El primero de los casos genera preocupación, sobre todo entre los ediles de la oposición, ya que al tratarse de una sola empresa, los costos del servicio podrían ser elevados. Sobre todo, teniendo en cuenta que en el resto de las ciudades donde opera la empresa, la recolección de residuos se lleva un 30% de los presupuestos comunales, mientras que en la ciudad se prevé pagar un 10% del dinero de las arcas municipales.

El secretario de Gobierno, Gustavo Mena, llevó tranquilidad en ese sentido y aseguró que la comuna no aceptará un contrato que no esté en condiciones de abonar.

Sin embargo, aquí es donde surge el segundo inconveniente y entra en juego la actual prestataria: Cliba. La empresa envió a todos sus empleados telegramas de despido con fecha 31 de octubre, es decir, el viernes próximo.

Ayer por la mañana, el delegado gremial de los trabajadores de la firma, Roberto Arcángel, dijo en Frente a Cano que no han recibido ninguna información en contrario, por lo que la empresa abandonaría efectivamente el servicio.

Si bien desde la municipalidad aseguran que ello no va a ocurrir porque Cliba está obligada legalmente a continuar con su prestación, al menos, hasta agosto del próximo año, admiten que ya tienen un “Plan B”. ¿Qué pasará la semana que viene?¿Quién se encargará de recoger los residuos?... Habrá que esperar para saberlo.