Vuelta a clases y vacunas: Kicillof y Larreta juegan a diferenciarse

Vuelta a clases y vacunas: Kicillof y Larreta juegan a diferenciarse

Ambos jugaron sus cartas en los dos temas sobresalientes de esta semana: Kicillof ya se aplicó las dos dosis, mientras que ningún funcionario porteño pretende fotografiarse. En la Ciudad apuran el retorno de la clases a cualquier costo, incluso la confrontación de largo aliento con los gremios docentes.

Ambos son jóvenes, representan a su manera el futuro de sus espacios políticos y gobiernan los dos distritos con mayor centralidad del país. Uno firmó reivindicando a Perón y Evita en el libro de visitas del hospital San Juan, donde puso el brazo para recibir la segunda dosis de la Sputnik V; el otro le puso fecha a la vuelta a clases en conferencia de prensa desde la espejada sede de Gobierno, en Parque Patricios, con una pantalla Led como escenografía y acompañado por la plana mayor sus funcionarios. Cada uno a su manera, Axel Kicillof , gobernador de la Provincia, y Horacio Rodríguez Larreta. Jefe de Gobierno porteño, fueron protagonistas esta semana como portavoces de los temas sobresalientes de la agenda: el retorno a las clases y el plan de vacunación. En los gestos, discursos y formas elegidos por cada uno para posicionarse frente a los debates de este momento del país, volvieron a verse las marcas de estilo que los caracterizan y que a esta altura del partido ya han construido dos personalidades bien marcadas.

La mención a Juan y Eva Perón en el mensaje escrito que dejó Kicillof luego de vacunarse y que fue difundido por sus equipos de comunicación no es casual. Hace rato que el gobernador construye ese perfil peronista que no tuvo en sus años como ministro de Economía, donde prevalecieron su cercanía estricta con la militancia juvenil de La Cámpora y su perfil universitario. Axel completó su segunda dosis de la Sputnik el mismo día que el Gobierno nacional aprobaba la vacuna para mayores de 60. Daniel Gollán, su propio ministro de Salud, de 65, fue el primero en el país dentro de ese grupo etario en recibirla: todo un gesto. El objetivo fue claro: dar el ejemplo y ponerse a la vanguardia del plan de vacunación.

La Provincia, de hecho, ya salió a la búsqueda de nuevos vacunados y abrió primero que nadie el registro para anotarse y recibirla. El plan, dijo el gobernador, es vacunar a un millón y medio de bonaerenses para el mes de Marzo.

En la vereda opuesta, el Ejecutivo porteño aún no abrió el registro para el público y el ministro Fernán Quirós –al que ya midieron como posible candidato este año–, lejos de la actitud de Gollán, tuvo una posición más fría respecto de la Sputnik. En un principio, a coro con el resto de la oposición, reclamó la publicación de los estudios que la respaldan y cuya reserva forma parte del acuerdo entre los dos países. “No tiene mucho sentido que la información sobre la Sputnik V sea confidencial", dijo. Incluso debió hacer malabares para desmarcarse de Elisa Carrió, quien llegó a decir que no se daría la vacuna porque “es un negocio de Cristina Kirchner”.

La Ciudad, de todos modos, esperó a que la ANMAT habilitara su aplicación en mayores de 60 para lanzar esta semana, con perfil bajo, su propio plan. Se empezará por los geriátricos y se abrirá la inscripción una vez que el Gobierno nacional, dijo Quiros, le confirme la cantidad de dosis que recibirá. “No queremos preinscribir a ciudadanos que aún no sabemos cuándo les va a corresponder la vacunación”, alegó el ministro.

Ninguno de los funcionarios de la plana mayor del larretismo, ni el propio Larreta (que ya tuvo Coivd) se fotografió aplicándose la vacuna. No hubo ninguna explicación oficial, ni siquiera en off the récord. No es la política oficial, y punto. La posición contrasta fuertemente con la que tomaron algunos gobernadores de Cambiemos, como el correntino Gustavo Valdés, e incluso algunos intendentes, como el radical Gustavo Posse, quienes se mostraron con el brazo desnudo para la foto recibiendo la vacunación.

Es que el Jefe de Gobierno eligió la vuelta a clases, no la vacunación, como su caballito de batalla. Empezó a fotografiarse en escuelas ya en septiembre del año pasado, lo que le valió críticas del propio jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, quien llegó a decir que lo de Larreta era “una farsa”. Así como Kicillof fue el primer gobernador en vacunarse, Larreta fue el primero en gritar a los cuatro vientos que había que volver a las aulas.

Kicillof, en ese punto, siguió el libreto nacional: cuando el ministro de Educación, Nicolás Trotta, se mostró reticente a la reapertura, la Provincia siguió ese camino; y lo mismo sucedió cuando desde Nación habilitaron que cada distrito, de acuerdo a un cálculo específico que tiene en cuenta la tasa de duplicación de contagios y la ocupación de camas UTI, pudiera tomar su propia decisión. Y lo hizo, aunque con un perfil mucho más bajo que su par porteño.

Larreta puso al frente del anuncio a su ministra Soledad Acuña, con la que los gremios docentes tienen un duro enfrentamiento político desde que los tratara de “fracasados” y “zurdos” hace unos meses. No sólo siguió en su cargo, sino que continuó con la faena de enfrentarse a los sindicatos, al costo que sea.

A tal punto que el anuncio de Larreta llegó sin el acuerdo de los propios gremios. Ademys fue el primero en amenazar con un paro. Jorge Adaro, su secretario general, llamó “criminal” a la reapertura. Ayer a la tarde, el gremio mayoritario, UTE-Ctera , confirmó que hará retención de tareas hasta que todos los docentes estén vacunados. La confrontación que tanto le gusta al Pro, basado en algunas encuestas, contra los gremios, está servida.

“No vamos a concurrir al lugar de trabajo”, advirtió Graciano, y disparó contra Acuña: “los anuncios demuestran que desconocen el funcionamiento de las escuelas y no tienen idea de cómo es dar una clase o estar con 30 estudiantes”.

La discusión se centra en varios puntos que, en el apuro, al Ejecutivo porteño se le escaparon: hay por lo menos unas 100 escuelas porteñas que no estarían en condiciones de garantizar la ventilación y la distancia entre los chicos; entre los docentes hay al menos un 20 por ciento en edad de riesgo; la famosa “brubuja” de cada aula es insostenible si hay un docente que da clases en más de una escuela: entre ambas media un viaje o más y el contacto con varias personas por fuera de la comunidad educativa; el transporte público de miles de chicos que no tienen transporte escolar específico y que podrían ser vectores de contagios, y un largo etcétera que sin dudas formará parte de los varios capítulos que tendrá la discusión sobre el tema.

Kicillof, más precavido, anunció un retorno más escalonado y un mix entre la presencialidad y la virtualidad, aunque la tarea en la Provincia para recuperar la escolaridad de miles de pibes –sobre todo de los barrios populares– asoma como una pesadilla.

El gobernador, de todas formas, tuvo el apoyo de los gremios. Por ahora, en Suteba no se habla de paros, sino, aunque parezca increíble, de vacunas. Así como desde el inicio de la pandemia desde el SUTEBA pusimos solidariamente a disposición del Ministerio de Salud de la Provincia nuestra infraestructura en Salud, hoteles y Casas del Docente, en esta oportunidad vamos a acompañar poniendo a disposición nuestros Centros de Salud y algunas Sedes sindicales para concretar la vacunación de la docencia bonaerense a través de nuestra obra social, el IOMA”, reza el último comunicado del gremio, con fecha de ayer.

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