Un vice radical para Macri, el Plan B que nadie quiere pero nadie descarta

Un vice radical para Macri, el Plan B que nadie quiere pero nadie descarta

La crisis desgasta la estrategia original del PRO. La obsesión de Peña es evitar las PASO. Ofrecer la fórmula presidencial a la UCR asoma como una opción, pero aún lejana. Nombres en danza.

 

Poco antes de la corrida cambiaria de mayo pasado, Mauricio Macri le concedió un reportaje a la agencia Bloomberg para negar cualquier cambio en el rumbo de su política económica. "No hay un Plan B", aseguró para descartar todo tipo de giros. Desde entonces, sus funcionarios más cercanos se aferran a esa declaración para extenderla a la política. Sostienen que no hay otra opción para Cambiemos que la búsqueda de la reelección presidencial con una compañera de fórmula macrista. Sin embargo, ese mantra que resuena en Balcarce 50 desde abril pasado para ratificar la “marcha del cambio” se desgranó al calor de la crisis que golpea al Gobierno y ante los escenarios económicos que baraja la Casa Rosada y preocupan al Presidente, al punto de evaluar la posibilidad de pelear por su reelección acompañado por un candidato a vice radical.

 La banda de temores económicos se expande y contrae en base a la paridad del dólar y al pulso de la crisis, aunque también existe una inquietud creciente sobre la postulación de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. “Si ella se lanza, tenemos polarización. Si no lo hace, tenemos que rediseñar todo, con la posibilidad de resolver las candidaturas en una PASO o analizar otros escenarios”, remarcó un escudero presidencial.

 En la intimidad, distintos funcionarios consultados por Letra P admiten que, en materia económica, la preocupación presidencial “tiene un piso y un techo”. El riesgo de mínima es que la economía no tenga ningún repunte y que la recesión se extienda por encima de octubre, sin recuperación alguna a pesar de los paliativos que preparar el Ejecutivo. El de máxima es que las “turbulencias” financieras recrudezcan con una nueva corrida cambiaria que vuelva a jaquearlo y no alcance ni un perdón ni un nuevo auxilio del Fondo Monetario Internacional (FMI).   

Los voceros del Ministerio de Hacienda, que conduce Nicolás Dujovne, y del Banco Central, que preside Guido Sandleris, se toman de las declaraciones presidenciales y aseguran con firmeza que no hay otro camino. Pero en otros despachos de la Casa Rosada admiten que, por fuera del derrotero económico, el Presidente analiza “otras opciones” para preservar a Cambiemos ante un progresivo deterioro de su imagen y que el efecto “salvavidas de plomo” se transforme en una fatalidad irremontable para la campaña, donde peleará por su reelección.

 UN VICE, PERO SIN PASO.  La alternativa de un compañero de fórmula radical que complete la postulación de Macri por su reelección es, tal como lo definen en Balcarce 50, "un plan B". Es decir, una posibilidad de segundo orden ante un deterioro crítico de la gestión de Cambiemos que impida el desarrollo del plan original: una cabeza de lista compuesta y decidida por el PRO, donde la vice sería, como en 2015, una mujer. La opción surge ante los escenarios económicos más sombríos y frente a un desgaste que obligaría al líder del PRO a co-gobernar con la UCR, una opción que Macri buscó evitar por todos los medios.

La posibilidad de un postulante a vice con boina blanca detrás de Macri es producto de una primera especulación basada en ofrecerle más puestos a la UCR en un hipotético segundo capítulo de Cambiemos en el poder. “En un eventual segundo mandato, podemos contar con más dirigentes radicales en el gabinete. También está la opción de mover algunas fichas para evitar una interna en agosto, siempre y cuando la voluntad de la UCR sea mantener Cambiemos y no romper la alianza, como amenaza un sector minoritario e irresponsable del partido”, confió a Letra P otro funcionario de Balcarce 50 para deslizar que el fundador del PRO, ante una crisis pronunciada, estaría dispuesto a compartir la lista con la UCR para evitar una primaria abierta. La opción es hija de la necesidad política ante un desgaste electoral muy pronunciado, donde Macri resignaría poder para sumar al radicalismo, aunque al partido centenario le faltan nombres que puedan darle cuerpo a esa "hipótesis". 

En el Gobierno aseguran que no están dispuestos a definir las candidaturas del oficialismo mediante primarias. Es una directiva del ministro coordinador, Marcos Peña, que, en su rol de jefe de campaña, ya anticipó que pretende ir a las PASO con una lista única que lleve a Macri a la cabeza. “Y mucho menos ahora”, bramó un escudero del jefe de Gabinete, al borde de la sobreactuación, para redoblar el mensaje dirigido al ex embajador en los Estados Unidos y ex candidato a jefe de Gobierno porteño, Martín Lousteau, que aprovechó una invitación oficial a la India y Vietnam para desempolvar sus aspiraciones presidenciales en un reportaje concedido a La Nación. “No debería haber miedo a competir en las PASO. Es raro que alguien diga que para ganar necesita que nadie lo desafíe antes, ¿no?”, espetó el ex ministro de CFK, que había sido invitado a la gira de Macri por iniciativa del titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó

El casting de radicales para ese sillón no aporta una paleta de candidatos que agrade al PRO, cuyos arquitectos electorales reclaman, al menos, una mujer. Lousteau es tan porteño como Macri y demasiado parecido, a pesar de los matices que busca explotar para diferenciarse. A la lista se suma el gobernador mendocino y titular del Comité Nacional, Alfredo Cornejo, que desde que asumió el cargo partidario multiplicó sus críticas por el impacto "piantavotos" del tarifazo en las clases medias urbanas, entre otros dardos que el PRO todavía no logra digerir. El perfil del mandatario provincial podría sumarle a Macri algunos atributos "por derecha". A diferencia de su correligionario gobernador jujeño, Gerardo Morales, Cornejo cuenta con un caudal de votos de un distrito que concentra el 4,3% del padrón nacional. Muy exiguo para los objetivos de Cambiemos, pero más que el 1,6% que representa Jujuy. 

Las filas del radicalismo tienen otra figura que podría sortear la "necesidad estratégica", impuesta por el PRO, de una candidata a vice. Se trata de la senadora nacional por Tucumán, Silvia Elías de Pérez. La legisladora tiene una particularidad que la distingue de sus correligionarias: goza del "respaldo y afecto" de Macri, de Peña e incluso del ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Ese apoyo es parte del "viento de cola" que la podría transformar en la candidata a gobernadora del Gobierno para disputarle la provincia al peronista Juan Manzur, que buscará su reelección en los comicios locales del 9 de junio.

Tanto en el partido centenario como en la Casa Rosada confirmaron a Letra Pque el perfil de la senadora no es resistido por el núcleo más duro que rodea al Presidente, "pero el objetivo es que sea nuestra candidata a gobernadora", explicó un alto funcionario de la Jefatura de Gabinete. La legisladora es impulsada como una prenda de unidad entre radicales y macristas, sin internas, y con la postergación de otros boiniblancos en danza, como el ex ministro Alfonso De Prat Gay y el ex titular del Plan Belgrano, José Cano. Aún así, en el primer piso de Balcarce 50 explicaron que "la definición del vice" no apura al Presidente, "pero es una potestad que le pertenece y que dependerá de su voluntad". "Es decir que si hay ofrecimiento será a propuesta de Mauricio -ampliaron-, que podría elegir a un compañero de fórmula radical, pero no para que el radicalismo lo designe." 

En otras oficinas del mismo palacio apuestan a la "postulación casi confirmada" de la senadora a disputar Tucumán, con todo el aparato del Gobierno atrás. "Si le gana a Manzur, después veremos qué sucede", arriesgó un armador nacional del PRO. 

QUE LAS HAY, LAS HAY. Los impulsores de la interna nacional de Cambiemos y de la candidatura de Lousteau no son depositarios del afecto presidencial, como el vice de la Convención Nacional, Federico Storani, el ex diputado Ricardo Alfonsín y hasta el intendente de Córdoba Capital y precandidato a gobernador,Ramón Mestre.En ese pelotón también está Cornejo, que en octubre pasado fue el primero en reclamar que Cambiemos dirima sus candidaturas nacionales mediante primarias. El cuyano no descarta una hipótesis que lo inquieta tanto como a Macri: que el peronismo realice una gran PASO en agosto y que la negativa de Peña a jugar internas les juegue en contra.

 Antes del pronunciamiento de Lousteau tuvo dos posiciones. Inicialmente defendió las PASO con Macri, pero dijo que no veía ningún candidato; y hace dos semanas, de gira en Washington, dijo que discutir las candidaturas de Cambiemos en internas “es una alternativa que no descartamos. No creo que lo resolvamos antes de abril, mayo. Y si lo resolvemos, tiene que ser de común acuerdo con el presidente Macri. Tiene que ser una competencia colaborativa”. Cuando le preguntaron sobre Lousteau, contestó: “¿Por qué no? Es una persona que tiene suficiente conocimiento en el país. No imagino muchos más nombres”.

 En la Casa Rosada interpretan la “competencia colaborativa” como una coexistencia pacífica entre el PRO y la UCR dentro de la boleta nacional de Cambiemos, sin definirla mediante primarias y como una forma de sumar votantes malheridos por la crisis económica que, hace un año, Macri no esperaba resignar.

“Ahora Argentina está creciendo después de cinco años", aseguró en abril del año pasado y le aseguró a Bloomberg que, si Cambiemos no ganase las presidenciales de este año, sería "un fracaso". Casi un año después de esas palabras, el mismo autor del mensaje estaría dispuesto a evitar ese riesgo, mientras todavía se resiste a evaluar el futuro de su derrotero político si CFK resignase la postulación que en la Casa Rosada dan por confirmada.

Hasta ahora, para Peña y para el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba, el sillón del acompañante de fórmula debería quedar en manos de una mujer proveniente del PRO, como la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, su colega de Salud y Desarrollo Social, Carolina Stanley, o la vicepresidenta Gabriela Michetti, de regreso a la rotation de campaña, como "mal menor". Esos nombres son parte de un “Plan A” que se deteriora ante la crisis y que podría volar por los aires si Cristina no se presentara. 

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