Uocra: Historia de una violencia nacida en la puja por la caja

Uocra: Historia de una violencia nacida en la puja por la caja

Los enfrentamientos internos se profundizaron cuando Martínez cambió la forma de repartir los recursos gremiales

 

Carlos Vergara no había terminado con los trámites que lo ungían interventor de la seccional platense de la Uocra cuando comprobó en carne propia adónde se había metido. Caía la tarde del miércoles y la guardia de infantería había levantado sin aviso la custodia: la sede gremial de la calle 44 lucía desolada, era zona liberada. En los alrededores, como si fuera un mensaje intimidatorio, patrullaban los seguidores de Juan Pablo "Pata" Medina, el ex caudillo zonal de los albañiles que cayó preso rodeado de millones de pesos y fumando narguile.

"Es mejor que se vayan porque no van a mandar refuerzos", sugirió uno de los tres policías que todavía seguían en funciones. En su primer día, Vergara tuvo que huir escondido en un auto. Iban con él tres inspectores del Ministerio de Trabajo y un veedor del juzgado de Quilmes.

Cada tanto, los sindicatos caen en un mundo subterráneo en el que los asuntos se dirimen por la fuerza. Entre los episodios violentos más recientes suele estar involucrada la Uocra. Se trata del poderoso gremio de los obreros de la construcción que a nivel nacional lidera Gerardo Martínez y que cuenta con unos 262.000 afiliados que aportan mensualmente el 2,5% de su salario en concepto de cuota sindical.

Cuando Martínez tomó el control de la Uocra, en 1991, modificó el sistema de recaudación ante la delicada situación económica de algunas de las seccionales. Desde entonces, la administración central absorbe de manera automática el cobro de la cuota sindical de los afiliados y luego les transfiere los fondos a las seccionales para afrontar sueldos, gastos corrientes y mantenimiento. La medida no fue aceptada por igual por los jefes de las seccionales. En la mayoría de los casos generó disciplinamiento y verticalismo, pero en otros, como ocurrió con el "Pata" Medina, los empujó a convertirse en opositores y, a veces, a buscar sus propias formas de recaudación. Los díscolos son una minoría: tres o cuatro seccionales sobre un total de 54. "Las seccionales salen a hacer caja propia porque no les alcanza el presupuesto que les baja Uocra central. Hoy, el 70 por ciento de los dirigentes son malandras, ex presos o son como el Pata", dice a LA NACION Víctor Grossi, ex dirigente de la Uocra que en 2009 fundó el Sitraic, un gremio alternativo de la construcción con influencia focalizada en el sur del conurbano.

Grossi, que fue un duhaldista y milita hoy en la izquierda sindical, argumenta más razones sobre la caída de Medina y de la cúpula de la Uocra de Bahía Blanca, también disidente. "Todo se destapó porque no están saliendo sobreprecios en la obra pública. La coima es un costo laboral altísimo y antes nadie decía nada", explica el sindicalista.

"Ya no hay otro Pata en la Uocra, lo aseguro. Lo que sucedió fue ordenador, es un mensaje", comenta un ladero de Gerardo Martínez. En Uocra central aseguran que el imperio que construyó Medina en La Plata fue únicamente posible a partir de la protección política, judicial y empresaria de la que gozaba en ese territorio. "En un acto, [Daniel] Scioli nos obligó a sentarlo en la mesa principal. Y en la Cámara de la Construcción de La Plata nadie jamás se animó a denunciarlo. El juez que actuó ahora no es de La Plata, sino de Quilmes", dice un dirigente, casi mano derecha de Martínez.

Mauricio Macri reclama con insistencia desterrar las mafias sindicales. El endurecimiento ya cruzó las fronteras de lo retórico en algunos casos aislados. En privado, cuando el Presidente se refiere al tema alude como caso testigo a Omar "Caballo" Suárez, el ex jefe del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos, que está preso por bloquear puertos, extorsionar a empresarios y ser el presunto jefe de una asociación ilícita. Pero Macri también suele hace referencia a otros, entre los que están algunos personajes oscuros de la Uocra. Desde antes de la caída del "Pata" Medina, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, tenía a varias seccionales de la Uocra en la mira. Son todos bastiones que no responden a Martínez, uno de los dirigentes de la CGT alineados con la Rosada.

Además de las de La Plata y Bahía Blanca, Triaca supervisa de cerca la de Lomas de Zamora, que estuvo liderada hasta 2014 por Walter Leguizamón, quien ganó trascendencia por los enfrentamientos a tiros por el control territorial de las grandes obras en el conurbano. Leguizamón está prófugo desde hace dos años y hoy la seccional está a cargo de un delegado normalizador.

También hay sospechas sobre la seccional de Quilmes, conducida por Juan "Lagarto" Olmedo, un hombre de Sergio Massa que es, además, vicepresidente del Concejo de Florencio Varela. El último antecedente violento de Olmedo fue la agresión a concejales kirchneristas en plena sesión. A su vez está en la mira la seccional Zárate, que tuvo a su cargo las obras vinculadas a Atucha. "En Atucha II teníamos unos 6000 trabajadores. La comisión interna se había convertido en dealer. Estos muchachos, arreglados con narcos, enfermaban a nuestros compañeros", dice Martínez sobre el avance de la droga en los lugares de trabajo.

La Uocra es un sindicato con particularidades. Cuenta con decenas de centros médicos, tiene una fundación con fines benéficos, un canal de TV propio y destina fondos a proyectos de cine y literatura. El año pasado auspició el Festival Internacional de Cine sobre el Trabajo, con lanzamiento en el Teatro Colón.

Pero la Uocra también es uno de los sindicatos cuyos problemas internos suelen dirimirse a los tiros, y sirve de conchabo de barrabravas y narcotraficantes. Hubo choques recientes con militantes en la Patagonia, pero también en Lomas de Zamora. No siempre los enfrentamientos son entre tropa propia. Son míticas las grescas a balazos y piedrazos con los camioneros de Hugo Moyano. En la Uocra exageran sobre los combates de San Vicente, en 2006, y de Ezeiza, en 1996, casi como si fueran su propio Waterloo. Anécdotas grotescas de un gremio que cargará con el estigma del "Pata" Medina.

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