Señal para el Presidente: en menos de un mes, el kirchnerismo y Massa le impusieron medidas a Guzmán

Señal para el Presidente: en menos de un mes, el kirchnerismo y Massa le impusieron medidas a Guzmán

Un reclamo de Máximo Kirchner precipitó el adelantamiento de los aumentos del salario mínimo. Y la movida del titular de Diputados culminó con la actualización de Ganancias. Son gestos de dos socios principales de la coalición gobernante que desgastan al ministro

Por

Eduardo Aulicino

 

“Empoderamiento”. Con ese término, gastado y de eco poco feliz, el círculo más próximo al Presidente busca vestir la decisión de sostener a Martín Guzmán en su cargo. Como contracara, todo lo que afecta al funcionario termina en la cuenta de Alberto Fernández. Eso corre también -muchas veces, en primer lugar- para la interna, sin freno. Y le da marco a un dato potente: en menos de un mes, el kirchnerimso primero y Sergio Massa después le impusieron medidas al ministro de Economía. Los dos episodios remiten al impacto de la inflación en los ingresos.

Guzmán inició su gestión con perfil cuidado, sin mayores resistencias, y hasta se ganó aplausos de sus colegas del gabinete, aunque con algunas referencias irónicas -para marcarle el terreno- que lo reducían a “ministro de la deuda”. Hoy, los cuestionamientos en el interior del oficialismo van desde la descalificación por su falta de comprensión sobre la profundidad de la crisis hasta la caricaturización como ministro del “ajuste”.

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En esa franja de malestar se registran los desafíos internos. Hasta los ministros más cercanos al Presidente advierten los costos que consideran evitables con una dosis política para anticipar reacciones y nuevas ofensivas en la otra vereda. Esta vez, asomó como increíble haber estirado la respuesta al reclamo de Sergio Massa sobre Ganancias, con final previsible: costo para el ministro y, por carácter transitivo, para Olivos. Más sorpresivo, aunque había indicios en el mundo sindical, fue la demanda para adelantar la actualización del salario mínimo, que tuvo a Máximo Kirchner como público impulsor.

El anuncio sobre la modificación del piso mínimo de Ganancias buscó disimular la disputa doméstica. Alberto Fernández se reunió -y hubo foto- con Massa, Guzmán y los cegetistas Héctor Daer, Carlos Acuña y Pablo Moyano. El anuncio posterior fue hecho por el ministro y Massa, junto a los representantes sindicales, a los pies de la casa Rosada. El decreto sería firmado la semana que viene, una vez resueltas algunas cuestiones técnicas. Los jefes gremiales y el titular de la Cámara de Diputados esperan que no haya ruido con la letra final.

La secuencia de esta pulseada es bastante más ilustrativa que la imagen de ayer. Massa reclamó que se modificara la base de cálculo de Ganancias para trabajadores en relación de dependencia. Es un círculo repetido: las paritarias buscan evitar la pérdida por inflación y una franja de salarios puede perder por otro lado si no es ajustado el piso del impuesto. Guzmán respondió con ironía, diciendo que era una obviedad el reajuste. El malestar llegó a Olivos desde el Congreso.

Había también registro de mensajes sindicales. La demora en modificar la escala era acompañada además por versiones, desde Economía, sobre la idea de esperar a julio para no afectar la recaudación. Eso hubiera significado además una poda de aguinaldos. Hubo nuevos síntomas de malestar sindical y una segunda carta de Massa. Y dos datos más. El titular de Diputados habló directamente con Alberto Fernández y ratificó su reclamo en un acto junto a Sergio Berni, que había llevado a un punto extremo su crítica al Presidente.

Máximo Kirchner, en un reciente acto. Impulsó un proyecto para adelantar la suba del salario mínimo

En definitiva, una decisión de sentido positivo no quedó precisamente en el haber de Guzmán y, por lo tanto, de Alberto Fernández. Terminó siendo una medida impuesta por uno de los socios del frente gobernante, forzada, con el ministro cediendo a las presiones. No fue un hecho aislado. Y este capítulo, para completar, llegó en los días en que Olivos intentaba “capitalizar” de algún modo la renuncia de Roberto Feletti a la secretaría de Comercio Interior.

Economía y, en general, Olivos ensayaron una explicación a contramano del efecto más complejo que supone la salida de Feletti. En esa versión, el desenlace de la conflictiva relación con el funcionario representaría un golpe al circuito de Cristina Fernández de Kirchner. CFK no logró la caída del ministro y parece haber hecho un giro: apuesta a la soledad del Presidente, es decir, juega a que los costos por la gestión en medio de la crisis recaigan de modo exclusivo en Alberto Fernández y su equipo.

El kirchnerismo ya dejó en claro que no limitará al discurso esta batalla de poder. El rechazo al acuerdo con el FMI marcó el momento más crítico, la fisura. Pero después, se sucedieron algunos movimientos en el Congreso que expresan el objetivo de marcar la agenda económica o, en cualquier caso, descolocar al jefe de Economía y dejarlo como expresión del ajuste frente a la crisis.

En esa lista de iniciativas se anotan algunas de futuro incierto, como una especie de moratoria previsional, un virtual blanqueo y -sin ser de factura propia, pero con un guiño- la propuesta de salario básico universal. En esa línea, Máximo Kirchner se anotó con un texto formalmente menos condicionante pero más efectivo en la práctica: un proyecto de resolución para reclamar al Gobierno que adelantara los aumentos del Salario Mínimo, Vital y Movil, una actualización que afecta también a algunos planes sociales.

Eso ocurrió a principios de este mes, con la escalada de precios como dato más alarmante de la situación económica. El Gobierno reaccionó algunos días después y buscó anticiparse a una movida creciente del kirchnerismo con su iniciativa. Convocó a empresarios y representantes de la CGT y, sin demoras, anuncio un adelantamiento del calendario fijado para actualizar el salario mínimo. No estaba en los planes de Economía.

Máximo Kirchner anotó en su cuaderno haber forzado la reacción del área económica y no sólo de Guzmán. Dijo que el Presidente “escuchó” y “acompañó” el reclamo. Una manera de celebrar el resultado y más aún, de exponer otro frente de batalla.

Dos semanas después, Feletti comunicaba y hacía pública su renuncia. Y justo en el momento en que desde el Gobierno se insistía con el “empoderamiento” del ministro -en función de la interna-, se produjo el reclamo de Massa. El desmanejo en la respuesta le dio una dimensión inesperada al tema. Lo dicho: todo termina siendo una señal para el Presidente.

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