Reciclaje: gestión de residuos sólidos urbanos y el rol del ingeniero agrónomo

Reciclaje: gestión de residuos sólidos urbanos y el rol del ingeniero agrónomo

Una de las labores de la ingeniería agronómica es la de planificar, mejorar e innovar la fuente de alimentos para el mundo. En ese sentido, la preservación y conservación de los suelos es fundamental.

Durante mucho tiempo, el tratamiento que recibieron los residuos sólidos urbanos fue el de recolección y traslado a puntos alejados de los centros poblados. Allí se depositaban, esperando que la acción de los organismos vivos y otros elementos favorecieran su desaparición.

En ese sentido, la ingeniera agrónoma Ana María Marini (MP 2049), magister en Ingeniería Ambiental, indicó que mientras en la composición de los residuos había predominancia de materias orgánicas y materiales de origen natural y las cantidades vertidas se mantenían en niveles pequeños, esto no presentó mayores problemas.

Sin embargo, el desarrollo económico, la industrialización y el establecimiento de modelos económicos que basan el crecimiento en el aumento sostenido del consumo han supuesto una variación muy significativa en la composición de los residuos y en las cantidades en que son producidos.

Además se incorporaron materiales nuevos, como los plásticos de origen sintético, y se incrementó la proporción de otros, como metales y derivados de la celulosa o el vidrio, que antes tenían alto porcentaje de reutilización y que ahora se desechan con gran profusión.

A esto hay que agregar la aparición en la basura de otros elementos de gran potencial contaminante, como pilas, aceites minerales, lámparas fluorescentes y medicamentos caducados.

Surgió así una nueva problemática medioambiental derivada del vertido incontrolado de desperdicios que es causa de graves afecciones ambientales. Algunos ejemplos son la contaminación de suelos, con presencia de aceites, grasas, metales pesados y ácidos entre otros residuos contaminantes, que altera las propiedades físicas, químicas y de fertilidad de la superficie. También la contaminación de acuíferos por lixiviados y de las aguas superficiales y la ocupación incontrolada del territorio generando la destrucción del paisaje y de los espacios naturales.

Desidia

En la sociedad en general se advierte poco interés en efectuar una reducción importante en la generación de residuos como base para un manejo sustentable. Tampoco hay interés en los mecanismos de disposición final.

La preocupación central es contar con servicio de recolección. “Una vez que fueron retirados de la vista de los generadores, para muchos ya está resuelto el problema”, refirió Marini al tiempo que advirtió que “el desmesurado crecimiento en el volumen de los residuos está poniendo en peligro la capacidad de la naturaleza para mantener nuestras necesidades y las de futuras generaciones”.

Según datos del ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, el promedio diario de generación de residuos sólidos urbanos por habitante en Argentina es de 1,15 kilos, equivalente a casi 45 mil toneladas diarias para el total de la población.

Eliminación vs. tratamiento

Hasta el día de hoy, la gestión de los residuos se ha centrado principalmente en un único aspecto: la eliminación de los mismos, hacerlos desaparecer de la vista, a través de basurales, rellenos sanitarios y, en algunos casos, incineradores.

“De los 3,4 millones de kilos de basura que por día arrojamos los cordobeses sin preguntar por su destino, apenas una parte insignificante es hoy reutilizada”, comentó la especialista en ingeniería ambiental Ana María Mariani.

Los residuos que terminan en un basural carecen de los controles y las condiciones de manejo que sí se brindan en los rellenos sanitarios (metodologías más amigables con el ambiente si se llevan a cabo con responsabilidad y control).

Debido a la falta de impermeabilización del suelo en los basurales, los residuos orgánicos fermentables se degradan y sus propios líquidos, o las aguas de lluvia que toman contacto con ellos, se infiltran en las napas de agua, arrastrando los contaminantes que terminan impactando en ese recurso natural y ponen en riesgo la salud de las personas y del ambiente que lo rodea.

Con una población mundial que, según las previsiones, superará los 9.000 millones de habitantes en 2050, y el agravante de la competencia por la tierra, el agua y el impacto del cambio climático, la seguridad alimentaria actual y futura no sólo depende de la capacidad de aumentar los rendimientos y la calidad de los alimentos sino también de la gestión de la sostenibilidad de la tierra.

Agricultura sostenible: qué se puede hacer

Al hablar de gestión de la sostenibilidad de la tierra es pertinente proponer alternativas que permitan reducir los efectos negativos de los desechos y aprovechar de manera más eficaz los beneficios de la actividad biológica de los suelos con miras a una agricultura más sostenible y productiva.

Revalorizar el rol del ingeniero agrónomo en funciones ambientales. Este profesional es responsable de la programación y ejecución de mejoras en la producción agrícola ganadera, factores fundamentales en el aporte de alimentos a nivel mundial.

Evaluar técnicas en el manejo y preservación del suelo, uno de los principales protagonistas en la contaminación por vertido de residuos.

Establecer mecanismos de concientización para minimizar los impactos generados por los basurales a cielo abierto en el medioambiente y en el suelo, lo que repercute en la salud de la población.

Promover una mayor responsabilidad y participación de la ciudadanía en la reutilización, el reciclado y la revalorización de los residuos mediante asesoramiento a centros educativos, municipios y toda entidad interesada en gestión de residuos.

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