre gana por goleada.

“Todos los clubes estamos pasando por un momento crítico”, sostuvo Marcelo Fortes, presidente del club Everton. La situación, describió el directivo, “está medianamente pesada. Bajamos a la mitad el precio de la cuota y sólo puede afrontarla el 30 por ciento de los socios, en su mayoría los que vienen a hockey y fútbol”. La cuota desde la pandemia es de 500 pesos mensuales. Los directivos del club que tiene sede en 14 entre 63 y 64 realizaron una venta de 170 pollos que les donaron y con eso, asegura Fortes, “aguantamos, tranquilos, dos meses más”.

Sesenta días como plazo de supervivencia planteó Salvador Fiorenza, presidente del club Universal, de 25 entre 57 y 58, al referirse a los ahorros que le quedan a la institución para sobrevivir. El próximo domingo 27 de septiembre realizarán un bingo virtual, a las 18, para recaudar fondos. “Los ATP para pagarle el sueldo a los 5 empleados los recibimos durante tres meses, luego los cortaron. Nos dijeron que nos iban a dar un préstamo en el banco Provincia para seguir pagándole el sueldo a la gente, pero desde agosto que no le encuentran la vuelta para instrumentarlo”, dijo Fiorenza.

“Necesitamos que el Estado nos dé una mano. Los socios no pueden seguir afrontando el pago de las cuotas (de 290 pesos, más 670 pesos por disciplina deportiva). De los salones concesionados nos pagaron un solo mes en el último medio año tanto el restaurante como la gente que los utiliza para hacer deportes. Lo peor es que no sabemos cuándo termina todo. Universal cumplirá 79 años en noviembre, y aseguran en la institución que es la primera vez que atraviesan por una crisis de esta magnitud.

MALABARES Y SOLIDARIDAD

En el Centro de Fomento Deportivo Villa Elvira, de 120 y 75 también hacen malabares y solidaridad. “Estamos en el comité de crisis de la Ciudad y ayudamos en los operativos sanitarios y de entrega de alimentos. En estas circunstancias sentimos que tenemos que ayudar a los que más necesitan. Al menos hasta que alcancen los recursos. No tenemos empleados pero hay gastos operativos, porque pagamos los servicios públicos para que no se nos acumulen las boletas y luego se haga una suma inalcanzable”, expresó Daniel Rodríguez, presidente del centro.

Hay clubes que advierten que se les están agotando los recursos y no saben cómo van a seguir

 

En la entidad se desarrollan cursos de oficios y hay actividades deportivas. Algunas clases y los entrenamientos se realizan de manera virtual. “En esta época de escasez tuvimos la mala suerte que se nos rompieron las bombas de los tanques de agua, por lo tanto los integrantes de la comisión directiva tuvimos que afrontar esos gastos”, agregó Rodríguez. El club tiene 300 socios y la cuota es de 200 pesos. Hay meses que sólo pudo hacerlo el 20 por ciento.

INGRESOS QUE CAEN EN PICADA

Rafael Irigoiti es el presidente del club Deportivo Villa Elisa. Los ingresos también han disminuido sensiblemente en la entidad de 48 y Camino Centenario, cuyas puertas sólo las abren los fines de semana para hacer actividades solidarias. “El club tiene 600 socios, de los cuales 150 son activos. La cuota es de 200 pesos mensuales, y fue muy variado el cumplimiento del pago de la cuota. Todo es entendible por el contexto que se vive”, dice el directivo al describir el delicado panorama económico de la entidad barrial.

Se realizan entrenamientos físicos vía plataformas virtuales, para que los chicos mantengan un vínculo con la institución y cuiden su salud. Irigoiti está preocupado porque entiende que “recién vamos a poder reabrir el año que viene. Nuestra mecánica es similar a la de una escuela, ya que hay mucho movimiento de chicos”. Y piensa en los costos que se vienen en la nueva normalidad: “un expendedor de alcohol en gel cuesta 16.000 pesos para la cantidad de gente que viene al club y vamos a necesitar más de uno”.

La preocupación trasciende los límites de la Ciudad. En el club Porteño de Ensenada, del barrio Mosconi, también aseguran que están lejos de pasarla bien. “En nuestro caso son 186 socios, y la cuota es de 200 pesos. Hay meses en los que no llega al 20 por ciento la tasa de cobro. Ya estamos casi sin ahorros. Pedimos ayuda al Estado, pero por ahora tuvimos muy poco auxilio”, describió Víctor Vázquez, presidente de la institución. Tiene un empleado, al que la entidad le paga la mitad del sueldo, la otra mitad la recibe por la cooperativa municipal a la que pertenece. “Hay que cuidar lo que tenemos, para eso está el casero. También se le paga a una persona para que haga las tareas de mantenimiento necesarias”.

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