Menos automatismo y más reflexión: cómo ganar la carrera contra la IA

Menos automatismo y más reflexión: cómo ganar la carrera contra la IA

Expertos advierten que la irrupción de la Inteligencia Artificial está llevando a un cambio en el tablero laboral, y no siempre en el sentido previsto

 

Por Belén Medina Fernández

 

El avance acelerado de la IA instaló un cambio laboral profundo que redefine perfiles, desplaza tareas repetitivas y reorganiza sectores completos. Esta transformación deja ganadores y perdedores en un mercado que premia la capacidad de pensar críticamente, filtrar información y adaptarse. Así lo plantea el neurocientífico argentino Andrés Rieznik, quien asegura que las personas que puedan razonar y discernir respuestas seguirán siendo esenciales.

Rieznik explicó que la IA genera ansiedad porque altera la percepción de estabilidad laboral, aunque sostuvo que la regla histórica no cambia: quienes estudian, trabajan y desarrollan pensamiento crítico mantienen ventaja. "La IA no razona. Calcula probabilidades. El humano que filtra y decide sigue siendo clave", afirmó durante su presentación ante empresarios en Montevideo.

Este fenómeno convive con un impacto cuantificable en mercados como el español, donde los analistas ya detectan que los empleos mejor pagos y más calificados resultan, paradójicamente, los más expuestos a ser reemplazados por modelos generativos. Un estudio reciente publicado por el SEPE muestra que los trabajos de "alto valor añadido" crecieron sólo 0,2% en 2024, mientras que los menos expuestos ùhostelería, construcción y oficios manualesù empujaron el 2% del crecimiento total del empleo.

 El límite de la IA

Rieznik relató que probó ChatGPT con cálculos sencillos cuando la herramienta se masificó en 2022 y observó errores básicos. "Aun después de leer todos los libros de matemática, no aprendió a multiplicar. Eso demuestra que no razona", sostuvo.

Según el neurocientífico, los modelos generativos determinan respuestas según la probabilidad de que una palabra siga a otra, un mecanismo que explica tanto su potencia como sus límites. El ser humano también estima probabilidades, pero usa razonamiento, contexto, afecto y experiencia, factores que la IA no replica.

Ese diferencial abre un espacio de oportunidad para quienes saben interpretar, cuestionar y corregir resultados automáticos. "La IA me obliga a pensar porque me da respuestas que tengo que evaluar. El peligro aparece cuando alguien no está formado y quiere aprender sólo con eso", advirtió.

 El impacto en el empleo

Rieznik señaló que los trabajos que ya muestran retrocesos son los que dependen de tareas repetitivas. La industria del software en Estados Unidos ofrece un ejemplo contundente: perdió 30% de los puestos junior desde 2022. El ajuste generó un dilema generacional: sin nuevos aprendices, ¿quién reemplazará a los seniors en el futuro?

En Europa, la evidencia refuerza la tendencia. El informe de Afi difundido por el SEPE detectó que los profesionales expuestos a la IA ùabogados, contadores, programadores, analistas financieros, científicos de datos y consultoresù suman 11,2 millones de empleos, pero muestran un crecimiento débil y ceden protagonismo frente a actividades manuales.

Los trabajos menos expuestos ùmozos, albañiles, operarios, técnicos en oficios, personal de cocina, choferes y agricultoresù impulsan la mejora del mercado laboral y funcionan como "colchón" ante la disrupción tecnológica. La razón es simple: la IA reemplaza funciones cognitivas, pero todavía no interviene con eficiencia en tareas físicas complejas.

Los especialistas sostienen que el país no enfrenta una destrucción neta de puestos, sino un reordenamiento. La demanda se desplaza entre ramas productivas según el grado de exposición a la IA, lo que provoca fricciones temporales. Esa recomposición impactará en la tasa NAIRU ùdesempleo estructuralù que podría subir entre 2025 y 2028 por desplazamientos internos, para luego caer entre 0,5 y 1,1 puntos gracias a la incorporación plena de la tecnología.

Los investigadores advierten que la próxima década dependerá de la capacidad de capacitar trabajadores, rediseñar tareas y evitar que los beneficios de productividad queden concentrados en regiones tecnológicas o sectores de elite.

Las empresas ya compiten por talento científico

El avance de la IA generó una competencia feroz por neurocientíficos, considerados ahora una pieza estratégica para mejorar modelos de aprendizaje profundo. Meta, OpenAI, Apple y otras firmas contratan perfiles académicos con sueldos que superan los USD 300.000 anuales, con paquetes totales que pueden llegar al millón de dólares.

La búsqueda se concentra en dos objetivos: reducir el consumo energético de los modelos y mejorar su interpretabilidad. Las compañías necesitan entender cómo razona el cerebro humano para trasladar esos hallazgos a algoritmos más eficientes. La investigación que antes llevaba años ahora muestra resultados inmediatos en sistemas de recomendación, clasificación visual y predicción de comportamiento.

Este fenómeno deja un mensaje implícito: los límites de la IA aparecen hoy en su eficiencia energética y en su falta de razonamiento profundo, dos áreas donde la biología continúa ofreciendo ventajas.

Una oportunidad

Pese a los riesgos, Rieznik se mostró optimista. Sostuvo que la IA potencia a quienes estudian y trabajan con profundidad. Aconsejó reducir el uso compulsivo de redes sociales y destacó el rol de la lectura como entrenamiento cognitivo esencial. "Leer es la mejor forma de entrenar el cerebro", afirmó.

Las empresas que incorporan IA con "seguridad psicológica" ùequipos que discuten, proponen y corrigen sin miedo a equivocarseù logran mejores resultados. También recomendó adoptar la lógica del software: probar, corregir y mejorar de forma continua.

La clave no está en competir contra la IA, sino en entender qué tareas amplifica y cuáles reemplaza.

En síntesis, los ganadores de la transformación serán los trabajadores con capacidad para:

Pensar críticamente y validar información.Combinar saber técnico con habilidades humanas.Adaptarse a nuevas herramientas digitales.Crear, sintetizar y comunicar.

Los perdedores serán aquellos que:

Basan su trabajo en tareas repetitivas o fácilmente automatizables.No incorporan formación continua.Dependen sólo de conocimientos técnicos sin criterio propio.Sustituyen el estudio por el consumo pasivo de contenido digital.

La IA redefine el futuro del empleo y obliga a cada trabajador y cada empresa a invertir en capital humano. La diferencia entre avanzar o quedar rezagado dependerá de la capacidad para aprender, razonar y decidir.

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