Subte: más de 90 vagones están bajo análisis para removerles materiales cancerígenos

Subte: más de 90 vagones están bajo análisis para removerles materiales cancerígenos

Luego de detectar asbesto en las formaciones, la concesionaria Metrovías y la estatal Sbase encargaron tareas de remoción y oclusión de las piezas contaminantes. La limpieza de los coches, que se realiza en una cápsula especial, culminará a fines de 2020.

Tras conocerse que los trenes del Subte poseen autopartes con asbesto, un material altamente tóxico y perjudicial para la salud, la concesionaria del servicio, Metrovías, y la empresa estatal propietaria de la red, Subterráneos de Buenos Aires (Sbase) encargaron un proceso de saneamiento de los más de 90 coches afectados y que, en buena parte, todavía corren en las seis líneas bajo tierra.

Con la presión de los gremios, entre ellos los Metrodelegados, y la intervención del Ejecutivo a través de la Subsecretaría de Trabajo y la Agencia de Protección Ambiental (APRA), Metrovías y Sbase contrataron a una firma especializada en la desasbestización y montaron una cápsula de trabajo en el taller Rancagua, que la red posee en el barrio porteño de Chacarita, a fin de extraer el asbesto o amianto, alojado en zonas de contacto para los mecánicos, quienes estaban expuestos a contraer afecciones pulmonares o incluso cáncer por la exposición a la inhalación de partículas.

La firma Borg diseñó y puso en marcha una cabina presurizada bajo tierra, adonde ingresan tres vagones por semana. Unos seis operarios trabajan a la par dentro de la estructura metálica recubierta con polietileno y bajo presión atmosférica negativa removiendo las partes contaminadas y reemplazándolas por otras con certificado "libre de asbesto". En el caso de otras piezas cuya remoción es contraindicada, se procede a la oclusión o cobertura con una pintura especial.

Los trabajadores deben cubrirse con mamelucos descartables y máscaras para filtrar el oxígeno que respiran.

Los trabajadores abocados al desarme y posterior ensamblado de piezas están obligados a trabajar con trajes descartables y máscaras con filtros purificadores del aire que respiran, según pudo comprobar El Cronista en una visita al taller especial. Allí remueven tubos termocontraíbles, compresores, apagachispas, cajas interruptoras, cajas fusileras, patines colectores y otras piezas menores.

La mayoría de los materiales están bajo bastidor, lejos de la cabina de pasajeros, aunque un componente del botón de emergencia (no expuesto al contacto con el público) y el techo de la cabina del conductor contienen asbesto. El material extraído será depositado en la localidad de San Lorenzo, en Santa Fe, donde existe un relleno sanitario para materiales peligrosos habilitado para tales fines. 

Entre los 90 vagones con materiales tóxicos (unas 15 formaciones) aparecen en primer orden de descontaminación los vehículos Mitsubishi que circulan en la Línea B. En este ramal fue donde se conoció, en febrero de 2018, la presencia de asbesto en vehículos marca CAF modelo 5000, adquiridos al Metro de Madrid cuando Mauricio Macri era Jefe de Gobierno a razón de u$s 550.000 cada uno. Por esa compra, ahora la Ciudad demandó a la compañía ibérica por 15 millones de euros, pese a que los manuales advertían la presencia del material cancerígeno, según admitió el titular de Sbase.

Mientras avanza la desasbestización, Metrovías admite que la red también está expuesta a la presencia del material tóxico. "Hemos detectado materiales con asbesto en una subestación de la red", admitió a este diario Eduardo Domínguez, gerente de operaciones de la compañía.

Por la presencia del material cancerígeno, 1200 trabajadores fueron incorporados al Relevamiento de Agentes de Riesgo (RAR), de los cuales 626 ya se han realizado exámenes.

Al momento, 14 trabajadores han mostrado síntomas de estar afectados por la exposición al material, que enferma el organismo al ser inhalado en micropartículas dispersas en el aire. Metrovías les otorgó licencia y se estudia reubicarlos en otras posiciones.

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