La verdadera guerra del Presidente con el kirchnerismo atrincherado

A cada uno de sus interlocutores Alberto Fernández le cuenta todo lo que padece por obra de Cristina Kirchner. "Te lo advertí, se van a quedar con el peronismo en Buenos Aires", le recordó una de las personas a las que invitó recientemente a Olivos. También le vaticinó una futura derrota y alertó que el kirchnerismo bonaerense no le dará apoyo para su reelección.

 

El Presidente busca aliados entre los heridos que fue dejando el kirchnerismo, especialmente La Cámpora. En alguna reunión dijo que haría un cambio de gabinete después de cerrar con el FMI, lo postergó para Semana Santa y ahora trasciende que recién habría anuncio cerca del 25 de mayo, fecha doblemente patria para los que comulgan en el "nestorismo" que no coincide 100% con los que brevan en el "cristinismo" en los términos del actual mapa político.

Días atrás Fernández convocó a sus amigos y embajadores Jorge Argüello y Alberto Iribarne; recuperó el vínculo con Agustín Rossi y mandó medio gabinete a la reunión de La Corriente en Santa Fe, organizada por el ex ministro de Defensa que también tiene cuentas pendientes con la agrupación de Máximo Kirchner.

Sigilosamente el jefe de Estado se apoya en los dirigentes sueltos, incluso en Juan Manzur a pesar de que lo recelaba. Arma un escudo de protección frente al embate de Máximo Kirchner, Oscar Parrilli y Axel Kicillof, y hasta de su secretario de Comercio, Roberto Feletti, quien reiteró no ser más que un soldado en la guerra contra la inflación. El kirchnerismo insiste en que no hay general ni coordinación.

En ese contexto y por si no cuadra la reelección presidencial, Daniel Scioli se prepara desde la embajada en Brasil donde teje con gobernadores y empresarios. En honor a la lealtad que describe el spot que lanzaron por redes los nostálgicos de la ola naranja, ya le avisó al Presidente: "Yo juego si vos no jugás".

El tercero que aparece en el Frente de Todos es Sergio Massa a quien en el Frente Renovador le piden que despegue. Los no massistas no creen que tenga chances y el tigrense equilibra su presencia en ambas trincheras. El jueves se sacó una foto con Cristina Kirchner aunque el aumento a empleados legislativos podrían haberlo anunciado sólo con una comunicación de prensa. El viernes llegó a Casa Rosada junto a Alberto Fernández. Más tarde sus respectivos equipos compartieron una foto de los dos caminando por los pasillos de presidencia.

 

 

 

 

 

 

 

 

En el entorno del jefe de la Cámara de Diputados tienen la difícil tarea de consensuar la reforma del Consejo de la Magistratura pero se entusiasman con una encuesta reciente que marca una suba de su imagen positiva en casi todas las provincias excepto Río Negro, Entre Ríos, San Luis y Neuquén. Donde más mide es en el Norte con mejoras en Buenos Aires.                                                              

Curiosamente el dato más saliente que arroja el ránking de CB Consultora es que a la cabeza de los gobernadores están dos radicales, el jujeño Gerardo Morales y el mendocino Rodolfo Suárez, seguidos por el misionero Oscar Ahuad y el pampeano Sergio Ziliotto. En quinto y sexto lugar están Horacio Rodríguez Larreta y Juan Schiaretti, de Córdoba. Los últimos tres son Axel Kicillof, Omar Perotti y Alicia Kirchner.                                                                                                                    

En el mismo estudio se advierte que la imagen de Alberto Fernández cayó en 15 de los 24 distritos. A la inversa la de Cristina Fernández subió en 15 y cayó en el resto del país. En la provincia más grande, Buenos Aires, cayeron los dos pero Massa subió un punto mientras que Máximo Kirchner cayó seis respecto a la última medición de febrero. En el PRO, Mauricio Macri subió más de lo que bajó pero cae en Buenos Aires mientras que Horacio Rodríguez Larreta sube en ese distrito. Otro dato elocuente: Patricia Bullrich tiene entre 33 y 61 puntos de imagen positiva en todo el país y Javier Milei no baja de los 41 con un techo de casi 57 en algunas provincias. El larretismo asegura contar con otras mediciones según las cuales los halcones ya alcanzaron su techo y sólo podrían conseguir votos en otras peceras los precandidatos menos duros, como el jefe de gobierno.

 

Varios de los mejores rankeados en ese estudio son los que se juntaron a degustar el asado que hizo Juan Manuel Urtubey en su quincho de San Isidro. Uno de los convocantes fue justamente Gerardo Morales, de Jujuy y presidente del radicalismo junto con Emilio Monzó -a punto de ser jefe de campaña de Larreta- y Rogelio Frigerio. La figura central fue Juan Schiaretti que esquiva este tipo de reuniones desde la fracasada tercera vía que en 2019 intentó con Roberto LavagnaMiguel Angel Pichetto y Sergio Massa. Morales sumó a la charla al intendente rosarino Pablo Javkin que sigue esperando las fuerzas federales prometidas por Aníbal Fernández. También estuvieron Florencio Randazzo y Graciela Camaño, dos peronistas más antiK que transeúntes de la vía del medio.

Según cuentan los presentes Schiaretti copó gran parte de la velada con su extenso análisis mientras que Javkin pidió salir de la lógica del Area Metropolitana, construir desde el interior y no temer a las críticas en las redes sociales. Coincidieron en armar estrategias parlamentarias, empujar la boleta única e insistir con los subsidios al transporte en las provincias, demanda que el Gobierno Nacional dice apoyar siempre y cuando sume en la pelea con Rodríguez Larreta. El postre fue peronista: queso y dulce en sus dos versiones. Para contentar todos los gustos hubo membrillo y batata. Sólo falló el pacto de silencio. Una ansiosa garganta profunda contó lo que iban a contar recién después de la próxima reunión, pautada para dentro de un mes.

Lejos de todo intento de diálogo, el universo K tuvo fiesta en el Estadio Único "Diego Armando Maradona" con obvias segundas intenciones. El viernes por la mañana Axel Kicillof co-lideró con Martín Insaurralde y Máximo Kirchner la presentación del plan de gestión ambiental. Sin hablar el jefe de gabinete y el presidente del PJ mostraron su poder y sociedad.

La estrella fue la ministra de Ambiente, Daniela Vilar, ex diputada de La Cámpora a quien el gobernador le creó un cargo a medida después de la ‘intervención' de Cristina Kirchner post PASO. Vilar podría suceder a Insaurralde en Lomas de Zamora. Le suma también su ADN camporista. 

En el evento se cuidó la estética hasta en el más mínimo detalle y sobre el escenario hubo plantas, árboles y hasta césped sintético. No quedó nadie del universo K sin invitar y sobre el campo de juego se vio el depliegue dirigencial del PJ bonaerense con algunas presencias de la Capital. El denominador común fue la pertenencia al kirchnerismo puro.

 

Como en la marcha del 24 el tándem Kirchner-Insaurralde puso en la vidriera todo lo que tiene. Una docena de los 70 intendentes, dirigentes como Juan GraboisRoberto Baradel, diputados y diputadas nacionales y funcionarios como Martín Sabbattella de Nuevo Encuentro. Hay que mirar bien las ausencias: el crítico Ariel Sujarchuk de Escobar y Fernando Espinoza de La Matanza que había tomado distancia el Día de la Memoria con su propia marcha. Además hay un rumor alimentado desde La Plata: si Kicillof va por la reelección quizás no elija otra vez a Verónica Magario.

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