La investigación judicial que comprometió al senador Armando Traferri puso al gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, en otro lugar. Le abrió una oportunidad de relato, de sustancia, de punto de partida para superar dificultades de gestión y políticas que padeció a lo largo de todo el año. En ese marco y para cerrar 2020, la dirigencia allegada al mandatario prepara un acto de dimensiones en su apoyo. A través de una convocatoria amplia, el perottismo sabrá quiénes están acá y quiénes, allá. “Los decentes versus los corruptos”, según el mandatario santafesino.

Por estas horas se define la convocatoria. Se sabe que el encuentro se realizará este martes alrededor de las 18 en la localidad de Sauce Viejo, a 30 minutos de Santa Fe. La invitación, nutrida, alcanzará a intendentes, presidentes comunales, concejales y más dirigentes peronistas. Desde la Casa Gris aseguran que la movida, ambiciosa, no tiene relación con la situación de Traferri. “Son cosas independientes”, confió a Letra P un funcionario de primera línea.

Pero, a la par, también es verdad que Perotti sumó en los últimos días el aval inestimable del grueso de la dirigencia peronista. En un año harto difícil, con pandemia, crisis económica y problemas políticos, el gobernador renovó la banca de las tribus del PJ, las mismas que repitieron críticas a su falta de conducción política durante meses y meses.

El ministro de Defensa Agustín Rossi, por ejemplo, reclamó el avance de la causa de juego ilegal que compromete a Traferri y exhortó a "hacer todos los esfuerzos para mantener la unidad del peronismo". También bancó al gobernador el sector que lidera María Eugenia Bielsa y la vicegobernadora Alejandra Rodenas, equilibrista incómoda, se permitió pegarle al abogado de Traferri, que esta semana declaró, en un error garrafal, que Perotti no terminaría su mandato.

 

Los muchachos y las muchachas perottistas

En ese marco, las presencias en el acto del martes serán un buen tema para el análisis, porque el Ejecutivo vende que se trata de un “acto de apoyo al gobernador”. A esa consigna nadie puede negarse. En la previa de un año electoral clave para el PJ provincial, nadie puede darse el lujo de no renovar la bandera de “la unidad en la diversidad”, pero la cosa cambia si el acto es, en realidad, como lo plantean dirigentes del PJ, el lanzamiento del perottismo como espacio constituido.

 

Bajo dicho formato, Perotti encierra a sus socios y a sus socias de la coalición oficialista. Una cosa es bancar al gobernador y otra, sumarse al nacimiento del perottismo. Surge un intríngulis para la interna peronista, si fuera así. La apuesta del gobernador y la mesa chica que lo rodea es acumular volumen político. Por un lado, porque en parte lo perdió durante el año y, por el otro, porque se acercan las elecciones y hay que ordenar. Conducir, en el caso del rafaelino.

Se dijo en esta columna dos semanas atrás que Perotti tenía relato y un camino que desandar, si así lo quería; que una línea divisoria identificaba, según su análisis, a un nosotros y un ellos. Parece kirchnerismo, pero no lo es. Es el barco del gobernador, que en unas horas sabrá cuántos y cuántas tripulantes tiene a bordo.

 

Por Pablo Fornero