Kulfas en tensión con Pesce porque frena los dólares que necesita la industria automotriz

Kulfas en tensión con Pesce porque frena los dólares que necesita la industria automotriz

Fabricantes, autopartistas y Smata alertaron que podrían suspender empleados si el Banco Central no habilita los dólares para importar insumos.

 

La recuperación de la industria automotriz es una de las banderas del gobierno y motor a la hora de defender el proceso de reactivación del sistema productivo, luego de la parálisis que generó la pandemia.

 

De hecho, a principio de mes Nissan Argentina anunció que comenzó con la producción de camionetas Frontier en su planta de Córdoba, mientras que Volkswagen adelantó que prevén fabricar las motos de lujo Ducati Scrambler en la misma provincia. Sería la primera Ducati en producirse afuera de Italia.

Sin embargo, la escasez de dólares le complica a las terminales y autopartistas conseguir los insumos necesarios al punto tal que la semana pasada, junto al sindicato, le enviaron una carta al presidente del Banco Central, Miguel Ángel Pesce, donde le advirtieron que si no se revierte la situación se verán obligados a reducir turnos y suspender trabajadores.

La situación se agravó por una decisión de Pesce de obligar a las terminales y autopartitas a pactar con sus proveedores plazos de pago de 180 días, algo que los importadores rechazan

"Confirmamos que varias empresas autopartista nos han informado que a partir de los primeros días del mes de Mayo no podrán continuar abasteciendo a las empresas terminales", advierten las automotrices en la carta al presidente del Banco Central (ver documento adjunto).  

"Como alertamos oportunamente y en reiteradas ocasiones, esta situación continuará agravándose en los sucesivos meses ya que alcanzará progresivamente al resto de las empresas autopartistas y terminales, teniendo como resultado paradas de producción, suspensión del personal de toda la cadena productiva (aproximadamente unos 80 mil), como así también un impacto negativo muy significativo en las exportaciones y en el índice de la actividad industrial (IPI)", agrega la carta y señala que "el sector exporta alrededor del 60% de su producción y fue en el mes de marzo el sector industrial de mayor crecimiento interanual alcanzando un 20%, nivel superior al promedio de crecimiento de la industria (3,1%)."

Como alertamos oportunamente y en reiteradas ocasiones, esta situación continuará agravándose en los sucesivos meses ya que alcanzará progresivamente al resto de las empresas autopartistas y terminales, teniendo como resultado paradas de producción, suspensión del personal de toda la cadena productiva (aproximadamente unos 80 mil).

 

La decisión de Pesce agravó los problemas del sector que ya venía lidiando con el SIMI, Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones, que funciona igual que las DJAI que inauguró Guillermo Moreno que terminan siendo permisos discrecionales para las compras en el exterior y controlar la salida de dólares por goteo.

Esta crisis en el horizonte parece contra intuitiva con las noticias de las automotrices de nuevas líneas de producción que pueblan los medios. Según explicaron a LPO fuentes de la industria, esos anuncios responden a los pedidos del gobierno que pide inversiones en el país a cambio de liberarle las divisas. Sin embargo, el tema volvió a poner en relieve las contradicciones internas del equipo económico y terminan generando un cuello de botella en el rubro: el crecimiento de las automotrices demanda dólares que el Banco Central no tiene y las propias inversiones anunciadas, entran en riesgo.

Alberto en la planta de Nissan en Córdoba.

 

Para sortear el escollo, desde el gobierno le sugirieron a las autopartistas que negocien con sus proveedores internacionales la posibilidad de estirar los pagos a 180 días, condiciones que no existen en el comercio exterior y mucho menos cuando hay una demanda infinita de insumos en todo el mundo.

 

Estas inconsistencias, donde el gobierno incentiva el consumo, el mercado responde pero después no se pueden abastecer los dólares necesarios para sostener el crecimiento, aumentaron la tensión entre el ministro de Producción, Matías Kulfas y Pesce. Kulfas es un enfático defensor de la industria automotriz y en este punto choca con los límites de la falta de dólares, que este viernes cuestionó Cristina con críticas directas al Banco Central.

Los productores retienen 9.000 millones de dólares de soja y presionan las reservas

 

La situación vuelve a poner en evidencia una crítica recurrente a la política económica de Alberto Fernández: la ausencia de un plan más o menos articulado, que lleva a que cada cartera impulsa medidas que después chocan entre sí, como en el caso de las automotrices. Una situación similar a la que sucedió en el gobierno de Macri con la división de Economía en varios Ministerios, que este gobierno mantiene.

 

En su discurso en el Chaco, Cristina afirmó que Alberto tuvo un superávit comercial de 30 mil millones de dólares en sus dos primeros años de mandato y sin embargo está muy escaso de dólares. Parte de una explicación es que el campo retiene unos 9 mil millones de dólares de la cosecha, el equivalente a 14 millones de toneladas como publicó LPO, aunque en el primer trimestre hizo una liquidación récord de 11 mil millones.

La situación vuelve a poner en evidencia una crítica recurrente a la política económica de Alberto Fernández: la ausencia de un plan más o menos articulado, que lleva a que cada cartera impulsa medidas que después chocan entre sí.

 

La vicepresidenta prefirió señalar que buena parte de los dólares se van en giros a grandes empresas que tienen que afrontar vencimientos de los créditos en el exterior, lo que es lógico porque no pueden acceder a los dólares en el mercado y sino pagan sus créditos, quebrarían, causando un daño mayor.

 

Para sumar a las paradojas de Argentina, el panorama de la industria automotriz es alentador. En principio, porque hay una demanda insatisfecha que se calcula en unos 40.000 autos sólo el año pasado. O sea, potenciales compradores que cuando van a una concesionaria se encuentran con plazos de entrega enormes por modelos sin stock.

 

Esto se observa claramente en la zona núcleo donde una parte importante de las ganancias de las campañas agrícolas se vuelcan a la compra de camionetas y no hay. Un mercado interno en expansión donde falla la oferta por la falta de dólares, que bloquea las importaciones de vehículos y de piezas para los de producción nacional.

 

Además, si se analizan las estadísticas de los dos últimos años, en 2020 se vendieron 300 mil vehículos cero kilómetro y en el 2021 subió a 365 mil. Con las 40 mil unidades con las que se proyecta la demanda insatisfecha, se podría llegar a diciembre con 400 mil patentamientos, un crecimiento más que significativo para la industria que exporta el 60 por ciento de la producción y el otro 40 se destina al mercado interno.

 

De poder acomodar las variables, el gobierno podría mostrar en unos meses una tendencia ascendente hacia los registros récord como los del 2017 cuando en el mejor año de Macri se vendieron 850 mil autos.

En conclusión, la misma reactivación termina generando un problema mayor por la falta de una adecuada coordinación de las políticas económicas.

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