La retracción económica, profundizada por la crisis sanitaria a raíz de la epidemia de Gripe A, azotaron el consumo en todo el país y, Tucumán, no estuvo al margen de estos efectos. Para medir el alto impacto que la recesión está generando, es suficiente observar la caída que tuvo una actividad clave como es el transporte de cargas.

El empresario del sector Gerardo Gómez, señaló que las empresas del rubro están en una situación de quebranto y que la mayor actividad que mantiene a los acoplados cargados, es la azucarera. "La caída fue del orden del 70 por ciento y si no trasportamos cargas es porque no hay consumo", simplificó Gómez.

La flota del transporte pesado, según estimaciones de la Asociación de Transportadores de Cargas de Tucumán (ATCT), está compuesta por unos 3.500 camiones. El empresario acotó que muchos están paralizados y hasta llegaron al extremo de vender sus unidades. El presidente de la Federación Económica de Tucumán (FET) Raúl Robín, coincidió en identificar a este sector como uno de los más castigados. Es que está claro que la crisis en el transporte de cargas es proporcional al resto de las actividades. "El sector comercial también está atravesando por una situación muy compleja, como sucede en la industria gastronómica y del turismo", afirmó el directivo.

Si bien es cierto que las agencias de viajes, los hoteles y bares y restaurantes venían con profundas dificultades desde la crisis mundial, la pandemia del virus de Influenza A, terminó de ahogar al sector. En la provincia hay alrededor de mil emprendimientos gastronómicas, según Humberto Neme, presidente de la Cámara de Bares y Restaurantes. Indicó que el rubro está muy golpeado por la caída del consumo, pero también por los incrementos del costos que no pueden ser traslados al consumidor. En esto incluyó el aumento de las frutas y verduras, de la carne, los costos laborales con aumentos de sueldos de un 30 por ciento y hasta la presión fiscal que sufren. "Sin embargo en Tucumán se desayuna muy bien por 4,50 centavos y se puede acceder a almuerzos ejecutivos con bebida y postre a 20 pesos promedio", ejemplificó.

Neme señaló que los precios con los que se manejan en el sector de la gastronomía son del año pasado y que de mantenerse esta situación el punto de equilibrio será superado y serán muchos los negocios que ingresarán en una etapa de quebranto.

Pese a este panorama, el empresariado se esforzó por evitar trasladar estas consecuencias al sector laboral. El secretario general de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA), seccional Tucumán, Enrique Altier, informó que no se registraron despidos. Señaló que esto sucedió porque si bien hubo una caída en el consumo motivado fundamentalmente por la escasa presencia de turistas, el público interno mantuvo su ritmo habitual. "Realmente no se nota que se haya resentido a grandes niveles la actividad, sin embargo hay que tener en cuenta que venimos de una crisis económica y sanitaria. Pese a todo no hubo despidos ni suspensiones, afirmó el gremialista quien estimó que en la provincia hay unos 4.500 trabajadores gastronómicos.

El secretario de Trabajo de la provincia Roberto Jiménez, coincidió con este concepto. "Si bien no tenemos estadísticas concretas, pero advertimos que no hubo una gran cantidad de despidos como se anunciaba. El efecto fue mínimo en la provincia", expresó.

El sector industrial sin embargo intenta mantener su nivel de trabajo. En el área textil, la situación mejora gradualmente. Tanto es así que muchas fábricas comenzaron a reponer turnos de trabajos que habían suspendido a raíz de la escasa productividad.

En lo que todos coinciden es en las expectativas. Consideran que la situación comenzará a mejorar paulatinamente a medida que se avance en el segundo semestre del año.