Juntos, ¿pero hasta cuándo?: una nueva amenaza interna sacude a la alianza opositora

Juntos, ¿pero hasta cuándo?: una nueva amenaza interna sacude a la alianza opositora

Las rispideces dentro de la alianza opositora se agudizan a medida que toman protagonismo el juego de declaraciones y presiones entre los referentes

Si algo le faltaba a Juntos es que aparezca Elisa Carrió. Y lo que hizo Lilita es meterse en una pelea entre radicales, para respaldar a su amigo Mario Negri y de paso, sacarse el gusto de emprenderla contra uno de sus eternos enemigos: el Coti Nosiglia.

Entre esos dos viejos compañeros de ruta, cuando el Coti lideraba la Coordinadora de la Capital y Negri junto a Carlos Becerra, la misma agrupación, pero en Córdoba, esta la pelea por la conducción partidaria, y de cada lado, se agolpan grupos de correligionarios.

Hay una diferencia entre ambos. Nosiglia no da la pelea "en persona". Fiel a su estilo, juega fichas en un tablero en el que participa de afuera. Por dos motivos: es su esencia, pero además, ha conseguido poner en posición competitiva a un grupo de jóvenes que van por el poder interno, con su guía.

Martín Lousteau es el mas notorio de ellos y aunque tan joven no es, da la sensación de renovación en el partido. Al menos, no fue parte del alfonsinismo ni del delarruísmo. Ese entente: Nosiglia – Lousteau fue el que derrotó a Negri en la interna cordobesa, lo vació de poder y ahora le disputa el liderazgo partidario, materializado en el primer paso del plan: quitarle la presidencia del bloque en diputados.

Carrió festejó los 20 años de su partido en la localidad de Open Door y dejó mensajes interesantes. "Sepan lo que eligen en la presidencia de los bloques. Yo no me fui de un partido que tenía corruptos para venir a hablar con los hijos privilegiados de esos corruptos, que manejaron Medicina o la Franja de Ciencias Económicas con la mayor corrupción que se conoce en la historia", sentenció brutalmente frente a los absortos concurrentes.

La frase fue contundente, pero en lo que todos entendieron fue dirigido a Lousteau espetó también: "No se puede ser amigo de Coti toda la vida". La líder de la Coalición Cívica ya había adelantado en la semana que no era indefectible que siguiese en Juntos y que esto dependía de ciertas condiciones.

"Claro su partido está ordenado, son cinco y todos siguen la dictadura de Carrió, ahora viene a meterse al radicalismo de donde se fue, quiere manipular la interna y apuesta en base a sus amistades, porque Lila piensa en ella y su grupo de amigos, esos son los buenos, los demás son los malos", dice un dirigente radical que no está de un lado ni del otro, sino que observa atento donde conviene ubicarse, eso sí, antes de quedarse afuera de todo.

Incluso dentro del PRO no ven bien la amenaza de Carrió: "No podés meterte en la interna de otro partido y condicionar tu permanencia en la alianza en base a esa interna, es un apriete en términos que no nos conviene manejar. ¿Y si Yaco le dobla al brazo a Negri y se queda con el bloque, qué? ¿Se va? Y si se va, ¿nos saca votos? Carrió no tiene votos, tiene poder de daño es el único motivo por el que se la mantuvo adentro todo este tiempo", dice un encumbrado dirigente amarillo.

Hay miedo a la blonda dirigente sin cargo. Miedo a lo que puede decir, a la falta de frenos inhibitorios, a las cosas que sabe de tanto tránsito por la política, sean verdad o no: "Eso da lo mismo, te da una mano de caca (sic) y después ¿cómo te la sacás?", dice otro dirigente que mantiene una prudente distancia.

En su alocución de aniversario, tampoco se privó de agarrársela con funcionarios larretistas, especialmente con quien el jefe de Gobierno puso como responsable de la campaña: Fernando Starface. "No la cuidó a María Eugenia (Vidal) en la campaña, la forzó demasiado, le armaba seis eventos por día, la desgastó sin orden, innecesariamente", le dedicó a uno de los alfiles de Horacio Rodríguez Larreta.

Carrió va a ser protagonista de esta etapa de definiciones por venir. No por su potencia electoral, tampoco por sus dotes estratégicas ni la capacidad de gestión, sino por el miedo que genera que se desmarque, que se salga de Juntos y empiece a tirar desde afuera. "Es un buscapié, nunca sabes para donde va hasta que te golpea, es muy peligrosa", graficó otro hombre del PRO que preferiría que la líder de la Coalición, ni siquiera note su presencia.

Y la batalla será dura, ahora con un condimento externo que intenta condicionar las decisiones de otros partidos dentro de la alianza. Los radicales no se meten en el PRO. Los amarillos no intervienen en las decisiones de la UCR. Lilita, está en todos lados con su código de conducta propio.

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