Para los movimientos sociales oficialistas, el voto de Máximo Kirchner contra el acuerdo con el FMI los benefició y debilitó a La Cámpora de cara a 2023

Para los movimientos sociales oficialistas, el voto de Máximo Kirchner contra el acuerdo con el FMI los benefició y debilitó a La Cámpora de cara a 2023

Los principales referentes del Movimiento Evita, Barrios de Pie y de la Unión Trabajadores de la Economía Popular, apoyaron la iniciativa aunque una política de ajuste pueda perjudicar las partidas presupuestarias para planes sociales

Los movimientos sociales alineados con la Casa Rosada, el Evita y Somos Barrios de Pie, resultaron beneficiados políticamente después de “la batalla del parlamento” dónde el oficialismo consiguió refrendar el acuerdo logrado con el Fondo Monetario Internacional (FMI). En total, la iniciativa obtuvo 202 votos afirmativos, 37 negativos y 13 abstenciones. Entre los sufragios contrarios a las necesidades del Poder Ejecutivo, sobresalen el de Máximo Kirchner y el de los diputados kirchneristas.

En el territorio, sobre todo en el conurbano bonaerense, La Cámpora, referenciada en el ex jefe de la bancada oficialista en la Cámara baja, es rival directo de las organizaciones populares que intentan hacer una base política sólida en los municipio.

El hijo de la Vicepresidenta de la Nación, ganó muchas de las pulseadas. En la práctica, esto se tradujo, por ejemplo, en que los dirigentes sociales debieron bajar las listas “cortas” de concejales que habían armado para participar en las últimas elecciones legislativas en varios municipios, como en La Matanza, Marcos Paz y Suipacha, entre otros, porque sus intendentes no habían acordado intercalar a dirigentes de los espacios populares en las boletas del Frente de Todos. En cambio, sí se incorporaron candidatos referenciados en La Cámpora.

Para los principales dirigentes de las organizaciones sociales La “traición” que supone el voto no positivo de Kirchner en el recinto, según la figura que uso el intendente de José C. paz, Mario Ishii, presupone que los armados camporistas en territorio bonaerense dejen de contar con los beneficios que hasta ahora tuvieron por parte de las espadas políticas de Balcarce 50 y de Axel Kicillof, el gobernador de la provincia de Buenos Aires. O al menos esto especulan desde esos espacios. De todos modos, en política, al menos en la criolla, abundan los grises.

Máximo Kirchner ya se había manifestado en contra de la reestructuración de la deuda de más de 44 mil millones de dólares contraída por la administración de Mauricio Macri. Por el contrario, varios de los principales referentes populares, alguno de ellos con cargos en ministerios, salieron a bancar a Alberto Fernández, y lo hicieron, incluso, con masivas movilizaciones a favor.

 

El apoyo al acuerdo con el FMI lo realizaron a pesar de que dentro de la nutrida militancia que controlan, desconfían sobre las políticas económicas que el Ministerio de Economía debería aplicar para cumplir con las metas acordadas con el FMI. Hasta descreen de la promesa del ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, de que no habrá recorte en los planes sociales.

Cada uno de esos dirigentes tienen peso específico propio y despliegue territorial, algo de lo que carece el presidente Fernández. Entre ellos se destacan tres: Emilio Pérsico, secretario de Economía Social, una dependencia del Ministerio de Desarrollo Social que es clave para aplicar el Plan Argentina contra el Hambre; y Fernando “Chino” Navarro, secretario de Relaciones Políticas y Parlamentarias, un área del organigrama de la jefatura de Gabinete. Ambos son los principales referentes del Movimiento Evita.

El trio se completa con Daniel Menéndez, el subsecretario de Promoción de la Economía Social y Desarrollo Local. “Chucky”, tal su apodo, es el coordinador nacional de Somos Barrios de Pie.

Tanto el Movimiento Evita como Barrios de Pie integran la poderosa Unión Trabajadores de la Economía Popular (UTEP). Allí conviven y mantienen un medido equilibrio las principales organizaciones que por ahora forman parte del Frente de Todos, entre ellas el Movimiento de Trabajadores de la Economía Popular (MTE). Su líder es Juan Grabois, el abogado también referente del Frente Patria Grande. Esa agrupación política, cercana a Cristina Fernández de Kirchner cuenta con tres diputados nacionales: Itai Hagman, Federico Fagioli y Natalia Zaracho. El primero se abstuvo y los otros dos votaron en contra del acuerdo con el FMI. No fue sorpresa, a diferencia de Kirchner, en una conferencia de prensa, horas antes del debate en la Cámara de Diputados, Grabois -el más cercano referente social a CFK- anticipó que sus legisladores no votarían a favor.

Dentro de las organizaciones sociales oficialistas, el MTE es minoritaria si se las compara con el Evita y Somos Barrios de Pie, de todos modos, Grabois tiene peso mediático y llegada directa al Instituto Patria, aunque en el último tiempo se mostró distante de la ex mandataria.

Para el Jefe de Estado el alineamiento que mantuvieron los dirigentes sociales y el apoyo en las últimas marchas que le dieron es “invalorable”. Hasta Emilio Pérsico, que supo mostrase contrario a las políticas económicas que en el pasado impuso el FMI en los países de la región, no dudó en brindar palabras a favor.

“Creemos que es un muy buen acuerdo, el mejor posible. Nadie puede estar contento con pedir plata, y sobre todo pedir plata para lo que se pidió, que la mayoría se la fugaron”, dijo ante los micrófonos de AM750 el 12 de febrero. Y agregó: “Nadie puede estar contento y en algún momento esto tiene que terminar en un juicio y los que endeudaron la Argentina irresponsablemente casi cometiendo delito de traición a la patria y pagar con sus bines, pero hoy no hay demasiados otros caminos y el Gobierno ha construido el mejor acuerdo posible”.

Fernando “Chino” Navarro militó en cada canal de TV al que se lo convocó a favor del acuerdo. “El acuerdo con el FMI me da tranquilidad y certeza como a cualquier argentino”, argumentó el 29 de enero pasado. Con el paso de las semanas mantuvo su postura: “(…) Nos parece que el acuerdo no es bueno, pero es necesario porque da certezas y seguridad de dónde arrancar para reconstruir la Argentina. Además, se va a discutir en el Congreso, lo que no ocurrió con el endeudamiento de Macri, y eso es un dato histórico nuevo que va a incidir positivamente en las decisiones argentinas”, destacó el 20 de febrero.

Daniel Menéndez, de los tres en principio quien observaba con mayor reticencia un entendimiento con el organismo internacional, terminó hablando a favor e impulsando el voto positivo en el Congreso al acuerdo: “Saludamos la firmeza de este gobierno para lograr un acuerdo con el FMI que no contempla restricciones que posterguen nuestro desarrollo y así dar continuidad a la recuperación de la Argentina”, lo aseguró en sus redes sociales el 28 de enero e ilustró con una foto de Fernández durante un discurso en la Quinta Presidencial de Olivos.

Por si todas esas voces fuesen pocas, Esteban “Gringo” Castro, el secretario general de la UTEP, amigo personal del Papa Francisco y fundador del movimiento social Misioneros de Francisco, opinó que el acuerdo alcanzado por el Gobierno nacional “permitirá estirar plazos de vencimientos de pagos y eso posibilitará que el país crezca y se genere trabajo”.

Días después, el 28 de enero también le dijo a la agencia Télam: “Entiendo que este acuerdo nos permite estirar los tiempos de pagos hasta el 2026 y eso es algo auspicioso para nosotros porque nos querían apretar para que paguemos todo ahora”.

El respaldo de la mayoría de los referentes sociales referenciados en el frente gobernante fue acordado durante una serie de reuniones que mantuvieron dentro de la UTEP de las cuales no participó Grabois en persona. Y el compromiso se mantuvo y, como se lee, se llevó a la práctica. Si hasta Grabois, y aunque parezca una contradicción, se mantuvo en silencio hasta que Martín Guzmán, el jefe del Palacio de Hacienda, anunció que el acuerdo estaba sellado.

Dentro de su pensamiento crítico, el líder del MTE hizo lo posible por no minar el camino con petardos, al menos durante los días de mayor tensión que rodearon al abrazo final.

Son los mismos protagonistas que después de la dura derrota en las elecciones PASO, salieron a golpear puerta a puerta en las casas del conurbano para intentar dar vuelta la elección o al menos achicar el porcentaje de la derrota.

Semanas después, con el triunfo de la oposición consumado, pero por un margen más estrecho, organizaron un acto multitudinario para relanzar el gobierno del Frente de Todos.

Pasado el tembladeral. Con la media sanción en Diputados y los votos negativos del kirchnerismo y camporistas, que se manifestaron de igual manera que los parlamentarios de izquierda y libertarios, un alineamiento casi esotérico, la voz que intenta poner paños fríos, en medio de las especulaciones si el Frente de Todos se rompe o se debilita, llegó del Movimiento Evita. El viernes, a horas de la sesión legislativa y cuando aún quedaban algunas piedras sobre la avenida de Mayo, el “Chino” Navarro deslizó: “Un día habría que definir qué es el kirchnerismo. El kirchnerismo es más que Cristina y Máximo, sin quitarle el mérito que tiene Cristina”.

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