Circula un video de la red social Tik-Tok que muestra al intendente Manuel Passaglia bailando con un grupo de jóvenes en el Palacio Municipal de San Nicolás. Las reacciones de indignación, burla y hasta vergüenza no se hicieron esperar. Pero el torpe baile de Passaglia ofende mucho más por ser un detalle grotesco en una serie de ataques de la Municipalidad hacia la propia ciudad.

La situación en San Nicolás es crítica, y el pueblo trabajador soporta una combinación de azotes. Atravesamos un pico de contagios de COVID-19 (un total de al menos 4200 casos) con el sistema sanitario colapsado, casi sin camas disponibles. La pandemia se suma a niveles alarmantes de desempleo y pobreza, con un aumento crónico del déficit habitacional de la ciudad: año a año se inscriben más de 5.000 familias para los sorteos de un puñado de viviendas sociales cada tanto. Cifras galopantes de desempleo, pobreza y precariedad laboral.

Un nivel de agresión ambiental al servicio de los negocios de los amigos de Passaglia, como vemos en el ataque contra el Parque Rafael de Aguiar. Los comedores barriales y el servicio alimentario escolar no dan abasto con la demanda de comida, y los hogares trabajadores pasaron el límite del hacinamiento y la pobreza. La semana pasada nos movilizamos más de 200 personas del PTS y el Polo Obrero en repudio al desalojo de Guernica, pero también tomando las demandas propias de Tierra para Vivir en San Nicolás.

A todo esto, la reacción del intendente fue priorizar las ganancias de sus empresarios amigos, llegando a bloquear el acceso de la empresa Moviport para beneficiar a sus parientes. Frente a las voces disidencias, responde con persecución, como es el caso de los trabajadores municipales del cementerio de Conesa. En el medio, las múltiples causas judiciales abiertas por enriquecimiento ilícito, lavado de activos y desvío de fondos.

Los Passaglia son un clan que, habiendo pasado por casi todas las fuerzas políticas desde el kirchnerismo hasta el macrismo, se instaló en los pasillos del poder a fuerza de pactos y apretadas. Son los administradores locales del régimen del FMI que impuso Macri y continúa el gobierno de Alberto Fernández.

El bailecito de Tik-Tok es una burla justamente porque el contexto es de una crisis sanitaria, social y económica de proporciones históricas. Es una muestra de la decadencia del régimen político que protege y promueve a personajes como Manuel Passaglia. Ahora bien, en esta situación límite, ¿cuánto más cree que lo va a aguantar el pueblo trabajador de San Nicolás?