El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) publicó este martes la evolución que tuvieron durante febrero las canastas que sirven para medir la pobreza y la indigencia. La Canasta Básica Alimentaria (CBA – Indigencia) tuvo un aumento mensual del 3,6 por ciento. En tanto, la Canasta Básica Total (CBT – Pobreza) subió un 2,7%.

La diferencia de casi un punto porcentual se explica por la fuerte suba que hubo en Alimentos y bebidas no alcohólicas durante febrero y que es el principal rubro de la CBA. En el mismo sentido, en los últimos doce meses, la CBA tuvo una inflación del 46,4% y la CBT, del 42,2%.

Así las cosas, un argentino necesita un ingreso de $ 7.953 para no caer en la indigencia y de $ 18.769 para evitar la pobreza.

A nivel familiar, un hogar compuesto por 4 integrantes (dos adultos y dos menores) necesita $ 24.575 para no ser indigente y $ 57.997 para no ser pobre.

Tal como comparó Tiempo en la edición del domingo 14 de marzo, desde junio de 2018 la suma de dos Salarios Mínimos no alcanza para cubrir la canasta de pobreza del citado hogar, mientras que desde marzo de 2020 un Salario Mínimo no alcanza para cubrir la canasta de indigencia de ese hogar.

En febrero (mes de actualización de las canastas descriptas en este artículo), el Salario Mínimo se ubicaba en $ 20.587; un 16% por debajo de la CBA Hogar 2. En tanto, la suma de dos Salarios Mínimos quedó un 30% por debajo de la CBT Hogar 2.

Aun si se tiene en cuenta la actualización que tuvo el Salario Mínimo en marzo y que lo llevó a $ 21.600, en ambos casos el Salario Mínimo sigue por debajo de las canastas de indigencia (un SMVM) y de pobreza (dos SMVM) de un hogar compuesto por dos adultos y dos mayores. Un 12% por debajo en el primer caso y un 25% por debajo en el segundo. A esto, habrá que sumarle la inflación que surja para estas canastas durante marzo.

De esta forma, la brecha entre el Salario Mínimo y las canastas de pobreza e indigencia se profundiza de forma alarmante.

 

Por Jonathan Raed